viernes, 3 de abril de 2009

Sobre el futuro de nuestro FORO

¡¡ Hola todas y hola Alibert !!! ¿Cómo está transcurriendo este año para Ustedes? Espero que la respuesta sea positiva y feliz.

Les estoy enviando dos PDF, uno con los comentarios realizados a los capítulo del libro de Pinkola Estés y el otro, con los del libro de Schüssler Fiorenza. Me goce al hacer esta compilación. Tenemos reflexiones de todo tipo, valiosas y animadoras.

Por otro lado quiero comentarles lo siguiente. Nos hemos quedado por el camino la mayoría de personas. Terminamos unas "poquiticas"... Esto hace que tengamos que repensar el futuro de este FORO. De cara a la meta propuesta, nos quedaría gran parte del libro MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS.

Les comento lo que yo pienso. El proceso fue muy rico a pesar de las dificultades que tuvieron muchas personas para llevar el ritmo de lectura y participar con sus comentarios. Y percibo que esta situación no tiene reversa y que el proceso dio de sí lo que tenía que dar.

Independientemente de la decisión que tomemos, estoy hondamente agradecida por el aprendizaje que me brindo este FORO y el encuentro con cada una de Ustedes. Muy especialmente quiero hacer un reconocimiento muy especial a Teresa del Pilar Rios y Mª José Rosillo por su generosa implicación y participación. ¡Muchas gracias!!! Quedan en mí sus reflexiones y el deseo de conocerlas personalmente... ¿se dará? Mmmm si Dios/a quiere. También agradezco la valiosa participación Beatriz Herrera y Lourdes y el esfuerzo por permanecer.

Creo que les debe estar sonando esto a despedida... sea lo que sea, espero seguir leyéndolas en los otros espacios que tiene la compañía para despertarnos en estos temas y otros.

Les envío un fuerte abrazo y el deseo de que EL/ELLA derrame su amor y ternura en sus corazones. Nancy Olaya

jueves, 2 de abril de 2009

PERO AL PRINCIPIO NO FUE ASÍ (Mt 19,8)


De nuevo aquí, tratando de llegar hasta el final en esta tarea que nos propusimos; estoy muy satisfecha de haber leído la totalidad del trabajo de la autora. La tercera y última parte me ayudó a comprender como el movimiento cristiano primitivo pasó de ser una propuesta alternativa (frente al modelo patriarcal), a un sistema que calca el modelo de relaciones de la casa greco-romana y su consecuente subordinación y sumisión de los grupos más débiles.

Aunque asumimos con dolor el éxito histórico de esta corriente patriarcalizante sobre la praxis de relaciones igualitarias, democráticas y altruistas, podemos afirmar que éste triunfo no puede justificarse teológicamente y menos aún, invocar la autoridad de Jesús. Con razón y con gran esperanza podemos decir hoy “Al principio no fue así”, este SUEÑO fue perseguido y practicado por los discípulos y discípulas de Jesús, pero coexistió con la tentación de situarse “por encima” y/o “por fuera” de la igualdad general y con el interés más o menos sutil y violento de acallar, olvidar y anular el don de la “COMUNIDAD DE IGUALES”, en la que la elección de Dios no depende del origen religioso, social, sexual o racial, y que por lo tanto, concede a todos/as, hombres y mujeres, esclavos y paganos, autoridad apostólica y ministerial.

Con un material tan interesante y motivador, es difícil decidir cuál es la línea que se desea comentar. Seguiré glosando a la autora desde el enfoque que definí en el título de mi escrito: “En el principio… (Gn 1,1; Jn 1, 1)”.

“En el principio…” las mujeres con bienes construían sinagogas, liberaban esclavos propios y ajenos, y desempeñaban funciones dirigentes en la sinagoga. Es más, la dirección ministerial de la comunidad no se restringía a estas matronas ricas y libres, sino que cualquier mujer, inclusive las “esclavas” eran también “ministras”.
“En el principio…” la profecía era una característica de cada discípula y discípulo de Jesús. La conversión y el bautismo introducían en una comunidad que era morada del Espíritu Santo. Cada persona era una mensajera/o de Sofía (Hech 2, 17-18). Los dones proféticos, las visiones, milagros… eran recibidos por mujeres y hombres. La profecía cristiana incluía el éxtasis y el hablar en lenguas, como prueban Pablo, Hechos, Apocalipsis y Hermas (1 Tesa 5, 19ss; 1 Co 14; Ef 2,20; 1 Tm 14; 4,1).

“En el principio…” las/os profetas tuvieron las mismas funciones y derechos que los sacerdotes judíos. Toda la “comunidad de iguales” era profética y por lo tanto, cualquier persona en su seno y bajo la inspiración del Espíritu Santo, podía presidir la asamblea. Esa es la razón por la cual en el NT nunca se da nombre al que preside o dirige la Eucaristía. Esta práctica duró todo el siglo I y parte del II (Apocalipsis, la Didaché 11, 7.18).

“En el principio…” las mujeres se encuentraron entre los dirigentes proféticos de las comunidades paulinas. En Lucas: María, Isabel y Ana son profetisas (magníficat). Hechos 21,9 menciona a las cuatro hijas de Felipe como profetizas. Juan, el autor del Apocalipsis, tiene conocimiento de una mujer que era profetisa, doctora y dirigente de una escuela profética o iglesia doméstica en Tiatira; sus seguidores son presentados como sus discípulos con el nombre técnico de “hijos” (así se utiliza en 2 Jn). La influencia de esta mujer profetisa parece haber sido lo bastante fuerte como para contrarrestar la de Juan, que no se atribuye el título de profeta. Hubo otra llamada Ammia, cuyo nombre era todavía muy respetado a finales del siglo II. Y una sucesión significativa de sacerdotisas…

“En el principio…” Eusebio por ejemplo, reconoce a algunos profetas y profetisas: Agabus, Judas, Silas, las hijas de Felipe, Ammia de Filadelfia, Cuatrato y otros. A mediados siglo II Justino afirma que los hombres y las mujeres cristianos tienen los carismas del Espíritu de Dios. Ireneo sostiene que Pablo reconocía carácter de profeta tanto a hombres como a mujeres en el seno de la comunidad.

“En el principio…” el autor de Hechos de los Apóstoles menciona mujeres profetisas como Theonoe, Stratonike, Eubulla, Artemilla y Nynfha. En Corinto una profetisa de nombre Myrta alienta a Pablo y a la comunidad a no desfallecer cuando éste tiene que dirigirse a Roma. Maximila y Priscila (o Prisca) fueron las principales profetisas del montanismo de ortodoxia doctrinal, pero fueron finalmente expulsados de la iglesia mono episcopal (mediados del siglo II) por el hecho de admitir a mujeres en los oficios eclesiales.

Puedo continuar, pero terminaré diciendo “Y en el principio…” las relaciones igualitarias fueron un hecho dentro de la comunidad de discípulas y discípulos de Jesús. Marcos y Juan lo dejan registrado en sus escritos. Otras fuentes del NT y fuentes foráneas a él, conservaron importantes rastros de estas prácticas. Más ejemplos: En cartas de Ignacio de Antioquia (comienzos del siglo II), saluda a mujeres concediéndoles gran importancia. Así mismo la Segunda Carta de Juan se dirige a una mujer, cabeza de una iglesia doméstica…

¿Qué nos paso? El cambio se cristalizó en el siglo II. Se pasó de una “autoridad alternante y circular”, accesible a todos los bautizados, a una autoridad patriarcal restringida a los cabeza (varones) de la casa. Se pasó de “las iglesias domésticas” a la iglesia “casa de Dios” en la que los responsables locales, absorbieron no solo la autoridad de enseñar como profetas y apóstoles, sino también el poder decisorio de la comunidad.

El tiempo de los apóstoles pasó. Sólo Pablo, es llamado apóstol y en su nombre se escriben las epístolas denominadas “pastorales” (1 Timoteo; 2 Timoteo y Tito). Su objetivo fue corregir y difundir las “verdaderas enseñanzas de la tradición”, según ellos, claro. Y la iglesia comienza a estratificarse según la edad natural, el sexo, el origen religioso y racial, etc. Ahora la comunidad es entendida como la casa patriarcal, la casa de Dios (1 Tm 3, 15; 2 Tm 2, 20). Su administrador es el obispo/vigilante; un buen paterfamilias (1 tm 3, 2ss y Tt 1, 7ss)… Los miembros subordinados de la casa deben someterse a la cabeza, así como las esposas (Tt 2,5), los niños (1 Tm 3,4) y los esclavos (Tt 2,9)… la mujer/esposa debe escuchar en total silencio y sumisión (1 Tm 2, 10-15)… etc. El valor supremo es la obediencia y la sumisión a los que tienen autoridad (Tt 2,10)…

Los cristianos deben observar el orden patriarcal de la casa y rogar por los reyes y por todos los constituidos en autoridad (1 Tm 2,1ss). Al negar la posibilidad de la enseñanza y la autoridad sobre los hombres, se les niega a las mujeres ser elegidas como obispo/vigilante. Su enseñanza se limita a la instrucción de otras mujeres (1 Tm 2,11; Tt 2,35). Es inevitable que conecte con la experiencia de una profetisa: “Acertó a venirme a ver un fraile francisco, llamado fray Alonso Maldonado, harto siervo de Dios y con los mismos deseos del bien de las almas que yo, y podíalos poner por obra, que le tuve gran envidia…” (Fundaciones 1, 7). “¿No basta señor, que nos tienen en el mundo acorraladas… que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público, ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto, sino que no nos habíais de oír petición tan justa?” (Camino Escorial 3,7). Pareciera que el tiempo se hubiera detenido.

Nancy Olaya
.

miércoles, 25 de marzo de 2009

En Memoria de Ella

Al leer la tercera parte del libro de Schusler Fiorenza  en donde analiza cómo en las primeras comunidades tuvo que adaptarse la transmisión del mensaje evangélico a una cultura como la grecorromana, considero que se da un punto crucial en su exposición. Es innegable que hoy en día en cada cultura aparecen tensiones similares a las que se vivieron en ese entonces, es decir, cada vez que el mensaje evangélico es transmitido a una determinada cultura esta puede mediatizarlo en sus categorías, y no sólo esto sino que incluso pueden ser adoptadas estructuras y formas culturales contenidas en libro sagrado que no son necesariamente parte del mensaje evangélico como si fueran parte de éste.

Uno de los aspectos más interesantes es el del liderazgo y papel de la mujer en las primeras comunidades y la manera como fue invisibilizado y matizado en aras de la protección, establecimiento y conservación del sistema patriarcal. Por esta razón creo que este es un punto central, no sólo por el valor de la revisión histórica sino porque permite tomar conciencia y ver que hoy en día sigue dándose el mismo proceso con métodos similares de silenciamiento, y marginación intelectual, social.

En los textos que Schussler analiza es posible observar que en ese proceso de culturización se llegaron a concebir como legítimas  ideas y estructuras opresivas de las sociedades y las culturas. Por otra parte es verdad que el mensaje evangélico aún así ha logrado transmitir valores teológicos referentes a la dignidad humana, la comunidad, la solidaridad. Estos dos aspectos ambivalentes  son los que  considero que deberían motivarnos para construir maneras de interpretación crítica que nos ayuden a predicar la justicia de la hermandad y el liderazgo de las discípulas y no la injusticia de la opresión que se genera desde las relaciones basadas en dinámicas de tipo patriarcal entre otras razones por el protagonismo que se da al papel de los discípulos varones.

 En nuestras sociedades la sumisión, la dependencia económica, la abnegación y el servicio  son valores que se adjudican casi exclusivamente a las mujeres pero que son en realidad fuerzas de control y sustento del patriarcado social y eclesial. Cada vez que no reconocemos en  las primitivas comunidades a través de los textos bíblicos que leemos y predicamos el liderazgo de la mujer estamos apoyando el sistema patriarcal que las invisibilizó y que continúa haciéndolo hoy.  Hablar del servicio y ministerio de las mujeres en las primeras comunidades como parte de la Revelación es sinónimo de predicar la praxis de Jesús, o mejor las dos se conectan de una manera estrecha. La autora llega hablar que en nuestros imaginarios hay una verdadera “idolatría por lo masculino”, sería entonces una alternativa de partida construir nuevos relatos que impliquen la adopción de sistemas de lenguaje común que no favorezcan el que se coloque la opinión masculina como la que valida la verdad, lo ortodoxo, lo correcto.

