viernes, 26 de diciembre de 2008

Nuevas aportaciones de Pinkola y Teresa

Después de algun tiempo de silencio y pedir disculpas por tanta tardanza, quería compartir con vosotras, el capítulo 3 de Pinkola, pero antes, deseaba dejarme resonar por algunas notas de Giselle sobre los escritos teresianos. Me ha gustado mucho sus afirmaciones sobre "nuestra necesidad de interpretar la biblia y los escritos teresianos, desde una clave feminista, y elaborar como reto,una espiritualidad bíblica y teresiana propias, de mujeres, que impulse nuestra autoestima, supervivencia y transformación". Y me van a servir de método a partir del cual, re-leer estos documentos. El el foro, sigo como sabeis con el intento de fomentar la tertulia bíblica on-line, y ya hemos hablado de Agar, la segunda mujer que deseo destacar dentro del Génesis, cómo simbolo de esclava, utilizada para el servicio del hombre y que luego es despreciada y expulsada al desierto, desde el cual, El Señor, rescata y la convierte en madre de un gran pastor de pueblos. Este es un simil que no nos resulta nada nuevo ¿verdad?. el proximo día, retomaremos a Tamar, tambien en el libro del Genesis.(manual de trabajo elaborado porMerceds Navarro y Carmos y en Bernabé "Distintas y distinguidas).
Por otra parte, mientras leía este capitulo El rastreo de los hechos y la recuperación de la intuición como iniciación, he encontrado algun simil con la vida de Teresa. He tenido la suerte e recibir en navidad la versión de Teresa de Jesús, que fue una serie de TV española de hace unos años, pero en versión DVD y volver a revivir, el mensaje teresiano contenido en los libros de la Vida, fundaciones y Camino de Perfección. En los tres primeros, he podido encontrar un itinerario muy semejante de acceso al conocimiento, al que se nos cuenta en el relato de Valissa.
En una primera fase, hay que dejar morir a la madre protectora, y aprender a caminar desde nuestros propios pasos. Aunque nos caigamos, nos duela, o creamos nos ser capaces. En esta sociedad nuestra, se nos pone muy dificil, soltar amarras. Nos refuerzan la dependencia afectiva, material, hacia personas, lugares y cosas. Y si se produce algún cambio en alguno de estos factores, sentimos morirnos de miedo.Nos tambaleamos y parecemos haber perdido nuestro propio poder de autocuración y de búsqueda de soluciones.
En la segunda tarea, se nos propone arrojarnos a la oscuridad de nuestros pasos. En ella nos encontraremos con nuestros enemigos, que son todos aquellos factores que nos hacen dudar de nosotros mismos. Aprender a reconocerlos en nuestro camino de iniciación y no tenerles miedo, será el siguiente eslabon de nuestra cadena.
La tercera tarea implica confiar en nuestra propia luz; nuestra intuición, nada desarrollada y a la que ni siquiera reconocemos en nuestra vida diaria. Nuestra voz interior, nuestra conciencia interior, si somos capaces de escucharla y entenderla, constituyen la motivación más fuerte y segura de nuestra vida.
La cuarta tarea supone enfrentarnos con el poder. En este paso se tiene que ser capaz de estar frente a la fuente de poder y no temblar en el intento. Es aprender a enfrentarse al poder de los demás y posteriormente con el nuestro. Supone que no tenemos que ser solamente "amables" por temos a ser privadas de nuestros derechos. Es necesario aprender a reconocer donde esta nuestro poder. La autora hace una simbología con las tareas domésticas, que al principio me confundió y hasta me molestó, por entender que justificaba una labor atribuida a las mujeres sin previo permiso. Como era considerar a las tareas domésticas como un camino de iniciación y d desarrollo de nuestra interioridad. Pero puesto que ellas, forman irremediablemente parte de nuestra vida diaria, es mejor tomarlas de esta manera. Nunca me las había tomado asi, y creo que puede ser interesnate, re-interpretarlas. No estoy cerrada a ninguna enseñanza, siempre que me ayuden a crecer como mujer. Así, las tareas de barrer, lavar, coser...podían ser consideradas como estrategias de "purificación de los propios pensamientos, recolocar los propios valores, eliminar las trivialidades de nuestra psique, barrer el propio yo, limpiar con regularidad los propios estados emocionales..."
La sexta tarea supone clarificar, y ser capaz de discernir entre lo esencial y lo que no lo es, y la convencienci en ocasiones, de dejar descansar un problema para encontrar la respuesta más cerca de nosotras mismas, de lo que esperabamos.
La septima tarea es la realización de las preguntas clave: ¿qué soy yo? ¿cuál es mi trabajo aqui? Es necesario aceptar nuestros propios ciclos y ritmos, para que nuestro crecimiento pueda continuar con éxito.
Desde la octava tarea se nos permite utilizar la sabiduria adquirida para volver a casa. Nos hace ser cautas, no temerarias, pero tampoco temerosas. La calavera de luz, que es en si misma un objeto temido, nos va a mostrar todo lo bueno y lo malo de nosotras mismas y de los demas. pero no por eso, nos va convertir en cobardes.
Desde la novena fase, quizás nos sentimos "poco dignas" de tener tanto poder, tanta luz. Y tenemos la tentación de arrojar lejos esa luz. ¿para qué saber tantas cosas? Es un pregunta que en más de alguna ocasión quizas nos hayamos hecho.
Pues como dije al principio, y tras recordar la serie de televisión, he ido vislumbranso algunas etapas en la espiritualidad de teresa que quería añadir en este foro. Por ejemplo esa fase inicial de búsqueda infructuosa, al principio, del verdadero camino del conocimiento de Dios y de su voluntad, que la confunden y la debilitan, y le hace confiar erróneamente en la voz de otros.
siguiente fase de encuentro de respuesta dentro de sí misma. Descubre su mujer salvaje, todo lo que puede ser capaz de hacer. Gobernarse por su voz interior. y así descubre su fuerza interior, capaz de enfrentarse con el poder de otros. Puede, desde la seguridad en su propio criterio, defender sus postulados, ante sí misma, y ante los demás. Y desde esa experiencia de Dios que la dirige, volver sobre sus pasos, y ver con otros ojos, su realidad y transformarla.
Ha sido un honor para mi en esta ocasion, contar con tan grandes coincidencias y poderlas compartir con vosotras. Un fuerte abrazo desde Sevilla. MJ Rosillo.

