lunes, 27 de octubre de 2008

LA HISTORIA DE LAS MUJERES COMO HISTORIA DEL DISCIPULADO DE IGUALES

Aunque, como varias dijimos en el capítulo anterior sobre lo denso de esta lectura, esta vez ya se fué haciendo más familiar. Creo que vale la pena irse ambientando con este tipo de hermenéutica, pues es muy interesante y enriquecedor, y nos quedaríamos sin entender muchas cosas interesantes e iluminadoras de la Escritura.
Rescato como importante el que, tanto el movimiento de Jesús como Pablo, hicieron posible una situación nueva y alternativa para las mujeres de su tiempo, que no solo tuvo repercusiones a nivel religioso, sino también social; y como era de esperarse, eso provocó conflicto. Me encantó descubrir que ya en el Antiguo Testamento, también hubo momentos en los que la mujer tuvo otra situación y reconocmiento en el pueblo de Israel, como es el caso de Judith entre otras, a quien se le reconocen cualidades de mujer que van más allá de la debilidad o la simple belleza física.
Me llamó la atención caer en la cuenta del papel importante de las mujeres "paganas" en la extensión del movimiento de Jesús. ¿quiénes son ellas ahora? ¿esas que van más allá de las fronteras, de los límites de lo establecido? Nunca se había hablado de la fe de las mujeres....
En cuanto a Pablo, es bueno poder tener elementos para verlo de otra manera, no como un "antifeminista", pero que desgraciadamente sus escritos y palabras fueron usadas después para justificar el patriarcado eclesial que pesa hasta nuestros días.
De todas formas, el conocer que los comienzos de la iglesia no fueron así nos abre puestas y nos dan esperanzas y ánimo para seguir buscando otras formas, otro lugar para nosotras.Como se los compartia un poco la vez pasada, esto yo lo vivo muy cerca y a ratos con mucho dolor, pues por el tipo de trabajo apostólico que realizo, estoy muy en contacto y trabajamos disque en "equipo" con nuestra iglesia local, que por muy "liberadora" que trate de ser, en cuanto al lugar y reconocimiento de la mujer, tanto laica como religiosa, queda mucho que desear, esperar y conquistar.
El gran reto que me queda después de esta lectura y reflexión, es el de poder influír en algo, como Compañía, como Vida Consagrada en la inclusión de la mujer tanto a nivel social como eclesial. Como en el movimiento de Jesús, como en el tiempo de Pablo.... como lo hizo Santa Teresa, como Enrique de Ossó, que no pasemos sin hacer nada..... sin aportar a un cambio de estructuras y paradigmas que hagan posible que Dios se refleje equitativamente con su veradero rostro de madre/padre. El que haya conflictos será buena señal.....
Quiero también aportar una sugerencia para los próximos trabajos. Veo que para muchas y José de l@s anotados en el foro, no les esta siendo posible participar. Se que somos gente muy ocupada (como buen@s teresian@s). Sugiero que sea solo una lectura, para que nos de tiempo suficiente y además podamos hacer comentarios a lo que escriban José y las demás.

2 comentarios:

Nancy Olaya Monsalve dijo...

Querida Lourdes, gracias por tu propuesta sobre la cantidad de lectura. Eso mismo lo estoy notando. Al respecto haré llegar a cada una y a José, un nuevo esquema.

En cuanto a tu escrito sobre Schüssler Fiorenza, comparto contigo la pregunta: ¿quiénes son HOY esas mujeres que como las paganas, hicieron que Jesús y sus seguidoras/es rompieran paradigmas?

Dices: Son aquellas que ayudan a romper fronteras, a correr límites... Yo te amplío la lista: aquellas que se atreven a pensar y actuar distinto del prototipo de mujer patriarcal, aquellas que levantan su voz y hacen preguntas molestas... etc, etc

Panambi dijo...

Hola Lourdes:

Gracias por tu compartir, siempre son nuevas luces que cuestionan, confirman, hacen pensar, consuelan, enriquecen… la perspectiva personal. Entiendo perfectamente lo que dices sobre la mentalidad tan estrecha de nuestra iglesia local. Yo pertenezco a la parroquia de una población sencilla con harta convocatoria, una de las que cuentan con mayor afluencia de fieles, y precisamente es aquí donde uno de los sacerdotes se refería, no hace mucho, al feminismo como “cosa del diablo”. Y esto por decir lo más suave, pues imposible reproducir (por lo grotesco) lo que a diario transmite en sus homilías. Impotencia e indignación son los sentimientos más frecuentes.

De cualquier manera, no podemos claudicar ni perder la esperanza; desde un trabajo en red, organizado, inteligente, es posible ir cambiando estos paradigmas. Cómo es que las mujeres “paganas” de los primeros siglos, en medio de una sociedad patriarcal, han podido introducir nuevas alternativas al paradigma vigente.

Creo que tenemos que animarnos mutuamente.

Teresa del Pilar