 Otro aspecto podría darse al realizar una reflexión que nos permita dejar de concebir la Iglesia (ekklesia) como una institución (estática, monolítica, fija, etc.) sino una “comunidad que aprende” viva, dinámica, que decide, que reflexiona y que hace partícipes a sus miembros (ellas y ellos) de la capacidad de decidir lo que sería o no mejor para cada una y cada uno en comunión. Trabajar nuestra pastoral con las mujeres desde la construcción de un “Discipulado”, no sólo desde actitudes como “mujer que escucha callada” “la que está en silencio y contempla” “la que dice sí”, que si bien seguramente son rasgos del discípulo-discípula, también lo son la capacidad de asociarse, de vivir la hermandad de género, la sororidad con sus rasgos peculiares; en fin, un sistema de relaciones que es incluyente y que permite la participación y el ejercicio de todas, de todos.  

El paradigma está; hubo mujeres en las primitivas comunidades que vivieron este proceso, son nuestras antepasadas y en nuestras culturas también habitan. Sus maneras, sus dinámicas están aún por descubrirse y predicarse, pero eso sólo se puede hacer viviéndolo al mismo tiempo, en la experiencia personal y comunitaria de los grupos en los que desarrollamos nuestra vida y nuestra misión, cualquiera que sea.

 

 

domingo, 1 de marzo de 2009

El compañero: "La unión con el otro"

Capitulo 4º. El compañero: la unión con el otro.

Me ha resultado muy familiar este cuarto capítulo de C. Pinkola, sobre la extremada intuición de nuestro “hermanos los perros”, como diría el santo negro, Martín de Porres (Fray Escoba.), y puedo comprobarlo muy de cerca al llevar conviviendo con estos seres, desde hace diez años. Son mera constancia en la búsqueda de sus intereses (hueso, golosina o topillo), pueden distraerse cuando les llamamos a jugar, pero en seguida, vuelven a su interés inicial, hasta conseguirlo.
Desde nuestra moderna intelectualidad alejada de lo intuitivo y primitivo, se nos olvida fijarnos más en esa naturaleza cercana que tenemos a nuestro alrededor. Esa maestra permanente de sabiduría de la que tanto hemos de aprender.
Hombres y Mujeres deberíamos esforzarnos en este trabajo de introspección y búsqueda de nuestra intuición dormida; no sólo necesaria para nuestra mera supervivencia, sino imprescindible para el pleno desarrollo de nuestra identidad, que de lo contrario queda incompleta.
Sigo con el ejemplo cotidiano que me viene muy bien para este capítulo. Una de mis perritas, la mayor de todas, de once años, y de nombre Luna (por eso de la importancia que damos al nombre de las personas, animales y cosas), esta comenzando a perder la visión. Siempre ha sido una perrita juguetona y divertida. Podemos administrarle medicación que palie los síntomas, sin embargo, el deterioro, será irreversible como sucede con los seres humanos. En cualquier caso, y a diferencia de lo que le sucedería a una persona, lejos de acoplarse en un rincón o en su casita, no deja de agudizar el resto de sus sentidos, en este caso, su extremado oído, para seguirnos y venir a nuestro encuentro, o buscar su recipiente de agua, dejándose guiar por nuestros pasos o nuestra voz. Y si el primer día que se despertó sin visión, se daba tropezones con paredes y escalones, ahora, tres días después, se maneja casi a la perfección por todo el entorno. Un lugar que conoce desde hace muchos años, que su casa, y con movimiento lentos pero seguros, como el anciano que aprende de su experiencia y sabiduría adquiridas, y su tesón, está haciendo su vida, (o lo que quede de ella), con toda la normalidad que es capaz. A nosotros, los humanos, esta adaptación nos costaría meses (si es que alguna vez, nos planteamos adaptarnos…) .A mi, personalmente, esta perrita, me está dando una lección de vida.
Volviendo al capítulo que nos ocupa, muchas mujeres, demandan a su lado, este tipo de compañeros de vida, constantes, con tesón y valentía para ser capaces de conocerlas en todas sus dimensiones, (su parte salvaje también) y me pregunto, si este tipo de libros, forman parte de las lecturas habituales de alguna tertulia de varones que lean y reflexionen en torno a estos temas. No vaya a ser que sólo las mujeres lo leamos, y esto es un aprendizaje a medias. Lo lanzo, como propuesta formativa para hombres, para que quién quiera tomar el relevo.
Me quedo con dos reflexiones fundamentales de este capítulo:
La primera de ellas: Las mujeres deberíamos plantearnos sin miedo, enseñar nuestra doble naturaleza. Esa que mostramos, y esa que guardamos para tiempos flacos, pero que es igual de valiosa que la anterior. Si de verdad queremos ser comprendidas y amadas, no podemos quedarnos con nada guardado en la manga. Mostrar a aquellos que deseamos convertir en nuestros compañeros, nuestro verdadero nombre, aquel que contiene nuestra verdadera identidad, y susurrárselo al oído, para que puedan nombrarnos.
La segunda de ellas: El hombre debería acercarse a nosotros, desde la humilde necesidad de aprender y conocer nuestra verdadera identidad y nuestro nombre, sin aspirar a conocer para dominar, sino para amar en totalidad.

María José.
.

miércoles, 4 de febrero de 2009

La recuperación de la intuición como iniciación

La recuperación de la intuición como iniciación

A medida que avanzo en la lectura y reflexión de los cuentos de “Mujeres que corren con los lobos” me quedo asombrada de la cantidad de símbolos que cada narración encierra y de la profundidad sus significados. En este cuento Pinkola habla de la recuperación de la intuición. La intuición es una riqueza innata en la mujer, pero parece que en un momento dado la pierde por eso todo el cuento nos habla de un proceso de recuperación. Entonces surgió en mi pregunta: qué es lo que aliena a la mujer de este don innato y hace necesario un proceso para recuperarla?

La autora misma sugirió algunas respuestas de situaciones que nos pueden “desconectarnos” de este don innato que es la intuición causando la detención del proceso de iniciación en una mujer:

- “Cuando hay demasiadas penalidades psicológicas a los comienzos de la propia vida”
- “Cuando no ha habido una madre suficientemente buena en los primeros años”
- “Los rigores de la vida que nos apartan y separan de la vida profundamente intuitiva”
- “Mantener valores y actitudes de la psique que ya no son útiles” pag. 116
- “Permanecer demasiado tiempo con la madre protectora de nuestra psique”.

Y a estas razones yo agregaría otras…
- Cuando se vive muy polarizadas en alguna dimensión de la persona, descuidando el desarrollo de las demás. Por ejemplo una persona centrada en su racionalidad, en detrimento otras dimensiones por ejemplo de su dimensión corporal, relacional, espiritual etc.
- Falta de conocimiento propio que nos lleva a no descubrir todo nuestro potencial interno
- El vivir demasiado enfocadas en la exterioridad nos dificulta entrar en contacto con nuestros poderes interiores.

La recuperación de la intuición me habla de desarrollar nuestra capacidad de entrar en contacto con la intuición como una de las condiciones esenciales que nos llevará a descubrir nuestro poder femenino. La buena noticia que nos da Pinkola es que esta recuperación se puede dar “cualquiera que sea la edad de la mujer” (pág. 116). Esta recuperación es un proceso que se vive a través de diversas tareas. Destacaré lo que me pareció más importante de cada una:

1. Dejar morir “la madre demasiado buena”.
La madre demasiado buena simboliza todo lo que puede recortar nuestra autonomía y conciencia dejándonos como niñas inmaduras y dependientes. Esto implica ser capaces de asumir los riesgos de crecer y de dejar atrás la vida demasiado cómoda y segura. Igualmente es dejar morir lo que ya no sirve, en algunos casos supone desaprender “valores y actitudes que ya no nos son útiles” (pág. 116).

2. Dejar al descubierto la tosca sombra
“Experimentar directamente la oscuridad de la propia sombra: aspectos de la personalidad que se consideran indeseables o inútiles” (pág. 120) es requisito para ser capaz de dejarla al descubierto y que la vean los demás. Una vez que seamos capaces de aceptar y asumir nuestro lado oscuro e indeseable, seremos capaces mostrarlo a otras personas sin importarnos su posible rechazo. Esta tarea nos exige ser capaces de desoportar la tensión de ser nosotras mismas sin importarnos demasiado la aceptación o el rechazo ajeno.

3. Navegar a oscuras
“Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos” (pág. 124) Pinkola nos indica un itinerario que está al alcance de todas para entrar en contacto con nuestro “misterioso inconsciente: los sueños. Nos invita no sólo a confiar en la intuición como la auténtica voz del alma (pág. 126) sino también a alimentarla prestándole atención (pág 127)

4. El enfrentamiento con la bruja salvaje
La bruja salvaje es una imagen del poder. Ambas palabras: bruja- poder pueden tener un sentido peyorativo, indeseado, sin embargo hay que reconocer que el poder forma parte de las relaciones humanas. “Aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro”. Ser capaces de permanecer en presencia del poder, sin servilismo pero con respeto, acrecentará nuestro propio poder.

5. El servicio a lo irracional
La realización de tareas básicas cotidianas como: limpiar, clasificar, dar de comer nos sirve de imagen o arquetipo para las tareas que necesitamos realizar en nuestra psique como son el purificar, ordenar, clasificar o discernir, tareas que se llevan a cabo a través “del trabajo del psicoanálisis, la contemplación, la meditación, la aceptación de la soledad y otras experiencias de descenso y transformación” (pág 136). Después de dar estos ejemplos, Pinkola agrega que “cada mujer tiene sus preferencias, su manera de hacer”. Con esto nos deja la puerta abierta para preguntarnos cuáles son las tareas que necesito realizar en mi propia psique y vida espiritual para que crezca el poder de la mujer salvaje que hay en mí?

6. La separación entre esto y aquello
“Aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible” (pág. 139) no es otra cosa que practicar el arte de discernir! En esta práctica el inconsciente tiene un papel importante, su sabiduría manifestada a través de los sueños, nos es de gran ayuda para clarificar preguntas o esclarecer dilemas. La capacidad de separar nos pone en contacto con la existencia de ciclos de vida- muerte-vida. La imagen de un jardín con todas las acciones que requiere su cuidado nos ilustra dichos ciclos de vida-muerte-vida.

7. La indagación de los misterios
Preguntar y tratar de aprender algo más acerca de la naturaleza de la Vida/muerte/vida y de sus funciones. Intentar comprender el misterio, la esencia de las cosas, los ritmos femeninos. La intuición nos guiará hacia esa “ que vendrá por sí sola” (pág. 146). Pero también es sabio entender que la indagación de misterios tiene un límite, entonces “debemos aceptar que ciertas cosas no están a nuestro alcance. “Hay ciertas cosas que no se pueden saber.”

8. Ponerse a gatas
Esta postura me evoca una fiera salvaje que está en estado de búsqueda, alerta, y lista para saltar, huir o para atacar. Es una imagen que habla de la sagacidad de la mirada de una mujer que se deja orientar por su intuición “en todas las etapas del camino” entonces está lista para “afrontar las adversidades del mundo exterior con fortaleza y sin temor” (pág 150).