martes, 23 de diciembre de 2008

COMENTARIOS A LOS DOCUMENTOS TERESIANOS

SEMANA DEL 15 al 21 de diciembre (Teresa del Pilar)


COMENTARIOS A LOS DOCUMENTOS TERESIANOS

1. CONSTITUCIONES STJ

Ø Me siento cómoda, a gusto, desafiada… por cuanto que:

· El énfasis está puesto en lo que somos: mujeres consagradas.
· Nuestro ser de mujeres precede a nuestra hacer.
· La visión de género es nuestra perspectiva y compromiso.

Ø Comparto lo que dice Giselle sobre el comentario al Art. 36 del Directorio. Lo femenino, ciertamente, puede ser algo ambiguo, pero lo positivo es que queda abierto. Tenemos que conversar mucho sobre este punto, de tal modo que no se preste a confusiones.


2. XV CAPÍTULO GENERAL

Ø Destaco la importancia que se otorga a la reflexión sobre la mujer desde las diversas disciplinas y el carisma, pues esto revela nuestra apertura de horizonte, en correlación con una consciencia de la complejidad de la realidad. Epistemológicamente hablando, lo anterior es básico.

Ø Subrayo la idea de implicarnos en el proceso liberador de las mujeres. Metodológicamente hablando es fundamental que la acción-reflexión-acción vaya siempre de forma inseparable.

3. PROPUESTA EDUCATIVA TERESIANA

Ø Creo que sitúa de una manera clara, a través de un análisis concreto, el estado de la cuestión sobre el género femenino. La mujer necesita de nuevas relaciones de equidad en todos los ámbitos institucionales. El secular patriarcalismo nos ha hecho creer que esta situación de injusticia, marginación e inferioridad de la mujer respecto al varón es algo “natural”, “necesario” y “sagrado”.

Ø Es un gran desafío pendiente que nuestras instituciones educativas (nuestras mentalidades) despierten a este eje transversal de la educación: la perspectiva de género. Hay todavía, poca o ninguna consciencia sobre la misma.

4. PROYECTO FORMATIVO

Ø Tarea número uno para todas las hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús: formarnos en la perspectiva de género. Este el primer paso para exigir justicia y equidad en nuestras relaciones personales e institucionales.
Ø A mi juicio, el desafío más grande es: hacer consciencia, hacer consciencia y hacer consciencia. El resto vendrá por añadidura, pues es imposible, habiendo tomado consciencia, seguir donde se ha estado siempre y como se ha estado siempre.

5. APORTE DEL CIT EDUCAMOS EDUCÁNDONOS (destaco algunos puntos).

· Reconocer que el proceso de cambio es lento pues por cultura lo traemos adquirido. El cambio tiene que empezar desde dentro de cada persona.
· Revisar nuestras estructuras y la Propuesta Educativa desde la perspectiva de género.
· Sistematizar, difundir y trabajar el proyecto de “Mujeres que tejen la vida” en nuestras obras, comunidades y presencias.
· Hacer explícito y evidente nuestra POSTURA. Reflejar nuestra opción por la equidad intencionadamente. Construir reflexión desde lo que vivimos, vemos, sentimos…
· Este punto me parece apasionante y, a la vez, muy osado. Promete muchos “problemas”.

sábado, 29 de noviembre de 2008

CAPÍTULO 3. EL RASTREO DE LOS HECHOS: LA RECUPERACIÓN DE LA INTUICIÓN COMO INICIACIÓN

La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia (Teresa del Pilar)
Como veremos en el cuento, un carácter necesario que toda mujer ha de poseer es la pasión. Pasión en las palabras, en las ideas... Ustedes me dirán si me estoy extralimitando en ellas...

“Vasalisa la sabia” es un cuento ruso que narra las pruebas que la niña Vasalisa tiene que llevar acabo, en el encuentro con la bruja, “Baba Yagá”, para alcanzar un nivel de desarrollo superior desde lo femenino. He aquí un extracto de las ideas básicas.

Antes de morir, la madre de Vasalisa, junto con su bendición, le regala a la niña una muñeca, a fin de que recurra a ella si alguna vez se extravía o necesita ayuda. Las indicaciones eran que debía guardarla, no hablarle a nadie de ella y darle de comer. Con el tiempo, el padre se casó con una viuda que tenía dos hijas, las que - a espaldas del padre - atormentaban a la niña que, servicial, jamás se quejaba. La odiaban porque poseía una dulzura exquisita y además era muy bella. Con engaños, estas mujeres la mandan al bosque, a casa de la bruja Baba Yagá, para conseguir el fuego que ellas habían extinguido en el hogar. Durante el trayecto, la muñeca es su compañía y la guía hasta encontrar la casa y a la bruja. Esta le exige que, antes de darle el fuego, trabaje para ella. De no hacerlo, morirá comida por “Baba Yagá”. El primer día Vasalisa debe alimentar a la bruja, lavar su ropa, barrer el patio, limpiar la casa, separar el maíz añublado del bueno y cuidar que todo esté en orden. El segundo día debe separar las semillas de adormidera del montón de tierra con el que se hallan mezcladas. Logra terminar ambas tareas, con ayuda de la muñeca. Después de hacer a la bruja algunas preguntas, y callarse otras por sugerencia de la muñeca, Vasalisa puede volver a su casa. “Baba Yagá” le entrega el fuego dentro de una calavera ensartada en un palo, y la niña - resistiendo el temor y el deseo de arrojar aquello lejos de sí - vuelve a su casa. Vasalisa entra triunfal, mientras la calavera abrasa en su fuego a la madrastra y a sus hijas.

Ahora bien, la temática general de dicho cuento “gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición transmitida de madre a hija y de una generación a la siguiente. El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.” (Pág. 70)

En este sentido, la autora nos ofrece unas claves hermenéuticas que nos ayudarán a situar adecuadamente lo que nos quiere expresar. Atendamos a sus propias palabras. “Para comprender el sentido de este cuento, tenemos que saber que todos sus componentes representan características de la psique de una sola mujer. Por consiguiente, todos los aspectos del relato corresponden a una psique individual y describen el proceso de iniciación al que se está sometiendo. La iniciación se lleva a cabo cumpliendo unas tareas determinadas. En este cuento, la psique tiene que llevar a cabo nueve tareas. Dichas tareas se centran en el aprendizaje de algo relacionado con la manera de actuar de la Vieja Madre Salvaje.” (Pág. 70)

“Por medio del cumplimiento de estas tareas, la intuición de una mujer - este sabio ser que acompaña a las mujeres dondequiera que vayan, examinando todas las cosas de su vida y comentando la verdad de todas ellas con infalible precisión - se vuelve a encajar en la psique de la mujer. El objetivo es una afectuosa y confiada relación con este ser al que hemos dado en llamar ‘la que sabe’, la esencia del arquetipo de la Mujer Salvaje.” (Pág. 70)

De ahí que, a continuación iré comentando brevemente, y tratando de vincular a ciertas situaciones vitales, las nueve tareas que deberían ser llevadas adelante por la mujer en su camino de individuación como tareas de la iniciación.