9. La modificación de la sombra
La agudeza visual de la mirada como la llama Pinkola nos capacita para “identificar las sombras negativas de la propia psique y/o los aspectos negativos de las personas y los acontecimientos del mundo exterior y para reaccionar ante ellos” (pág. 151) La calavera que carga Vasalisa representa la llama de la sabiduría que posee unos sentidos despiertos. Esta sabiduría es la que nos guiará a la hora de elegir con prudencia: amigos y amantes también nos ayudará a distinguir “las cosas que nos atraen de las que realmente necesita nuestra alma” (pág 156)

Y después de describir estas tareas que son fundamentales para la recuperación de nuestra intuición, Pinkola termina presentándonos una consecuencia que nos puede servir también de a nosotras mismas de “medidor” que nos puede permitir saber cómo estamos en este proceso de recuperación: “Una de las consecuencias del uso de la intuición y de la naturaleza instintiva consiste en la aparición de una infalible espontaneidad. Espontaneidad que no es sinónimo de imprudencia. (pág 160). Me fascinó este rasgo, me habló de libertad interior o de “tener el mundo bajo sus pies” como diría Sta Teresa. Este es un rasgo propio de una mujer despierta y experimentada a quien “nada le sorprende porque lo ha visto todo”! (pág 160)

sábado, 24 de enero de 2009

Mujer en relación con su PODER FEMENINO


"Utilizamos todos nuestros sentidos para extraer la verdad de las cosas, para exprimir el alimento de nuestras ideas, para ver lo que es necesario ver, saber lo que es necesario saber, ser guardianas de nuestros propios fuegos creadores y adquirir un íntimo conocimiento de los ciclos de la Vida/Muerte/vida" (Pinkola Estés)

¿Cómo llegar a ser esa MUJER NUEVA? El cuento de "Vasalisa la Sabia" perfila el itinerario de una mujer iniciada, despierta y conectada con su alma-centro. En otras palabras, una mujer en relación con sus propios poderes. Desde esta clave, deseo comentar parcialmente algunos aspectos sin pretender agotarlos, cosa que me parece imposible dada la profundidad y extensión con que la autora los presenta. Pero entre todas podemos comentar diferentes aspectos y ayudarnos a enriquecer la lectura.

Según la autora, el camino de iniciación femenina comienza con la decisión de cuidar de nosotras mismas, de abandonar aquellos principios que resultan anacrónicos y de fijarnos objetivos por los cuales estemos dispuestas a correr riesgos. Es algo así como un proceso de autorreparentalización en el cual cambiamos de madre o nos convertimos en una para nosotras mismas: "Para que podamos proseguir nuestro desarrollo, debemos cambiar la solícita madre interior por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente".

En este proceso debemos "experimentar directamente la oscuridad de la propia naturaleza... y permitir que crezca la tensión entre aquella que estamos aprendiendo a ser y la que somos realmente". En este sentido ¿quién no ha experimentado la tentación de ocultar, disimular o alejar de si, los aspectos de nuestro yo menos atractivos o rechazados por los grupos sociales a los que pertenecemos? La disyuntiva es clara, ser nosotras mismas en medio de la desaprobación y exclusión del grupo o buscar hacernos querer y acceder a las exigencias de las demás, haciéndonos incapaces de sentir y vivir nuestra propia condición. La autora afirma que es precisamente esta tensión síquica la que posibilita la conexión con nuestra alma-centro.

Me fascinó volver a confirmar que nuestro yo intuitivo es un DON MATRILINEAL. Es la madre de Vasalisa quien entrega a su hija la sabiduría intuitiva, heredada de mujer en mujer a lo largo de la historia, de tal manera que cuando nos relacionamos con nuestra intuición, lo hacemos con lo femenino, la madre y las demás mujeres: “Tenemos acceso inmediato a una profunda sabiduría que llega hasta los mismísimos huesos de las mujeres”. Por otro lado, constaté una vez más que somos sororas por esencia, amigas por naturaleza… ¿qué pasó en la historia de la humanidad y en nuestra propia historia, que nos hicieron enemigas y desconfiadas unas de otras? Hay un libro que me gustaría que leyeran si pueden y ojalá busquen poder hacerlo: “ADIOS BELLA DURMIENTE, Critica de los mitos femeninos” de Madonna Kolbenschlag, que profundiza magistralmente en este aspecto entre otros.

Vencer el miedo a este impresionante y amplio poder femenino, simbolizado en el rostro de la “bruja” es otra de las habilidades de la mujer naciente, NUEVA Y NOMADA. Esta dinámica implica entre otras cosas, aprender a lavar, eliminar desechos, barrer, ordenar, remendar, renovar, encender el fuego, guisar, alimentar, vigilar, cuidar, sanar… su propia sique instintiva. En otras palabras, implica alimentar la relación con esta faceta de la propia fuerza femenina, comprenderla y familiarizarse con su temible poder tanto en una misma como en las/os demás. En este momento una mujer “tras haber recibido el legado de las madres, avanza por la vida asentando con firmeza los pies en el suelo… (pues) ha fundido su poder y ahora ve el mundo y su propia vida a través de esta nueva luz”.

Finalmente, como se comporta una mujer así:

•Lleva la llama de la sabiduría y posee unos sentidos despiertos.
•Vigila y comprende las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores (propios y ajenos).
•Ve un buen corazón más allá de una mala acción, un dulce espíritu hundido por el odio o la traición y cobardía de quien se da por valiente, la envidia oculta en una cordial sonrisa…
•Discierne entre las distintas opciones: las dos contrarias, la intermedia y el análisis de posibilidad.
•Se relaciona con personas que se convierten en MADRES SALVAJES porque alimentan, guían, se alegran por las cualidades, cuidan el arte, hacen aflorar lo mejor que se lleva dentro y se entusiasman cuando hay ante el vinculo con la muñeca.

Nancy Olaya
.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Nuevas aportaciones de Pinkola y Teresa

Después de algun tiempo de silencio y pedir disculpas por tanta tardanza, quería compartir con vosotras, el capítulo 3 de Pinkola, pero antes, deseaba dejarme resonar por algunas notas de Giselle sobre los escritos teresianos. Me ha gustado mucho sus afirmaciones sobre "nuestra necesidad de interpretar la biblia y los escritos teresianos, desde una clave feminista, y elaborar como reto,una espiritualidad bíblica y teresiana propias, de mujeres, que impulse nuestra autoestima, supervivencia y transformación". Y me van a servir de método a partir del cual, re-leer estos documentos. El el foro, sigo como sabeis con el intento de fomentar la tertulia bíblica on-line, y ya hemos hablado de Agar, la segunda mujer que deseo destacar dentro del Génesis, cómo simbolo de esclava, utilizada para el servicio del hombre y que luego es despreciada y expulsada al desierto, desde el cual, El Señor, rescata y la convierte en madre de un gran pastor de pueblos. Este es un simil que no nos resulta nada nuevo ¿verdad?. el proximo día, retomaremos a Tamar, tambien en el libro del Genesis.(manual de trabajo elaborado porMerceds Navarro y Carmos y en Bernabé "Distintas y distinguidas).
Por otra parte, mientras leía este capitulo El rastreo de los hechos y la recuperación de la intuición como iniciación, he encontrado algun simil con la vida de Teresa. He tenido la suerte e recibir en navidad la versión de Teresa de Jesús, que fue una serie de TV española de hace unos años, pero en versión DVD y volver a revivir, el mensaje teresiano contenido en los libros de la Vida, fundaciones y Camino de Perfección. En los tres primeros, he podido encontrar un itinerario muy semejante de acceso al conocimiento, al que se nos cuenta en el relato de Valissa.
En una primera fase, hay que dejar morir a la madre protectora, y aprender a caminar desde nuestros propios pasos. Aunque nos caigamos, nos duela, o creamos nos ser capaces. En esta sociedad nuestra, se nos pone muy dificil, soltar amarras. Nos refuerzan la dependencia afectiva, material, hacia personas, lugares y cosas. Y si se produce algún cambio en alguno de estos factores, sentimos morirnos de miedo.Nos tambaleamos y parecemos haber perdido nuestro propio poder de autocuración y de búsqueda de soluciones.
En la segunda tarea, se nos propone arrojarnos a la oscuridad de nuestros pasos. En ella nos encontraremos con nuestros enemigos, que son todos aquellos factores que nos hacen dudar de nosotros mismos. Aprender a reconocerlos en nuestro camino de iniciación y no tenerles miedo, será el siguiente eslabon de nuestra cadena.
La tercera tarea implica confiar en nuestra propia luz; nuestra intuición, nada desarrollada y a la que ni siquiera reconocemos en nuestra vida diaria. Nuestra voz interior, nuestra conciencia interior, si somos capaces de escucharla y entenderla, constituyen la motivación más fuerte y segura de nuestra vida.
La cuarta tarea supone enfrentarnos con el poder. En este paso se tiene que ser capaz de estar frente a la fuente de poder y no temblar en el intento. Es aprender a enfrentarse al poder de los demás y posteriormente con el nuestro. Supone que no tenemos que ser solamente "amables" por temos a ser privadas de nuestros derechos. Es necesario aprender a reconocer donde esta nuestro poder. La autora hace una simbología con las tareas domésticas, que al principio me confundió y hasta me molestó, por entender que justificaba una labor atribuida a las mujeres sin previo permiso. Como era considerar a las tareas domésticas como un camino de iniciación y d desarrollo de nuestra interioridad. Pero puesto que ellas, forman irremediablemente parte de nuestra vida diaria, es mejor tomarlas de esta manera. Nunca me las había tomado asi, y creo que puede ser interesnate, re-interpretarlas. No estoy cerrada a ninguna enseñanza, siempre que me ayuden a crecer como mujer. Así, las tareas de barrer, lavar, coser...podían ser consideradas como estrategias de "purificación de los propios pensamientos, recolocar los propios valores, eliminar las trivialidades de nuestra psique, barrer el propio yo, limpiar con regularidad los propios estados emocionales..."
La sexta tarea supone clarificar, y ser capaz de discernir entre lo esencial y lo que no lo es, y la convencienci en ocasiones, de dejar descansar un problema para encontrar la respuesta más cerca de nosotras mismas, de lo que esperabamos.
La septima tarea es la realización de las preguntas clave: ¿qué soy yo? ¿cuál es mi trabajo aqui? Es necesario aceptar nuestros propios ciclos y ritmos, para que nuestro crecimiento pueda continuar con éxito.
Desde la octava tarea se nos permite utilizar la sabiduria adquirida para volver a casa. Nos hace ser cautas, no temerarias, pero tampoco temerosas. La calavera de luz, que es en si misma un objeto temido, nos va a mostrar todo lo bueno y lo malo de nosotras mismas y de los demas. pero no por eso, nos va convertir en cobardes.
Desde la novena fase, quizás nos sentimos "poco dignas" de tener tanto poder, tanta luz. Y tenemos la tentación de arrojar lejos esa luz. ¿para qué saber tantas cosas? Es un pregunta que en más de alguna ocasión quizas nos hayamos hecho.
Pues como dije al principio, y tras recordar la serie de televisión, he ido vislumbranso algunas etapas en la espiritualidad de teresa que quería añadir en este foro. Por ejemplo esa fase inicial de búsqueda infructuosa, al principio, del verdadero camino del conocimiento de Dios y de su voluntad, que la confunden y la debilitan, y le hace confiar erróneamente en la voz de otros.
siguiente fase de encuentro de respuesta dentro de sí misma. Descubre su mujer salvaje, todo lo que puede ser capaz de hacer. Gobernarse por su voz interior. y así descubre su fuerza interior, capaz de enfrentarse con el poder de otros. Puede, desde la seguridad en su propio criterio, defender sus postulados, ante sí misma, y ante los demás. Y desde esa experiencia de Dios que la dirige, volver sobre sus pasos, y ver con otros ojos, su realidad y transformarla.
Ha sido un honor para mi en esta ocasion, contar con tan grandes coincidencias y poderlas compartir con vosotras. Un fuerte abrazo desde Sevilla. MJ Rosillo.

martes, 23 de diciembre de 2008

COMENTARIOS A LOS DOCUMENTOS TERESIANOS

SEMANA DEL 15 al 21 de diciembre (Teresa del Pilar)


COMENTARIOS A LOS DOCUMENTOS TERESIANOS

1. CONSTITUCIONES STJ

Ø Me siento cómoda, a gusto, desafiada… por cuanto que:

· El énfasis está puesto en lo que somos: mujeres consagradas.
· Nuestro ser de mujeres precede a nuestra hacer.
· La visión de género es nuestra perspectiva y compromiso.

Ø Comparto lo que dice Giselle sobre el comentario al Art. 36 del Directorio. Lo femenino, ciertamente, puede ser algo ambiguo, pero lo positivo es que queda abierto. Tenemos que conversar mucho sobre este punto, de tal modo que no se preste a confusiones.


2. XV CAPÍTULO GENERAL

Ø Destaco la importancia que se otorga a la reflexión sobre la mujer desde las diversas disciplinas y el carisma, pues esto revela nuestra apertura de horizonte, en correlación con una consciencia de la complejidad de la realidad. Epistemológicamente hablando, lo anterior es básico.

Ø Subrayo la idea de implicarnos en el proceso liberador de las mujeres. Metodológicamente hablando es fundamental que la acción-reflexión-acción vaya siempre de forma inseparable.

3. PROPUESTA EDUCATIVA TERESIANA

Ø Creo que sitúa de una manera clara, a través de un análisis concreto, el estado de la cuestión sobre el género femenino. La mujer necesita de nuevas relaciones de equidad en todos los ámbitos institucionales. El secular patriarcalismo nos ha hecho creer que esta situación de injusticia, marginación e inferioridad de la mujer respecto al varón es algo “natural”, “necesario” y “sagrado”.

Ø Es un gran desafío pendiente que nuestras instituciones educativas (nuestras mentalidades) despierten a este eje transversal de la educación: la perspectiva de género. Hay todavía, poca o ninguna consciencia sobre la misma.

4. PROYECTO FORMATIVO

Ø Tarea número uno para todas las hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús: formarnos en la perspectiva de género. Este el primer paso para exigir justicia y equidad en nuestras relaciones personales e institucionales.
Ø A mi juicio, el desafío más grande es: hacer consciencia, hacer consciencia y hacer consciencia. El resto vendrá por añadidura, pues es imposible, habiendo tomado consciencia, seguir donde se ha estado siempre y como se ha estado siempre.

5. APORTE DEL CIT EDUCAMOS EDUCÁNDONOS (destaco algunos puntos).

· Reconocer que el proceso de cambio es lento pues por cultura lo traemos adquirido. El cambio tiene que empezar desde dentro de cada persona.
· Revisar nuestras estructuras y la Propuesta Educativa desde la perspectiva de género.
· Sistematizar, difundir y trabajar el proyecto de “Mujeres que tejen la vida” en nuestras obras, comunidades y presencias.
· Hacer explícito y evidente nuestra POSTURA. Reflejar nuestra opción por la equidad intencionadamente. Construir reflexión desde lo que vivimos, vemos, sentimos…
· Este punto me parece apasionante y, a la vez, muy osado. Promete muchos “problemas”.

sábado, 29 de noviembre de 2008

CAPÍTULO 3. EL RASTREO DE LOS HECHOS: LA RECUPERACIÓN DE LA INTUICIÓN COMO INICIACIÓN

La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia (Teresa del Pilar)
Como veremos en el cuento, un carácter necesario que toda mujer ha de poseer es la pasión. Pasión en las palabras, en las ideas... Ustedes me dirán si me estoy extralimitando en ellas...

“Vasalisa la sabia” es un cuento ruso que narra las pruebas que la niña Vasalisa tiene que llevar acabo, en el encuentro con la bruja, “Baba Yagá”, para alcanzar un nivel de desarrollo superior desde lo femenino. He aquí un extracto de las ideas básicas.

Antes de morir, la madre de Vasalisa, junto con su bendición, le regala a la niña una muñeca, a fin de que recurra a ella si alguna vez se extravía o necesita ayuda. Las indicaciones eran que debía guardarla, no hablarle a nadie de ella y darle de comer. Con el tiempo, el padre se casó con una viuda que tenía dos hijas, las que - a espaldas del padre - atormentaban a la niña que, servicial, jamás se quejaba. La odiaban porque poseía una dulzura exquisita y además era muy bella. Con engaños, estas mujeres la mandan al bosque, a casa de la bruja Baba Yagá, para conseguir el fuego que ellas habían extinguido en el hogar. Durante el trayecto, la muñeca es su compañía y la guía hasta encontrar la casa y a la bruja. Esta le exige que, antes de darle el fuego, trabaje para ella. De no hacerlo, morirá comida por “Baba Yagá”. El primer día Vasalisa debe alimentar a la bruja, lavar su ropa, barrer el patio, limpiar la casa, separar el maíz añublado del bueno y cuidar que todo esté en orden. El segundo día debe separar las semillas de adormidera del montón de tierra con el que se hallan mezcladas. Logra terminar ambas tareas, con ayuda de la muñeca. Después de hacer a la bruja algunas preguntas, y callarse otras por sugerencia de la muñeca, Vasalisa puede volver a su casa. “Baba Yagá” le entrega el fuego dentro de una calavera ensartada en un palo, y la niña - resistiendo el temor y el deseo de arrojar aquello lejos de sí - vuelve a su casa. Vasalisa entra triunfal, mientras la calavera abrasa en su fuego a la madrastra y a sus hijas.

Ahora bien, la temática general de dicho cuento “gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición transmitida de madre a hija y de una generación a la siguiente. El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.” (Pág. 70)

En este sentido, la autora nos ofrece unas claves hermenéuticas que nos ayudarán a situar adecuadamente lo que nos quiere expresar. Atendamos a sus propias palabras. “Para comprender el sentido de este cuento, tenemos que saber que todos sus componentes representan características de la psique de una sola mujer. Por consiguiente, todos los aspectos del relato corresponden a una psique individual y describen el proceso de iniciación al que se está sometiendo. La iniciación se lleva a cabo cumpliendo unas tareas determinadas. En este cuento, la psique tiene que llevar a cabo nueve tareas. Dichas tareas se centran en el aprendizaje de algo relacionado con la manera de actuar de la Vieja Madre Salvaje.” (Pág. 70)

“Por medio del cumplimiento de estas tareas, la intuición de una mujer - este sabio ser que acompaña a las mujeres dondequiera que vayan, examinando todas las cosas de su vida y comentando la verdad de todas ellas con infalible precisión - se vuelve a encajar en la psique de la mujer. El objetivo es una afectuosa y confiada relación con este ser al que hemos dado en llamar ‘la que sabe’, la esencia del arquetipo de la Mujer Salvaje.” (Pág. 70)

De ahí que, a continuación iré comentando brevemente, y tratando de vincular a ciertas situaciones vitales, las nueve tareas que deberían ser llevadas adelante por la mujer en su camino de individuación como tareas de la iniciación.

1. Dejar morir a la madre ‘demasiado buena’, y alejarse del hogar parental, para poder así entrar en un proceso de fortalecimiento que le permitirá hacerse cargo de su vida, responsabilizarse de sus decisiones y “cargar” con las consecuencias. Lograr un encuentro profundo consigo misma, con su intuición y con lo que ésta le va indicando a cada paso. “En el cuento el proceso de iniciación empieza cuando la buena y querida madre se muere.” (Pág. 70) Dejar morir a la buena madre significa dejar aflorar las facultades intuitivas, entrenase en su uso adecuado y oportuno, escuchar sus llamadas y correr los riesgos que hagan falta de cara a la consolidación de una mujer fuerte y autodeterminada.

“La iniciación de Vasalisa empieza cuando ésta aprende a dejar morir lo que tiene que morir. Eso significa dejar morir los valores y las actitudes de la psique que ya no le son útiles. Hay que examinar con especial detenimiento aquellos férreos principios que hacen la vida demasiado cómoda, que protegen en exceso, que hacen que las mujeres caminen como si se escabulleran de algo en lugar de pisar con paso firme.” (Pág. 71)

“Por consiguiente, es justo que, para que podamos proseguir nuestro desarrollo, cambiemos la solícita madre interior que nos era beneficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente.” (Pág. 72)

Sin embargo, “la detención del proceso de iniciación de una mujer puede producirse por distintas razones, por ejemplo, cuando ha habido demasiadas penalidades psicológicas en los comienzos de la propia vida, sobre todo si no ha habido una madre ‘suficientemente buena’ en los primeros años.” (Pág. 71). Y aunque esto pueda ser así, nuestra autora sostiene que cuando ha habido un trabajo sostenido y metódico por sanar la historia de vida, es posible recuperar el pozo de la intuición femenina instintiva.


2. Dejar al descubierto la sombra: en el cuento, la madrastra y sus hijas representan los aspectos subdesarrollados pero provocadoramente crueles de la psique; son aspectos excluyentes, envidiosos y explotadores del yo, frente a los que ser demasiado sumisa no sirve para crecer, como tampoco sirve el negarlos. Se trata de los elementos de la sombra, es decir, de unos aspectos de la personalidad que se consideran negativos, indeseables o inútiles - con respecto a los valores codificados de la conciencia - y que por esta razón se relegan a las tinieblas, pero con el riesgo de paralizar el desarrollo de su personalidad. (Cf. Págs. 74-75) Sin embargo, dicha sombra también puede ser utilizada en beneficio propio.

“Aunque una mujer piense que el hecho de ser ella misma le granjeará la hostilidad de los demás, esta tensión psíquica es precisamente lo que necesita para poder desarrollar el alma y hacer un cambio” (Pág. 75) Aprender a decir NO con acertividad, a una cultura (Iglesia) estereotipadamente androcéntrica, es signo de sabiduría, pues pone al descubierto la sombra colectiva patriarcalista. Dicha sombra debe ser reconocida y desenmascarada, de lo contrario, las mujeres seguiremos siendo simples reproductoras de unas expectativas patriarcales que anulan nuestra identidad más profunda, nuestros sentimientos, nuestro ser, nuestro pensar, nuestros sueños… Y mientras continuemos siendo la criada de todo el mundo, tratado de complacer las fantasías de los demás, en desmedro de nuestras llamadas intrínsecas, no podremos desarrollarnos como mujeres plenas. En definitiva, el fuego de nuestra personalidad poco a poco se irá apagando” (Cf. Pág. 76).

3. Navegar a oscuras: en esta parte del cuento, el legado de la madre muerta - la muñeca - guía a Vasalisa a través de la oscuridad hasta la casa de Baba Yagá. Entrar en el bosque, en lo profundo del inconsciente para iniciarse, experimentando el numen de la propia capacidad intuitiva, por la que aprenderá a confiar en sí misma. “Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos.” (Cf. Pág. 76) Esta tarea requiere alimentar frecuentemente dicha capacidad intuitiva, escuchándola, prestándole atención, siguiendo efectivamente sus consejos. “La intuición percibe el camino que hay que seguir para poder sacar el mayor provecho posible de una situación. Tiene instinto de conservación, capta los motivos y la intención subyacente y opta por aquello que causará la menor fragmentación posible en la psique.” (Pág. 78)

4. Enfrentarse a la bruja salvaje: Vasalisa se enfrenta cara a cara con la Bruja Salvaje, con la fuerza vital, creadora y atemorizante, pero, a la vez, gozosa y rebosante divinidad materna, que se halla en la psique arquetípica. “Vasalisa se enfrenta a Baba Yagá sin servilismo, jactancia o bravuconería y tampoco huye o se esconde. Se presenta honradamente tal como es. Muchas mujeres se están recuperando de sus complejos de ‘amabilidad desmesurada’, en los que, cualesquiera que fueran sus sentimientos y quienquiera que las atacara, ellas reaccionaban con una dulzura rayana en la adulación.” (Pág. 80)

“Tenemos que adentrarnos en el bosque, ir en busca de la temible mujer para evitar que algún día, bajando por la calle, se abra una tapa de alcantarilla y algo inconsciente nos agarre y nos sacuda como un trapo, alegremente o no, más bien no, aunque siempre con buena intención.” (Pág. 80). Realizar esta acción podría llevarnos a evitar muchas sorpresas, no siempre agradables, en la vida. Tal es el caso, por ejemplo, de situaciones que afloran inesperadamente en la persona y que, aparentemente, no están en sintonía con la opción fundamental o la orientación de vida que se ha venido desarrollando. Me pregunto si la falta de encuentro oportuno con esta mujer temible no sería tal vez una explicación secreta de ciertos giros antagónicos, desconcertantes e inesperados que se dan a cierta altura de la vida - pero que no siempre se merecen un juicio ético.