1. Dejar morir a la madre ‘demasiado buena’, y alejarse del hogar parental, para poder así entrar en un proceso de fortalecimiento que le permitirá hacerse cargo de su vida, responsabilizarse de sus decisiones y “cargar” con las consecuencias. Lograr un encuentro profundo consigo misma, con su intuición y con lo que ésta le va indicando a cada paso. “En el cuento el proceso de iniciación empieza cuando la buena y querida madre se muere.” (Pág. 70) Dejar morir a la buena madre significa dejar aflorar las facultades intuitivas, entrenase en su uso adecuado y oportuno, escuchar sus llamadas y correr los riesgos que hagan falta de cara a la consolidación de una mujer fuerte y autodeterminada.

“La iniciación de Vasalisa empieza cuando ésta aprende a dejar morir lo que tiene que morir. Eso significa dejar morir los valores y las actitudes de la psique que ya no le son útiles. Hay que examinar con especial detenimiento aquellos férreos principios que hacen la vida demasiado cómoda, que protegen en exceso, que hacen que las mujeres caminen como si se escabulleran de algo en lugar de pisar con paso firme.” (Pág. 71)

“Por consiguiente, es justo que, para que podamos proseguir nuestro desarrollo, cambiemos la solícita madre interior que nos era beneficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente.” (Pág. 72)

Sin embargo, “la detención del proceso de iniciación de una mujer puede producirse por distintas razones, por ejemplo, cuando ha habido demasiadas penalidades psicológicas en los comienzos de la propia vida, sobre todo si no ha habido una madre ‘suficientemente buena’ en los primeros años.” (Pág. 71). Y aunque esto pueda ser así, nuestra autora sostiene que cuando ha habido un trabajo sostenido y metódico por sanar la historia de vida, es posible recuperar el pozo de la intuición femenina instintiva.


2. Dejar al descubierto la sombra: en el cuento, la madrastra y sus hijas representan los aspectos subdesarrollados pero provocadoramente crueles de la psique; son aspectos excluyentes, envidiosos y explotadores del yo, frente a los que ser demasiado sumisa no sirve para crecer, como tampoco sirve el negarlos. Se trata de los elementos de la sombra, es decir, de unos aspectos de la personalidad que se consideran negativos, indeseables o inútiles - con respecto a los valores codificados de la conciencia - y que por esta razón se relegan a las tinieblas, pero con el riesgo de paralizar el desarrollo de su personalidad. (Cf. Págs. 74-75) Sin embargo, dicha sombra también puede ser utilizada en beneficio propio.

“Aunque una mujer piense que el hecho de ser ella misma le granjeará la hostilidad de los demás, esta tensión psíquica es precisamente lo que necesita para poder desarrollar el alma y hacer un cambio” (Pág. 75) Aprender a decir NO con acertividad, a una cultura (Iglesia) estereotipadamente androcéntrica, es signo de sabiduría, pues pone al descubierto la sombra colectiva patriarcalista. Dicha sombra debe ser reconocida y desenmascarada, de lo contrario, las mujeres seguiremos siendo simples reproductoras de unas expectativas patriarcales que anulan nuestra identidad más profunda, nuestros sentimientos, nuestro ser, nuestro pensar, nuestros sueños… Y mientras continuemos siendo la criada de todo el mundo, tratado de complacer las fantasías de los demás, en desmedro de nuestras llamadas intrínsecas, no podremos desarrollarnos como mujeres plenas. En definitiva, el fuego de nuestra personalidad poco a poco se irá apagando” (Cf. Pág. 76).

3. Navegar a oscuras: en esta parte del cuento, el legado de la madre muerta - la muñeca - guía a Vasalisa a través de la oscuridad hasta la casa de Baba Yagá. Entrar en el bosque, en lo profundo del inconsciente para iniciarse, experimentando el numen de la propia capacidad intuitiva, por la que aprenderá a confiar en sí misma. “Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos.” (Cf. Pág. 76) Esta tarea requiere alimentar frecuentemente dicha capacidad intuitiva, escuchándola, prestándole atención, siguiendo efectivamente sus consejos. “La intuición percibe el camino que hay que seguir para poder sacar el mayor provecho posible de una situación. Tiene instinto de conservación, capta los motivos y la intención subyacente y opta por aquello que causará la menor fragmentación posible en la psique.” (Pág. 78)