Como quiera que sea, incorporar a nuestras vidas algunos de los valores de la bruja significa aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro. Esto es, dejar que muera un poco más la frágil niña demasiado dulce. Si se logra permanecer en su presencia, una parte de su poder le será traspasado a la mujer. “Ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa afrontar la propia numinosidad sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje cada una a su manera. Significa poder aprender, poder resistir lo que sabemos. Significa resistir y vivir.” (Pág. 82).

5. Servir a lo irracional: quedarse con la bruja, aclimatarse a los grandes poderes salvajes no conscientes de la psique femenina con el fin de comprender su poder (el propio poder). “Los ciclos femeninos según las tareas de Vasalisa son los siguientes: Purificar los propios pensamientos y renovar regularmente los propios valores. Eliminar las trivialidades que ocupan la psique, barrer el propio yo, limpiar con regularidad los propios pensamientos y estados emocionales. Encender un fuego duradero debajo de la vida creativa y guisar sistemáticamente ideas significa sobre todo guisar con originalidad mucha vida sin precedentes para poder alimentar la relación entre la mujer y su naturaleza salvaje.” (Pág. 85)

Cuando alguien desea guisar para Baba Yagá tiene que encender el fuego.”Una mujer tiene que estar dispuesta a arder al rojo vivo, a arder con pasión, a arder con palabras, con ideas, con deseo de cualquier cosa que ella aprecie sinceramente. Esta pasión es la que, de hecho, permite guisar y lo que se guisa son las sólidas ideas originales de una mujer. Si alguien quiere guisar para la Yagá tiene que procurar que debajo de la propia vida creativa haya un buen fuego.” (Pág. 84) Me encanta esto, creo que es muy propio de toda mujer. Nuestros últimos documentos capitulares nos invitan a apasionarnos por esta humanidad sedienta de Dios. En una palabra, nos invitan a potenciar nuestro ser de mujer.

“En el desarrollo de las mujeres todas estas acciones ‘domésticas’, el guisar, el lavar, el barrer, cuantifican algo que rebasa los límites de lo ordinario. Todas estas metáforas ofrecen maneras de pensar, medir, alimentar, fortalecer, limpiar y ordenar la vida espiritual.” (Pág. 85). Limpiar el espacio psíquico es una condición para que la naturaleza salvaje se desarrolle mejor.

“La mujer sabia mantiene ordenado su ambiente psíquico. Y lo hace conservando la cabeza clara, conservando un espacio libre para su trabajo. Y esforzándose por llevar a feliz término sus ideas y proyectos.” (Pág. 84) Pinkola habla también de mantener claras y ordenadas las ideas insólitas, entre estas ideas se incluyen las que son poco habituales, las místicas, espirituales y extrañas. (Cf. 84). Aquí, sin duda alguna, tienen su cabida la experiencia mística de Santa Teresa de Jesús y nuestra experiencia de Dios. En este sentido, la Santa afirma sabiamente que una cosa tener la experiencia de Dios y otra cosa es saber comunicarla. Tener la capacidad de transmitir a otros implica una consciencia “ordenada” de lo que se lleva entre manos. Es hacerse cargo plenamente de lo que acontece en la vida de la persona.

6. Separar entre esto y aquello: en esta parte del cuento, Baba Yagá impone a Vasalisa dos tareas muy difíciles. Primero, aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible, aprender a establecer sutiles distinciones de juicio. Segundo, observar el poder del inconsciente y su funcionamiento, incluso cuando el ego no es consciente de ello. Aprender algo más acerca de la vida (el maíz) y la muerte (las semillas de adormidera). (Cf. Pág. 86)

“La clasificación a la que se refiere el cuento es la que se produce cuando nos enfrentamos con un dilema o una pregunta, pero casi nada nos ayuda a resolverlo. Sin embargo, si lo dejamos reposar y regresamos más tarde, es posible que nos encontremos con una buena respuesta allí donde antes no había nada.” (Pág. 86) En este sentido, el sueño, de manera simbólica, es una instancia donde muchas situaciones hallan solución.
La bruja no sólo le pide a Vasalisa que discierna esto de aquello para establecer la diferencia entre cosas parecidas - como el verdadero amor del falso amor, la vida nutricia de la vida inútil - sino que, además, le pide que diferencie una medicina de otra. Aprender a reconocer nuestros agentes curativos psíquicos significa ser conscientes de nuestros “lugares verdes”, de aquello que nos reconforta, nos alimenta y nos mantiene vivas, en contacto con nuestros sueños y apasionadas en la vida. “Tenemos capacidad para infundir energía y fortalecer la vida y también para apartarnos del camino de lo que se muere.” (Pág. 88)

7. Indagar los misterios: Una vez completadas con éxito sus tareas, Vasalisa le hace a la Yagá unas cuantas preguntas muy pertinentes. Preguntar y aprender acerca del proceso cíclico de Vida-Muerte-Vida, inquiriendo lo justo, pero no más allá de lo necesario para no quedar cautivadas en los misterios del profundo inconsciente. Indagando en exceso acerca del enigma del mundo subterráneo corremos el riesgo de quedar seducidas y atrapadas por ese mundo. “Hay cierta cantidad de cosas que todas debemos saber a cada edad y en cada fase de nuestra vida.” (Pág. 90)

Aquí la Yagá se refiere a otra serie de ciclos, los ciclos de la vida femenina. “A medida que los vive, la mujer va entendiendo cada vez más estos ritmos femeninos interiores, entre ellos, los de la creatividad y el alumbramiento de hijos psíquicos y quizá también humanos, los ritmos de la soledad, el juego, el descanso, la sexualidad y la caza. No hay que esforzarse, la comprensión vendrá por sí sola. Debemos aceptar que ciertas cosas no están a nuestro alcance, aunque influyen en nosotras y nos enriquezcan.” (Pág. 91) Ciertas cosas son asunto de Dios y no se pueden saber. (Cf. Pág. 91) No somos diosas, nuestra aprehensión de realidad tiene un límite, saberlo y reconocerlo es signo de madurez y sabiduría. Hay que dejarle a Dios ser Dios en nosotras. Él necesita su espacio para realizar “su” obra.

“Por consiguiente, cuando finalizan estas tareas, ‘el legado de madres salvajes’ es más profundo y la capacidad intuitiva emana tanto del lado humano como del lado espiritual de la psique. Ahora tenemos a la muñeca de maestra por un lado y a la Baba Yagá por el otro.” (Pág. 91)

8. Ponerse a gatas: es asumir la luz recibida desde la sabiduría ancestral (representada por la calavera, vestigio óseo de antiguas generaciones), y contemplar la propia vida bajo esta luz, que nos dice parte de un colectivo secular.

Cuando las mujeres asimilan que el terreno subterráneo de la psique pertenece a la Yagá y el terreno de la madre demasiado buena es el del mundo de arriba, “dejan de aceptar sin discusión todas las bobadas, todos los comentarios mordaces. Y todas las bromas e insinuaciones que les dirigen. Para distanciarse un poco de la dulce bendición de la madre demasiado buena, la mujer aprende poco a poco no simplemente a mirar sino a mirar con desprecio, a mirar fijamente y a tolerar cada vez menos las imbecilidades de los demás.” (Pág. 92)

En cambio, “la falta de intuición y de sensibilidad ante los ciclos femeninos o el hecho de no seguir los consejos de la propia sabiduría da lugar a unas decisiones desacertadas e incluso desastrosas. En general esta clase de sabiduría ‘yaguiana’ hace que las mujeres vayan avanzando poco a poco y casi siempre las orienta y les transmite imágenes claras de ‘lo que hay debajo o detrás’ de los motivos, ideas, acciones y palabras de los demás.” (Pág. 92) En otras palabras, se mira más allá de las máscaras, y se ve la realidad misma, tal cual es.

Cuando una mujer alcanza a esta etapa, ya ha conseguido abandonar la protección de la madre demasiado buena que lleva dentro y ha aprendido a esperar y afrontar las adversidades del mundo exterior con fortaleza y sin temor. “Es consciente de la sombra represora de su madrastra y sus hermanastras y del daño que éstas le quieren hacer.” (Pág. 93) Es capaz de comprender el temible poder de su propia conciencia y el de la conciencia de los demás.

9. Modificar la sombra: es apropiarse de la nueva luz que le permite ver las cosas con claridad, pero también descarnadamente, no evitar el dolor de saber ciertas cosas sobre sí, los demás o la naturaleza del mundo. Significa mirar los aspectos negativos de si misma a la luz de estos nuevos conocimientos.

“El hecho de poseer una buena intuición y un considerable poder obliga a trabajar. En primer lugar, en la vigilancia y la comprensión de las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores. En segundo lugar, obliga a hacer acopio de voluntad para poder actuar con respecto a lo que se ha visto, tanto si es para un bien como si es para recuperar el equilibrio o para dejar que algo viva o muera.” (Pág. 94)

No cabe duda de que muchas veces hay que hacer gran esfuerzo para sostener en alto la luz delante de nosotras, pues a través de ella vemos todas nuestras realidades y todas las realidades de los demás, las desfiguradas, las divinas y todos los estados intermedios. (Cf. Pág. 94) Cuando los informes de la intuición son dolorosos, y casi no se pueden resistir, son conocimientos que cuestan afrontar. Y es aquí donde surge la tentación de regresar a la ignorancia primera. Saber, ver, conocer, tener consciencia de las cosas, implica no sólo fortaleza y grandeza de ánimo, sino responsabilidad ética que precisa de una gran dosis de discreción y sabiduría para administrar adecuadamente los datos que se manejan. De este modo, se cumple la palabra de Jesús: “a quien mucho se le da mucho se le pedirá”.

Por otra parte, “gracias a esta luz afloran a la conciencia los milagros de la belleza profunda del mundo y de los seres humanos. Con esta penetrante luz podemos ver un buen corazón más allá de una mala acción, podemos descubrir un dulce espíritu hundido por el odio y podemos comprender muchas cosas en lugar de quedarnos perplejas. La luz puede distinguir las capas de la personalidad, las intenciones y los motivos de los demás. Puede distinguir la conciencia y la inconsciencia en el yo y en los demás. Es la varita mágica de la sabiduría. Es el espejo en el cual se perciben y se ven todas las cosas. Es la profunda naturaleza salvaje.” (Pág. 95)

“La esmerada elección de los amigos y amantes y también de los profesores es esencial para conservar la consciencia, la intuición y la ardiente luz que ve y sabe.” (Pág. 97) Esta capacidad de discernimiento para una elección adecuada es una de las cosas más difíciles de aprender, pues exige ánimo, fuerza de voluntad, sabiduría, sentimiento, y frecuentemente nos obliga a pedir con insistencia lo que vemos con tanta claridad

“Otra manera de fortalecer la conexión con la intuición consiste en no permitir que nadie reprima nuestras más intensas energías... es decir nuestras opiniones, nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros valores, nuestra moralidad y nuestros ideales.” (Pág. 98) Una mujer integrada y conducida por la luz de su intuición, actúa con naturalidad y positiva espontaneidad, pues conoce sus luces y sus sombras, se valora a sí misma y, por tanto, se hace valorar y respetar. No tiene que andar mendigando los espacios que en justicia le corresponden tanto en la sociedad como en la Iglesia.

Finalmente, modificar la sombra significa dejar morir las cosas. Lo que tiene que perecer, hemos de dejar que perezca con toda libertad y serenidad. Una relación que ya no tiene razón de ser, una emoción negativa que destruye, un sentimiento obstaculizante, una etapa que ya hemos superado, un ciclo vivido y evaluado adecuadamente, una herida que obstruye la corriente sanguínea de la pasión por la vida…

Hemos visto que, en las narraciones escogidas, toda la temática vinculada a las tareas y trabajos que debemos realizar las mujeres en nuestro camino de individuación no son fáciles, sino que requiere un compromiso procesual, activo, profundo, esforzado, muchas veces doloroso y no carente de riesgos. En una cultura pragmática y presentista como la nuestra, donde priman el hedonismo y la consecución rápida de los objetivos, tales enseñanzas tienen un valor imponderable al aplicarse al crecimiento de la conciencia personal y colectiva. Y más aun al crecimiento espiritual de hombres y mujeres.



domingo, 9 de noviembre de 2008

EN MEMORIA DE ELLA. LA HISTORIA DE LA MUJER COMO DISCIPULADO DE IGUALES.