4. Enfrentarse a la bruja salvaje: Vasalisa se enfrenta cara a cara con la Bruja Salvaje, con la fuerza vital, creadora y atemorizante, pero, a la vez, gozosa y rebosante divinidad materna, que se halla en la psique arquetípica. “Vasalisa se enfrenta a Baba Yagá sin servilismo, jactancia o bravuconería y tampoco huye o se esconde. Se presenta honradamente tal como es. Muchas mujeres se están recuperando de sus complejos de ‘amabilidad desmesurada’, en los que, cualesquiera que fueran sus sentimientos y quienquiera que las atacara, ellas reaccionaban con una dulzura rayana en la adulación.” (Pág. 80)

“Tenemos que adentrarnos en el bosque, ir en busca de la temible mujer para evitar que algún día, bajando por la calle, se abra una tapa de alcantarilla y algo inconsciente nos agarre y nos sacuda como un trapo, alegremente o no, más bien no, aunque siempre con buena intención.” (Pág. 80). Realizar esta acción podría llevarnos a evitar muchas sorpresas, no siempre agradables, en la vida. Tal es el caso, por ejemplo, de situaciones que afloran inesperadamente en la persona y que, aparentemente, no están en sintonía con la opción fundamental o la orientación de vida que se ha venido desarrollando. Me pregunto si la falta de encuentro oportuno con esta mujer temible no sería tal vez una explicación secreta de ciertos giros antagónicos, desconcertantes e inesperados que se dan a cierta altura de la vida - pero que no siempre se merecen un juicio ético.

Como quiera que sea, incorporar a nuestras vidas algunos de los valores de la bruja significa aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro. Esto es, dejar que muera un poco más la frágil niña demasiado dulce. Si se logra permanecer en su presencia, una parte de su poder le será traspasado a la mujer. “Ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa afrontar la propia numinosidad sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje cada una a su manera. Significa poder aprender, poder resistir lo que sabemos. Significa resistir y vivir.” (Pág. 82).

5. Servir a lo irracional: quedarse con la bruja, aclimatarse a los grandes poderes salvajes no conscientes de la psique femenina con el fin de comprender su poder (el propio poder). “Los ciclos femeninos según las tareas de Vasalisa son los siguientes: Purificar los propios pensamientos y renovar regularmente los propios valores. Eliminar las trivialidades que ocupan la psique, barrer el propio yo, limpiar con regularidad los propios pensamientos y estados emocionales. Encender un fuego duradero debajo de la vida creativa y guisar sistemáticamente ideas significa sobre todo guisar con originalidad mucha vida sin precedentes para poder alimentar la relación entre la mujer y su naturaleza salvaje.” (Pág. 85)

Cuando alguien desea guisar para Baba Yagá tiene que encender el fuego.”Una mujer tiene que estar dispuesta a arder al rojo vivo, a arder con pasión, a arder con palabras, con ideas, con deseo de cualquier cosa que ella aprecie sinceramente. Esta pasión es la que, de hecho, permite guisar y lo que se guisa son las sólidas ideas originales de una mujer. Si alguien quiere guisar para la Yagá tiene que procurar que debajo de la propia vida creativa haya un buen fuego.” (Pág. 84) Me encanta esto, creo que es muy propio de toda mujer. Nuestros últimos documentos capitulares nos invitan a apasionarnos por esta humanidad sedienta de Dios. En una palabra, nos invitan a potenciar nuestro ser de mujer.

“En el desarrollo de las mujeres todas estas acciones ‘domésticas’, el guisar, el lavar, el barrer, cuantifican algo que rebasa los límites de lo ordinario. Todas estas metáforas ofrecen maneras de pensar, medir, alimentar, fortalecer, limpiar y ordenar la vida espiritual.” (Pág. 85). Limpiar el espacio psíquico es una condición para que la naturaleza salvaje se desarrolle mejor.

“La mujer sabia mantiene ordenado su ambiente psíquico. Y lo hace conservando la cabeza clara, conservando un espacio libre para su trabajo. Y esforzándose por llevar a feliz término sus ideas y proyectos.” (Pág. 84) Pinkola habla también de mantener claras y ordenadas las ideas insólitas, entre estas ideas se incluyen las que son poco habituales, las místicas, espirituales y extrañas. (Cf. 84). Aquí, sin duda alguna, tienen su cabida la experiencia mística de Santa Teresa de Jesús y nuestra experiencia de Dios. En este sentido, la Santa afirma sabiamente que una cosa tener la experiencia de Dios y otra cosa es saber comunicarla. Tener la capacidad de transmitir a otros implica una consciencia “ordenada” de lo que se lleva entre manos. Es hacerse cargo plenamente de lo que acontece en la vida de la persona.