Segunda Parte. En memoria de ella. La Historia de la Mujer como Discipulado de Iguales.

Teresa del Pilar

En mi caso, la dedicación que supone sumergirse en las páginas del texto no es sólo por la complejidad de su contenido, sino por el desgaste afectivo que implica. Es de esos libros antes los que, simultáneamente, una se rinde y se rebela. Pues están ahí ambos polos interactuando constantemente en la inteligencia afectiva, impeliendo a la voluntad a no dejarse vencer y a seguir adelante… Desde esta dinámica personal creo que se podría entender el comentario selectivo que he ido haciendo por capítulos. Espero disculpen la extensión, pero no podía menos.

Capítulo 4

El movimiento de Jesús como movimiento de renovación en el seno del Judaísmo

Para entender, de manera genuina, al movimiento de Jesús se trata, fundamentalmente, de recuperar los orígenes cristianos del “discipulado de iguales”, puesto que las raíces cristianas son judías. “Volver a las fuentes” significaría, por tanto, sumergirnos en dicha historia, de tal modo que podamos arrancarle algunas esquirlas de inteligibilidad a lo que ha sido nuestro origen. “Reconstruir el movimiento de Jesús, como movimiento judío, dentro de las estructuras religiosas y culturales patriarcales es analizar el impulso feminista dentro del judaísmo.” (Pág. 11)

Conviene tener en cuenta que la metodología para una hermenéutica feminista de la “sospecha” se aplica también a la interpretación de los textos del Judaísmo referentes a la mujer. Esto significa que han de leerse como androcéntricos, es decir, desde una perspectiva masculina, que no considera la experiencia ni la realidad histórica de la mujer. En esta misma línea, no se ha de perder se vista que los intelectuales, procedentes, con frecuencia de la clase media, son los responsables de la “interpretación” patriarcal que lleva a denigrar o marginar a la mujer de los textos mencionados. (Cf. Pág. 12).

A pesar de esa manipulación hermenéutica, es sabido que, “las mujeres bíblicas como Ruth, Esther, Ana, o la madre de los 7 hijos mencionada en 2 Macabeos son caracterizadas con papeles y conductas típicamente femeninas, pero no como niñas o imbéciles.” (Pág. 12).

Jesús y su movimiento compartieron el símbolo dinámico de la basileia (“reino”, “imperio”) de Dios. Dicha imagen suponía que la santidad del pueblo elegido de Dios no viene dada en términos cúlticos, sino como plenitud destinada a la creación. “La santidad humana debe expresar la plenitud humana, la práctica cúltica no debe ponerse por encima de la praxis humanizadora.” (Pág. 14). De ahí que el proyecto de Jesús apunta, fundamentalmente, a que el ser humano (varón y mujer) potencie al máximo su humanidad, que pueda asumir sin angustia su biología, sus luces, sus sombras, sus zonas obscuras…, antes que el afán desmedido de una práctica rutinaria de ritos y cultos estandarizados que, la mayoría de las veces, ya nada dicen a una experiencia de Dios para el “mundo de hoy”.

En el ministerio de Jesús, Dios se muestra como el amor que TODO LO INCLUYE, que hace brillar el sol y caer la lluvia tanto para justos como para pecadores (Mt 5,45). La liberación de las estructuras patriarcales no sólo fue explícitamente formulada por Jesús, sino que ocupa un lugar central en la proclamación de la basileia de Dios.

Los primeros recuerdos e interpretaciones teológicas palestinenses de la vida y la muerte de Jesús le presentan como mensajero de la Sofía y, más tarde, como la Sophia misma. La teología cristiana más antigua comprende el ministerio y la muerte de Jesús en términos de Dios-Sofía porque tal vez Jesús se veía como profeta e hijo de la Sofía. La Sofía, el Dios de Jesús, quiere la integridad y la humanidad de todos y hace posible que el movimiento de Jesús se convierta en un “discipulado de iguales”, en el que las mujeres, al igual que los varones, son llamadas a la misma praxis de exclusividad e igualdad vivida por Jesús-Sofía.

“El Dios-Sofía de Jesús considera a todos los israelitas como sus hijos y “ella” es reconocida como tal por todos ellos.” (Pág. 42). Pero curiosamente, la dirección de la teología, no sólo ha ido permitiendo, sino que ha instado a las mujeres a identificarse “con categorías y grupos masculinos generales, pero no les ha permitido identificarse a sí mismas como mujeres en solidaridad con otras mujeres. La alienación de la mujer promovida por el lenguaje genérico cristiano continúa una tradición exegética y teológica que hace a las mujeres pobres invisibles en tanto que mujeres.” (Pág. 53).

Sólo cuando situamos los relatos de Jesús, que hacen referencia a las mujeres, en la historia global de Jesús y de su movimiento en Palestina, podemos reconocer su carácter revolucionario. Y no sólo en relación al rol de las mujeres, sino en cuanto a la nueva concepción del matrimonio, de la familia, en frontal oposición a la perspectiva patriarcal. “Las nuevas relaciones de comunidad de discípulos iguales no admiten ‘padres’ rechazando así el poder patriarcal y la estima de que éste estaba investido”. (Pág. 62)

Ahora bien, lo grave de toda esta tergiversación histórica es la ideologización de que ha sido objeto la “palabra”. Al decir de Schussler, “la ‘palabra’ es una historia y la historia no puede reducirse a una declaración “ideológica”. (Pág. 64) Si como hemos visto, esta declaración excluye efectivamente a la mujer, a los pobres, del lugar que, en justicia, les corresponde en la basileia de Jesús, la justicia en el cristianismo se convierte en una simple parodia.

Dejemos que la misma autora nos formule otra explícita señal de ideologización de la palabra. “Aunque la fórmula eucarística ‘en recuerdo mío’ (1 Co. 11, 24-25) es verbalmente semejante a la afirmación evangélica ‘en memoria de ella’, la Iglesia posterior no ritualizó esta historia de la mujer profeta, sino que la presentó como voluntad de Dios el hecho de que la pobreza no puede ser eliminada. La ‘Iglesia de los pobres’ y la ‘Iglesia de las mujeres’ deben ser recuperadas simultáneamente si la ‘solidaridad desde abajo’ tiene que hacerse de nuevo realidad para toda la comunidad de Jesús. (…) Jesús suscitó un discipulado de iguales que todavía necesita ser descubierto y realizado por las mujeres y los hombres de nuestros días.” (Pág. 66)

Capítulo 5

El movimiento misionero del cristianismo primitivo.

La igualdad en el poder del Espíritu.

En este capítulo se menciona explícitamente que “Hechos” es tendencioso en su presentación del movimiento misionero cristiano y del papel que en él habían desempeñado las mujeres. En efecto, es difícil la investigación certera por la carencia de fuentes creíbles, pues las que hay son precisamente de interpretación androcéntricas. Confrontada dicha exégesis con la de la “sospecha”, es necesario señalar que las mujeres que aparecen en la biblia no son la excepción, son apenas la “punta del iceberg”. (Cf. Pág. 76) Es indudable, por los escasos, pero elocuentes datos, que entre los misioneros ambulantes y la iglesia doméstica las mujeres se distinguían. Pablo afirma que las mujeres trabajaban con él en pie de igualdad. Fil 4, 2-3

Sin embargo, algunas interpretaciones post-paulinas las “ven” ejerciendo un mero y romántico disfraz. De este modo, intentan descalificarlas aplicándolas los habituales estereotipos femeninos. Como quiera que sea, a pesar de los reduccionismos “la literatura paulina y el libro de los Hechos nos revelan que numerosas mujeres se contaban entre los misioneros y líderes más destacados del movimiento cristiano primitivo. Eran apóstoles y ministros al igual que Pablo, y algunas fueron sus colaboradoras.” (Pág. 96).

Más allá de toda hermenéutica patriarcal, lo cierto es que, al decir de Pinkola, hemos de buscar, luchar, llorar… sobre “nuestros huesos secos”, ellos “están ahí” esperando ser reivindicados, esperando ser insuflados con el aliento del Espíritu del Dios-Sofía. Se trata, nada menos que, de una batalla cuyo objetivo es “volver a las fuentes” de nuestra identidad más profunda, de reconciliarnos, como Iglesia institucional, con nuestras sombras. Pues en esta reconciliación está nuestra glorificación. ¿La queremos verdaderamente?

Capítulo 6

Ni macho no hembra.

Gálatas 3, 28 Visión alternativa y modificación paulina.

“En lo que concierne a la redención y a los dones del Espíritu, todos estamos en igual situación ante Dios. Las implicaciones sociológicas de esta situación de igualdad no pueden, sin embargo, ser realizadas ni en la sociedad ni en el ministerio eclesial y son pospuestas hasta que llegue el momento oportuno.” (Pág. 116). “En este momento, sin embargo, el Magisterio se ha pronunciado con claridad sobre el tema y no creo que haya espacio para conseguir más.” (Entrevista a la teóloga brasileña María Clara Lucchetti Bingemer en www.miradaglobal.com)

“Sería bueno preguntarse por qué la mujer sólo es sujeto de seis y no de siete sacramentos. Me dirán que la tradición de la Iglesia católica y de la ortodoxa no tiene mujeres ordenadas. La Iglesia ortodoxa tiene sacerdotes casados, no así la católica. El diaconado permanente está creciendo pero es sólo para hombres. El rabinato de Jesús, en cambio, admitió discípulas mujeres y es imposible ignorarlo. Hay un liderazgo reconocido de san Pedro, pero no hay duda de que las mujeres eran parte del grupo inicial de cristianos.” (Entrevista a la teóloga brasileña María Clara Lucchetti Bingemer en www.miradaglobal.com) Pero si en nuestra querida Iglesia de hoy (sobre todo, la institucional) no cabe lugar para la pregunta…

En cambio, en la Iglesia primitiva, la lucha de Pablo por la igualdad (Gálatas 2, 14) entre los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad tiene importantes repercusiones para las mujeres de ambos colectivos. “En la medida en que esta concepción cristiana igualitaria suprimía todos los privilegios masculinos de religión, clase y casta, permitía no sólo a los gentiles y a los esclavos, sino también a las mujeres, el ejercicio de funciones de autoridad en el movimiento misionero.” (130).

Pablo, en “Gál. 3, 28 no ensalza la masculinidad, sino la unicidad del cuerpo de Cristo, la Iglesia, donde son superadas todas las divisiones y diferencias sociales, culturales, religiosas, nacionales y sexuales y donde todas las estructuras de dominación son rechazadas.” (Pág. 131). Pablo expresa su respeto y admiración por las mujeres en tanto que participantes activas en su trabajo misionero. “El interés manifestado por las relaciones ente hombres y mujeres en general y por las relaciones sexuales en particular, así como por el papel de las mujeres en el culto de la asamblea, indica que las mujeres eran muy activas en la comunidad.” (Pág. 132)

Como se ve, las mujeres tenían un reconocimiento explícito por parte del apóstol. Y no sólo esto, sino que en el movimiento misionero se respiraba un clima de libertad donde ellas podían dirigirse al Dios-Sofía, concebida como figura femenina. Tenían la efectiva posibilidad de expresar su amor a Dios desde su identidad femenina, respetando su cultura, su ser más profundo como una manera auténtica manera de dirigirse al Dios-Sofía, sin tener que anular necesariamente su “ser de mujer”. Era permitido alabar al Dios-Sofía sin verse mutilada ni intimidada a rendir culto a un Dios necesariamente masculino, de tal modo que los arquetipos femeninos tenían la suerte de hallar sentido en los símbolos religiosos de entonces. Suerte la de ellas!