6. Separar entre esto y aquello: en esta parte del cuento, Baba Yagá impone a Vasalisa dos tareas muy difíciles. Primero, aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible, aprender a establecer sutiles distinciones de juicio. Segundo, observar el poder del inconsciente y su funcionamiento, incluso cuando el ego no es consciente de ello. Aprender algo más acerca de la vida (el maíz) y la muerte (las semillas de adormidera). (Cf. Pág. 86)

“La clasificación a la que se refiere el cuento es la que se produce cuando nos enfrentamos con un dilema o una pregunta, pero casi nada nos ayuda a resolverlo. Sin embargo, si lo dejamos reposar y regresamos más tarde, es posible que nos encontremos con una buena respuesta allí donde antes no había nada.” (Pág. 86) En este sentido, el sueño, de manera simbólica, es una instancia donde muchas situaciones hallan solución.
La bruja no sólo le pide a Vasalisa que discierna esto de aquello para establecer la diferencia entre cosas parecidas - como el verdadero amor del falso amor, la vida nutricia de la vida inútil - sino que, además, le pide que diferencie una medicina de otra. Aprender a reconocer nuestros agentes curativos psíquicos significa ser conscientes de nuestros “lugares verdes”, de aquello que nos reconforta, nos alimenta y nos mantiene vivas, en contacto con nuestros sueños y apasionadas en la vida. “Tenemos capacidad para infundir energía y fortalecer la vida y también para apartarnos del camino de lo que se muere.” (Pág. 88)

7. Indagar los misterios: Una vez completadas con éxito sus tareas, Vasalisa le hace a la Yagá unas cuantas preguntas muy pertinentes. Preguntar y aprender acerca del proceso cíclico de Vida-Muerte-Vida, inquiriendo lo justo, pero no más allá de lo necesario para no quedar cautivadas en los misterios del profundo inconsciente. Indagando en exceso acerca del enigma del mundo subterráneo corremos el riesgo de quedar seducidas y atrapadas por ese mundo. “Hay cierta cantidad de cosas que todas debemos saber a cada edad y en cada fase de nuestra vida.” (Pág. 90)

Aquí la Yagá se refiere a otra serie de ciclos, los ciclos de la vida femenina. “A medida que los vive, la mujer va entendiendo cada vez más estos ritmos femeninos interiores, entre ellos, los de la creatividad y el alumbramiento de hijos psíquicos y quizá también humanos, los ritmos de la soledad, el juego, el descanso, la sexualidad y la caza. No hay que esforzarse, la comprensión vendrá por sí sola. Debemos aceptar que ciertas cosas no están a nuestro alcance, aunque influyen en nosotras y nos enriquezcan.” (Pág. 91) Ciertas cosas son asunto de Dios y no se pueden saber. (Cf. Pág. 91) No somos diosas, nuestra aprehensión de realidad tiene un límite, saberlo y reconocerlo es signo de madurez y sabiduría. Hay que dejarle a Dios ser Dios en nosotras. Él necesita su espacio para realizar “su” obra.

“Por consiguiente, cuando finalizan estas tareas, ‘el legado de madres salvajes’ es más profundo y la capacidad intuitiva emana tanto del lado humano como del lado espiritual de la psique. Ahora tenemos a la muñeca de maestra por un lado y a la Baba Yagá por el otro.” (Pág. 91)

8. Ponerse a gatas: es asumir la luz recibida desde la sabiduría ancestral (representada por la calavera, vestigio óseo de antiguas generaciones), y contemplar la propia vida bajo esta luz, que nos dice parte de un colectivo secular.

Cuando las mujeres asimilan que el terreno subterráneo de la psique pertenece a la Yagá y el terreno de la madre demasiado buena es el del mundo de arriba, “dejan de aceptar sin discusión todas las bobadas, todos los comentarios mordaces. Y todas las bromas e insinuaciones que les dirigen. Para distanciarse un poco de la dulce bendición de la madre demasiado buena, la mujer aprende poco a poco no simplemente a mirar sino a mirar con desprecio, a mirar fijamente y a tolerar cada vez menos las imbecilidades de los demás.” (Pág. 92)

En cambio, “la falta de intuición y de sensibilidad ante los ciclos femeninos o el hecho de no seguir los consejos de la propia sabiduría da lugar a unas decisiones desacertadas e incluso desastrosas. En general esta clase de sabiduría ‘yaguiana’ hace que las mujeres vayan avanzando poco a poco y casi siempre las orienta y les transmite imágenes claras de ‘lo que hay debajo o detrás’ de los motivos, ideas, acciones y palabras de los demás.” (Pág. 92) En otras palabras, se mira más allá de las máscaras, y se ve la realidad misma, tal cual es.

Cuando una mujer alcanza a esta etapa, ya ha conseguido abandonar la protección de la madre demasiado buena que lleva dentro y ha aprendido a esperar y afrontar las adversidades del mundo exterior con fortaleza y sin temor. “Es consciente de la sombra represora de su madrastra y sus hermanastras y del daño que éstas le quieren hacer.” (Pág. 93) Es capaz de comprender el temible poder de su propia conciencia y el de la conciencia de los demás.

9. Modificar la sombra: es apropiarse de la nueva luz que le permite ver las cosas con claridad, pero también descarnadamente, no evitar el dolor de saber ciertas cosas sobre sí, los demás o la naturaleza del mundo. Significa mirar los aspectos negativos de si misma a la luz de estos nuevos conocimientos.

“El hecho de poseer una buena intuición y un considerable poder obliga a trabajar. En primer lugar, en la vigilancia y la comprensión de las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores. En segundo lugar, obliga a hacer acopio de voluntad para poder actuar con respecto a lo que se ha visto, tanto si es para un bien como si es para recuperar el equilibrio o para dejar que algo viva o muera.” (Pág. 94)

No cabe duda de que muchas veces hay que hacer gran esfuerzo para sostener en alto la luz delante de nosotras, pues a través de ella vemos todas nuestras realidades y todas las realidades de los demás, las desfiguradas, las divinas y todos los estados intermedios. (Cf. Pág. 94) Cuando los informes de la intuición son dolorosos, y casi no se pueden resistir, son conocimientos que cuestan afrontar. Y es aquí donde surge la tentación de regresar a la ignorancia primera. Saber, ver, conocer, tener consciencia de las cosas, implica no sólo fortaleza y grandeza de ánimo, sino responsabilidad ética que precisa de una gran dosis de discreción y sabiduría para administrar adecuadamente los datos que se manejan. De este modo, se cumple la palabra de Jesús: “a quien mucho se le da mucho se le pedirá”.

Por otra parte, “gracias a esta luz afloran a la conciencia los milagros de la belleza profunda del mundo y de los seres humanos. Con esta penetrante luz podemos ver un buen corazón más allá de una mala acción, podemos descubrir un dulce espíritu hundido por el odio y podemos comprender muchas cosas en lugar de quedarnos perplejas. La luz puede distinguir las capas de la personalidad, las intenciones y los motivos de los demás. Puede distinguir la conciencia y la inconsciencia en el yo y en los demás. Es la varita mágica de la sabiduría. Es el espejo en el cual se perciben y se ven todas las cosas. Es la profunda naturaleza salvaje.” (Pág. 95)

“La esmerada elección de los amigos y amantes y también de los profesores es esencial para conservar la consciencia, la intuición y la ardiente luz que ve y sabe.” (Pág. 97) Esta capacidad de discernimiento para una elección adecuada es una de las cosas más difíciles de aprender, pues exige ánimo, fuerza de voluntad, sabiduría, sentimiento, y frecuentemente nos obliga a pedir con insistencia lo que vemos con tanta claridad

“Otra manera de fortalecer la conexión con la intuición consiste en no permitir que nadie reprima nuestras más intensas energías... es decir nuestras opiniones, nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros valores, nuestra moralidad y nuestros ideales.” (Pág. 98) Una mujer integrada y conducida por la luz de su intuición, actúa con naturalidad y positiva espontaneidad, pues conoce sus luces y sus sombras, se valora a sí misma y, por tanto, se hace valorar y respetar. No tiene que andar mendigando los espacios que en justicia le corresponden tanto en la sociedad como en la Iglesia.

Finalmente, modificar la sombra significa dejar morir las cosas. Lo que tiene que perecer, hemos de dejar que perezca con toda libertad y serenidad. Una relación que ya no tiene razón de ser, una emoción negativa que destruye, un sentimiento obstaculizante, una etapa que ya hemos superado, un ciclo vivido y evaluado adecuadamente, una herida que obstruye la corriente sanguínea de la pasión por la vida…

Hemos visto que, en las narraciones escogidas, toda la temática vinculada a las tareas y trabajos que debemos realizar las mujeres en nuestro camino de individuación no son fáciles, sino que requiere un compromiso procesual, activo, profundo, esforzado, muchas veces doloroso y no carente de riesgos. En una cultura pragmática y presentista como la nuestra, donde priman el hedonismo y la consecución rápida de los objetivos, tales enseñanzas tienen un valor imponderable al aplicarse al crecimiento de la conciencia personal y colectiva. Y más aun al crecimiento espiritual de hombres y mujeres.



domingo, 9 de noviembre de 2008

EN MEMORIA DE ELLA. LA HISTORIA DE LA MUJER COMO DISCIPULADO DE IGUALES.