A pesar de esta realidad, en las cartas paulinas hay pasajes que son utilizados para reforzar la perspectiva androcéntrico-patriarcal, sin embargo, “la principal preocupación de Pablo no es la conducta de las mujeres, sino la protección de la comunidad cristiana. Quería evitar que fuera confundida con los cultos orientales, orgiásticos y secretos, que socavaban el orden público y contravenían la decencia. (…) En 1Cor 11, 2-6 no niega a las mujeres el derecho a profetizar y orar en la asamblea, sino que insiste en que mujeres y hombres son iguales en la comunidad cristiana y en que no deben conducirse con actitudes características de los cultos orgiásticos.” (Pág. 149). “No obstante, el interés de Pablo al actuar así es un interés misionero y no va dirigido contra la libertad espiritual ni contra la implicación carismática de las mujeres en la comunidad.” (Pág. 153)

“El amor patriarcalizante de los códigos domésticos deutero-paulinos y las instrucciones de las pastorales son otros desarrollos de la argumentación paulina que llevarán en el futuro a una gradual exclusión de las mujeres de las funciones eclesiales y a la progresiva patriarcalización de toda la iglesia.” (Pág. 150) Y esto, concretamente, en relación al ministerio de las diaconisas, que entonces era ya efectivo. Ministerio que ni tan siquiera se menciona en la teología “oficial”. A este propósito, recuerdo que cuando una hermana le preguntó sobre dicho tema a un Obispo, éste automáticamente montó en cólera. Sin duda alguna, es de los que no dejan, ni permite a otro/a, que emerja la pregunta, que aflore la verdad…

Una prueba más de que la “palabra”, a través de “su” hermenéutica, es ideologizada. Cuando las cosas, los problemas, no se plantean desde la verdad difícilmente se podría llegar a soluciones verdaderas. Y de este modo, la verdad, la justicia… seguirán siendo desafíos pendientes dentro de nuestra Iglesia institucional. Me pregunto, ¿por qué y de dónde ese miedo recurrente a enfrentarnos con la “realidad” de las cosas? Nos ingeniamos con novedosas máscaras para evitar encontrarnos con ella, insisto: ¿por qué? Como se darán cuenta, no puedo resignarme a dejar que emerjan las preguntas… ¿Será tal vez un recurso para la resistencia…?

Como quiera que sea, “las tradiciones post-paulina y pseudo-paulina prolongarán estas restricciones para transformar la igualdad en Cristo entre mujeres y hombres, esclavos y libres, en una relación de subordinación en la casa que, por una parte, elimina a las mujeres de las responsabilidades del culto y de la comunidad y, por otra, restringe el ministerio acordado a las mujeres.” (Pág. 154).

Ahora bien, todos estos hechos de silenciamiento, violencia, postergación… de la mujer en el ámbito de la Iglesia institucional, avalada por un discurso teológico oficial masculinizado y masculinizante, creo que son apenas la “punta del iceberg” de una grave problemática que nos aqueja. Esto significa que hay algunas causas más profundas que están gatillando semejantes situaciones. Solamente un fuerte sacudón del Espíritu, de ese (a) Dios-Sofía, junto a una voluntad explícita y sostenida de conversión individual y estructural, podrá liberarnos de nuestro enajenamiento hacia una mayor autenticidad y humildad. Pues, como dice Santa Teresa: “La humildad es la verdad”.


lunes, 3 de noviembre de 2008

Discipulado de iguales como alternativa al sistema patriarcal


Las que nos hemos lanzado a leer el libro de Elisabeth Schüssler Fiorenza y hemos permanecido en esta tarea, sabemos por experiencia que no resulta nada sencilla ni placentera. Sin embargo, hay una parte de nosotras que siente recompensado el esfuerzo de continuar y persistir, a pesar de las tentaciones para abandonar.

Una cosa es leerla y comprender muchas de sus ideas, y otra es escribir sobre ellas. Trataré de compartirles imágenes que me resultaron muy iluminadoras y me causaron una inmensa alegría. Voy a tratar por separado cada una de esas ideas e imágenes descubiertas y/o resignificadas. Lo que haré es glosar a la autora con la expresa intención de organizar mi pensamiento.

- Una de las imágenes que se instalarón en mi, es la de las mujeres judías y griegas (aquellas que se unieron al movimiento de Jesús) COMO PRECURSORAS de los movimientos cristianos de mujeres. Me siento agradecida, hermana y heredera de su experiencia. Así mismo, descubrí con mayor profundidad el JESÚS FEMINISTA, quién desarrolló su visión al lado de mujeres y contestó el patriarcado judío.

- De acuerdo con lo anterior, esta lectura modificó la imagen que tenía de la situación de la mujer en la época de Jesús. Uno de las fuentes que nos presenta Schüssler Fiorenza para este propósito es el LIBRO DE JUDITH. Escrito en el siglo I a.C. inspiró movimientos proféticos, recogió el tema de la Sabiduría y rescató la imagen de Dios como "Dios de los humildes, defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados" (9, 11). Por otro lado, revela datos sobre la vida de ciertos grupos de mujeres. Mujeres viudas, herederas de abundantes recursos. Tienen libertad para rechazar un nuevo matrimonio y consagrarse a la oración, la ascesis y la celebración del Sabbath. Con autoridad moral para ofrecer consejos a los ancianos de la ciudad. Mujeres que como Judith destacan por su sabiduría, valor, fe y dedicación a la liberación de su pueblo. En este escrito la perspectiva femenina se hace evidente: la sabiduría triunfa sobre la fuerza bruta, la perseverancia, la fidelidad y el coraje sobre la tímida resignación de los hombres.

- Confirmé la imagen del Reino de Dios como COMIDA COMUNITARIA Y FESTIVA. No es la comida cultual de los fariseos lo que está en el centro del movimiento de Jesús, sino la mesa comunitaria que no excluye a nadie; todos y todas son invitados: mujeres, hombres, niños, pobres, pecadores, impuros, prostitutas, etc. No quiere decir que rechace totalmente la validez del Templo y la Torá sino que propone una interpretación alternativa: coloca en el centro al pueblo como lugar del poder y de la presencia de Dios creador y liberador. Por eso el culto no debe ponerse por encima de la praxis liberadora. En este sentido, los pobres, enfermos, pecadores, impuros y mujeres experimentan el ilimitado poder liberador de la basileia de Dios.

- Uno de los grandes aprendizajes consistió en pensar a Dios como SOPHIA: Dios de bondad misericordiosa, que acoge a cada una de sus hijas e hijos y es reconocido por ellas y ellos (Lc 7, 35). Jesús bebió de esta teología sapiencial que desde el siglo III a.C. celebraba la bondad misericordiosa de Dios, su poder creador, su elección de Israel y su misteriosa presencia en la Gestalt femenina de la Sofía Divina. Esta teología no desarrollo temor a la Diosa como el profetismo clásico, sino que utilizó elementos de este lenguaje para hablar de la bondad misericordiosa del Dios de Israel. La llama hermana, esposa, madre, amada y maestra. Es Ella quien guía en el camino, quien predica en Israel, quien busca a las gentes, las encuentra y les invita a CENAR. Estas y otras acciones son atribuidas a Jesús, por eso se le presenta como el mensajero de la Sofía y más tarde como la misma Sophia (Mt 11, 28-30; 12, 32; Lc 12, 10; 11 49; 13, 34).

- Por otro lado adquirí otra clave de lectura para comprender y profundizar sobre el movimiento de Jesús y el carácter incluyente de la comida comunitaria. Entendí que el obrar de Jesús se circunscribe en la tradición de Dios-Sofía, lo que hizo posible que su movimiento se convirtiera en un "DISCIPULADO DE IGUALES". Los publicanos, pecadores, mujeres, niños, pescadores, amas de casa y todos aquellos que a causa de las circunstancias de la vida y de las injusticias sociales fueron los marginados y los últimos en la sociedad israelita, ahora se reunían, compartían su trozo de pan y escuchaban en comunidad el Evangelio.

- Con alegría y orgullo descubrí que las MUJERES PAGANAS fueron las primeras entre los no judíos que se convirtieron en miembros del movimiento de Jesús (Mc 7, 24-30). Con certeza y apoyadas en diferentes estratos de la tradición evangélica se puede deducir que las mujeres tuvieron un papel determinante en la extensión del movimiento de Jesús a los no israelitas (Jn 4, 1-42; Ga 2, 15b). Ellas que experimentaron la bondad y la misericordia del Dios de Jesús fueron las primeras en extender el movimiento de Jesús no sólo en Galilea sino en territorios paganos.

- Lo anterior me capacita para afirmar con mayor claridad y pertinencia el PAPEL DE LAS MUJERES EN LA CONTINUIDAD Y EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO CRISTIANO. Estas discípulas no huyeron después del arresto de Jesús, sino que permanecieron en Jerusalén durante su ejecución y su entierro (Mc 16,1-6.8a). Apoyadas en su experiencia del resucitado, llegaron a la convicción de que Dios estaba de lado de Jesús y pudieron continuar su movimiento. Probablemente intentaron reunir a los discípulos dispersos y a los amigos de Jesús que vivían en Jerusalén y en sus alrededores: María, Martha de Betania, La mujer que ungiera a Jesús, la madre de Juan Marcos, María la madre de Jesús y a discípulos como Lázaro, Nicodemo, el discípulo amado. Algunas de ellas regresaron a Galilea su tierra natal y entre sus amigos y seguidores continuaron la corriente iniciado por Jesús. María Magdalena fue la más destacada entre los discípulos galileos.

- Schüssler Fiorenza señala varios textos bíblicos que contestan claramente la estructura patriarcal. Sinceramente algunos de ellos no los interpretaba de esa manera. Sólo voy a citar algunos de una manera muy sucinta. Jesús criticó seriamente la forma como se planteaban las relaciones en el MATRIMONIO PATRIARCAL. En Mc 10, 2-12 dice Jesús que Dios no proyectó esa clase de relaciones desiguales. Según Dios, el hombre y la mujer deben disfrutar de una relación social común e igualitaria. En Mc 12, 18-27 Jesús reprocha nuevamente las estructuras patriarcales y dice que en el mundo de Dios las mujeres y los hombres no establecen relaciones de dominación y dependencia, sino de personas iguales que viven en la presencia del Dios vivo. Precisamente Mc 10, 29b se habla de un discipulado que se vive al margen de ese ordenamiento e inclusive que produce conflicto en su interior (Mt 10,34-36 y Lc 12, 51-53). Por otro lado hay una serie de citas que señalan la vocación de discípula de la mujer (Lc 11, 27) por encima de la vocación a la maternidad.

- Hay más aún, el movimiento de Jesús llega a contraponer el tipo de relaciones de la familia patriarcal con el de la comunidad de los discípulos y discípulas de iguales (Mc 3, 31-35; Lc 11, 28; Mc 10, 30). En estos textos se omite de manera muy significativa los padres, mientras que las mujeres (madres y hermanas) son incluidas claramente entre los seguidores. Por otro lado, aquellos que hacen la voluntad de Dios conforman una NUEVA FAMILIA que no excluye a los "padres/amos" en su círculo pero que les da una posición diferente y les exige una relacionalidad igualitaria. El "niño/esclavo" que ocupa el lugar más bajo en la estructura patriarcal se convierte en el paradigma del verdadero discípulo/a (Mc 10, 15; Mt 23, 8-11). En esta nueva familia se rechaza toda exigencia de poder y dominio sobre los demás. Y por último cabe decir, que las nuevas relaciones de la comunidad de discípulos/as de iguales rechaza a los maestros y a los padres pues sólo uno es el Maestro y el Padre (Mc 10, 29-30; 11, 25; Lc 11,2-4; 12, 30).

- Tengo que reconocer que el trabajo de la autora cambió una de mis opiniones sobre algunos de los ESCRITOS PAULINOS. Schüssler Fiorenza descubrió que aún en las esporádicas referencias que tiene en sus escritos, se puede advertir un vigoroso liderazgo femenino. Por meritos propios, las mujeres judías y paganas se pusieron al servicio del Evangelio. Además de estar comprometidas en la actividad misionera, lo estaban en las responsabilidades de la Iglesia antes e independientemente de Pablo. No es el caso describir aquí los resultados de la investigación que llevó a la autora a demostrar científicamente sus ideas. Les recomiendo leer las paginas referentes a esta parte (205 a 225). Personalmente me surgió la necesidad de conocer mis antecesoras: su nombre, el contexto en el que se desenvolvieron, sus experiencias, sus aportes a las iglesias, etc. Mujeres como María la madre de Juan Marcos, Helena la reina de Adiabene, Tabita de Jaffa, Lidia, Pisidia, Damaris, Priscila, Drusila, Berenice, Prisca, Febe, Junia, Apphia, Trifena, Trifosa, Pérside, Evodia, Síntique, Tecla, Apfia, Ninfas, entre otras muchas, son PUNTAS DEL ICEBERG en el que las mujeres más importantes del movimiento misionero salen a la superficie, no como excepciones de la regla sino como representantes de las mujeres cristianas que han sobrevivido a las redacciones androcéntricas y al silencio histórico.

- Y finalmente, quiero compartirles otra imagen que tiene que ver con la teología de Pablo. Aquí también me sorprendí diciéndole "mereces otro punto a favor, mi Pablo". El apóstol luchó por la igualdad de los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad. Si el rito de iniciación cristiana fue el bautismo y no la circuncisión, LAS MUJERES Y LOS PAGANOS PODÍAN CONVERTIRSE EN MIEMBROS PLENOS DEL PUEBLO DE DIOS, con los mismos derechos y deberes que los hombres israelitas en cuanto a su posición y función socio-eclesial. Mientras que en el judaísmo el discípulo más fervoroso nunca podía alcanzar la posición del israelita varón, en el movimiento cristiano las herencias raciales, sexuales, de género y culturales no determinaban esta posición. Esto es exactamente el contenido del texto: "Los que os habéis bautizado en Cristo, os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni macho ni hembra, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 27-28). Pablo no niega las diferencias sexuales biológicas sino que afirma que las relaciones patriarcales y las relaciones sexuales no son ya un el elemento constitutivo de la Nueva Comunidad de Cristo.

NANCY OLAYA
.

lunes, 27 de octubre de 2008

LA HISTORIA DE LAS MUJERES COMO HISTORIA DEL DISCIPULADO DE IGUALES

Aunque, como varias dijimos en el capítulo anterior sobre lo denso de esta lectura, esta vez ya se fué haciendo más familiar. Creo que vale la pena irse ambientando con este tipo de hermenéutica, pues es muy interesante y enriquecedor, y nos quedaríamos sin entender muchas cosas interesantes e iluminadoras de la Escritura.
Rescato como importante el que, tanto el movimiento de Jesús como Pablo, hicieron posible una situación nueva y alternativa para las mujeres de su tiempo, que no solo tuvo repercusiones a nivel religioso, sino también social; y como era de esperarse, eso provocó conflicto. Me encantó descubrir que ya en el Antiguo Testamento, también hubo momentos en los que la mujer tuvo otra situación y reconocmiento en el pueblo de Israel, como es el caso de Judith entre otras, a quien se le reconocen cualidades de mujer que van más allá de la debilidad o la simple belleza física.
Me llamó la atención caer en la cuenta del papel importante de las mujeres "paganas" en la extensión del movimiento de Jesús. ¿quiénes son ellas ahora? ¿esas que van más allá de las fronteras, de los límites de lo establecido? Nunca se había hablado de la fe de las mujeres....
En cuanto a Pablo, es bueno poder tener elementos para verlo de otra manera, no como un "antifeminista", pero que desgraciadamente sus escritos y palabras fueron usadas después para justificar el patriarcado eclesial que pesa hasta nuestros días.
De todas formas, el conocer que los comienzos de la iglesia no fueron así nos abre puestas y nos dan esperanzas y ánimo para seguir buscando otras formas, otro lugar para nosotras.Como se los compartia un poco la vez pasada, esto yo lo vivo muy cerca y a ratos con mucho dolor, pues por el tipo de trabajo apostólico que realizo, estoy muy en contacto y trabajamos disque en "equipo" con nuestra iglesia local, que por muy "liberadora" que trate de ser, en cuanto al lugar y reconocimiento de la mujer, tanto laica como religiosa, queda mucho que desear, esperar y conquistar.
El gran reto que me queda después de esta lectura y reflexión, es el de poder influír en algo, como Compañía, como Vida Consagrada en la inclusión de la mujer tanto a nivel social como eclesial. Como en el movimiento de Jesús, como en el tiempo de Pablo.... como lo hizo Santa Teresa, como Enrique de Ossó, que no pasemos sin hacer nada..... sin aportar a un cambio de estructuras y paradigmas que hagan posible que Dios se refleje equitativamente con su veradero rostro de madre/padre. El que haya conflictos será buena señal.....
Quiero también aportar una sugerencia para los próximos trabajos. Veo que para muchas y José de l@s anotados en el foro, no les esta siendo posible participar. Se que somos gente muy ocupada (como buen@s teresian@s). Sugiero que sea solo una lectura, para que nos de tiempo suficiente y además podamos hacer comentarios a lo que escriban José y las demás.

sábado, 25 de octubre de 2008

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS

La persecución del intruso - El comienzo de la iniciación (Teresa del Pilar).

Capítulo 2

Me parece importante iniciar este compartir recordando lo que nos dice la autora en el capítulo anterior: “para fomentar nuestra relación de parentesco con la naturaleza instintiva, es muy útil comprender los cuentos como si estuviéramos dentro de ellos y no como si ellos estuvieran fuera de nosotros.” (Pág. 21).

Ciertamente, es difícil penetrar en la mística del cuento de Barba Azul sin sentirse íntimamente aludida, es inevitable sentir que sus imágenes (casi intimidatorias) están llenas de vigor en la interioridad personal. Sin duda alguna que este cuento, al igual que muchos otros, con toda la variedad y densidad de simbolismos que presenta, nos está hablando de las profundidades colectivas, de los niveles de la psique que compartimos los seres humanos, esto es, de nuestra “naturaleza instintiva”.

Por instinto se entiende comúnmente impulso, provocación, fuerza que apunta a una finalidad vital y que, al menos en parte, responde a una necesidad interna o no aprendida. Una antropología dualista defiende que el ser humano, además de instintos tiene razón, con lo cual la moral, sobre todo católica, se plantea como una especie de conflicto dicotómico entre lo animal (instintos) y lo “verdaderamente” humano (la razón, si es posible “pura”) en la estructura de la personal. Y es a partir de esta perspectiva como se sostienen los dañinos moralismos que provocan tanta confusión en las personas, fruto de una teología que, en lugar de enfatizar la mística, pone todo el acento en una moral culpabilizadora.

En cambio, el planteamiento de Pinkola es más bien una invitación a re-conocer y acoger esa variedad de seres que nos habitan. “En un sólo ser humano hay muchos otros seres, todos con sus propios valores, motivos y estratagemas. Ciertas tecnologías psicológicas aconsejan detener a estos seres, contarlos, darles un nombre y ponerles unos arneses hasta obligarlos a avanzar con paso cansino como esclavos vencidos.” (Pág. 33).

Significa esto que el desafío es, ante todo, no anatematizar de entrada a estos seres que nos habitan, y menos intentar moralizarlos, negarlos, reprimirlos o ignorarlos, sino poder tomar conciencia sobre su identidad, conocer sus estrategias, aprovecharnos de su energía, tratar de integrarla en la unidad que constituye todo ser humano. “Todas las criaturas tienen que aprender que existen depredadores. Sin este conocimiento, una mujer no podrá atravesar su propio bosque sin ser devorada. Comprender al depredador significa convertirse en un animal maduro que no es vulnerable por ingenuidad, inexperiencia o imprudencia.” (Pág. 39).

Aprender a descubrir al depredador que llevamos dentro significa no eliminar nuestros “instintos”, sino otorgarles herramientas, que los ayude a arrebatarle esa energía mortífera, “entre ellas cabe citar la perspicacia, la intuición, la resistencia, la capacidad de amar con tenacidad, la aguda percepción, la previsión, la agudeza auditiva, la capacidad de cantar por los muertos, de sanar intuitivamente y de cuidar de sus propias hogueras creativas.” (Pág. 37). La clave, por tanto, no es eliminar, sino más bien canalizar, encauzar, vigilar, tenerlo cerca, domesticar al depredador… La realidad es bifronte, no es blanca ni negra, como hartas veces nos gustaría, es más bien gris o matizada. Requiere constante discernimiento situado, lo cual no es lo mismo que relativismo.

Asumir nuestras “sombras”, requiere, ante todo, “la llave que permite desvelar el secreto que todas las mujeres conocen y, sin embargo, no conocen. La llave representa el permiso para conocer los más profundos y oscuros secretos de la psique, en este caso, eso que degrada y destruye estúpidamente el potencial de una Mujer.” (Pág. 43). Subrayo, darnos el permiso, creo que esto es vital. Una educación superficial, pragmática, represora, punitiva, moralizante… no permite la autoliberación interior, la toma de conciencia, el espacio para que emerja la pregunta. “Las preguntas son las llaves que permiten abrir las puertas secretas de la psique.” (Pág. 44).

Formular la pregunta implica, de algún modo, que la respuesta ya está en la persona, de lo
contrario habría sido difícil la formulación. Dice Heidegger, el gran pensador alemán, que la pregunta es la “devoción del pensar”. Y yo diría que la pregunta es el ascenso al primer escalón que nos introduce al misterio, al enigma, el atisbo de ese “más” que vislumbramos en las cosas que percibimos. Formular convenientemente la pregunta es introducirse en la mística de la vida que nos posee, que nos arrastra con su poder. Es ir penetrando hacia el centro de ese Castillo interior, del que nos habla Santa Teresa. El castillo significa el centro de la vida, es símbolo circular del sí-mismo, la meta del desarrollo psicológico.

Teresa muestra su experiencia de Dios desde un castillo que brilla como un globo de cristal. En este castillo de cristal entra un “alma”, que inicia un recorrido maravilloso, y a veces angustioso. Para llegar al centro del castillo el alma tiene que deambular por numerosas habitaciones del castillo. Estas están dispuestas en siete anillos o círculos concéntricos alrededor del centro. Las imágenes son fluidas. Las moradas contienen aposentos, pero también jardines, fuentes y laberintos. Cada morada es un mundo en sí misma y al caminante le esperan experiencias únicas. El centro ejerce una atracción magnética que tira del alma a través de las moradas.

A través de esta alegoría ella nos invita y anima a abandonarnos, por medio de nuestro proceso, hacia el Dios que habita en dicho centro. Él es, pues, una garantía de que nuestro camino hacia el núcleo del castillo aporta plenitud de vida en la unión con Dios. Las imágenes en Teresa son la prueba de haber formulado su propia experiencia hacia el centro del Castillo. Las dificultades y obstáculos, las culebras, que se encuentran en el proceso hacia el camino interior son afrontados con maestría. Las culebras en el castillo representan todo lo que se arrastra, seres con intereses variados, intereses que apartan de Dios, son la oscuridad en la vida. Si se hacen conscientes ayudan, si no son conscientes se hacen perjudiciales para la persona.

A mi juicio, la simbología tanto de Teresa de Jesús como de Pinkola son una provocación a recuperar la capacidad que tenía la Iglesia de tender puentes entre el inconsciente y la conciencia a través de los símbolos de la religión que la mentalidad racional y técnica han ido socavando. Pienso que la espiritualidad teresiana nos otorga los recursos necesarios para ayudar a que la Iglesia cristiana pueda re-encontrar el misterio pascual en la vida de cada persona, donde uno puede contactarse con los lugares sagrados para el encuentro con Dios.

Incluso la palabra de Dios leída desde estas perspectivas proporciona nuevas luces para el encuentro, para la re-conciliación con esos “seres” que nos habitan. El estudio bíblico desde una óptica feminista es profundamente liberador, no sólo para las mujeres, sino sobre todo para los varones. Porque como afirma Joan Chittister: “Cuando las mujeres sean libres, los hombres también lo serán”. (Chittister Joan, OSB, El fuego en estas cenizas, Sal Terrae, Bilbao, 1996)