Segunda Parte. En memoria de ella. La Historia de la Mujer como Discipulado de Iguales.

Teresa del Pilar

En mi caso, la dedicación que supone sumergirse en las páginas del texto no es sólo por la complejidad de su contenido, sino por el desgaste afectivo que implica. Es de esos libros antes los que, simultáneamente, una se rinde y se rebela. Pues están ahí ambos polos interactuando constantemente en la inteligencia afectiva, impeliendo a la voluntad a no dejarse vencer y a seguir adelante… Desde esta dinámica personal creo que se podría entender el comentario selectivo que he ido haciendo por capítulos. Espero disculpen la extensión, pero no podía menos.

Capítulo 4

El movimiento de Jesús como movimiento de renovación en el seno del Judaísmo

Para entender, de manera genuina, al movimiento de Jesús se trata, fundamentalmente, de recuperar los orígenes cristianos del “discipulado de iguales”, puesto que las raíces cristianas son judías. “Volver a las fuentes” significaría, por tanto, sumergirnos en dicha historia, de tal modo que podamos arrancarle algunas esquirlas de inteligibilidad a lo que ha sido nuestro origen. “Reconstruir el movimiento de Jesús, como movimiento judío, dentro de las estructuras religiosas y culturales patriarcales es analizar el impulso feminista dentro del judaísmo.” (Pág. 11)

Conviene tener en cuenta que la metodología para una hermenéutica feminista de la “sospecha” se aplica también a la interpretación de los textos del Judaísmo referentes a la mujer. Esto significa que han de leerse como androcéntricos, es decir, desde una perspectiva masculina, que no considera la experiencia ni la realidad histórica de la mujer. En esta misma línea, no se ha de perder se vista que los intelectuales, procedentes, con frecuencia de la clase media, son los responsables de la “interpretación” patriarcal que lleva a denigrar o marginar a la mujer de los textos mencionados. (Cf. Pág. 12).

A pesar de esa manipulación hermenéutica, es sabido que, “las mujeres bíblicas como Ruth, Esther, Ana, o la madre de los 7 hijos mencionada en 2 Macabeos son caracterizadas con papeles y conductas típicamente femeninas, pero no como niñas o imbéciles.” (Pág. 12).

Jesús y su movimiento compartieron el símbolo dinámico de la basileia (“reino”, “imperio”) de Dios. Dicha imagen suponía que la santidad del pueblo elegido de Dios no viene dada en términos cúlticos, sino como plenitud destinada a la creación. “La santidad humana debe expresar la plenitud humana, la práctica cúltica no debe ponerse por encima de la praxis humanizadora.” (Pág. 14). De ahí que el proyecto de Jesús apunta, fundamentalmente, a que el ser humano (varón y mujer) potencie al máximo su humanidad, que pueda asumir sin angustia su biología, sus luces, sus sombras, sus zonas obscuras…, antes que el afán desmedido de una práctica rutinaria de ritos y cultos estandarizados que, la mayoría de las veces, ya nada dicen a una experiencia de Dios para el “mundo de hoy”.

En el ministerio de Jesús, Dios se muestra como el amor que TODO LO INCLUYE, que hace brillar el sol y caer la lluvia tanto para justos como para pecadores (Mt 5,45). La liberación de las estructuras patriarcales no sólo fue explícitamente formulada por Jesús, sino que ocupa un lugar central en la proclamación de la basileia de Dios.

Los primeros recuerdos e interpretaciones teológicas palestinenses de la vida y la muerte de Jesús le presentan como mensajero de la Sofía y, más tarde, como la Sophia misma. La teología cristiana más antigua comprende el ministerio y la muerte de Jesús en términos de Dios-Sofía porque tal vez Jesús se veía como profeta e hijo de la Sofía. La Sofía, el Dios de Jesús, quiere la integridad y la humanidad de todos y hace posible que el movimiento de Jesús se convierta en un “discipulado de iguales”, en el que las mujeres, al igual que los varones, son llamadas a la misma praxis de exclusividad e igualdad vivida por Jesús-Sofía.

“El Dios-Sofía de Jesús considera a todos los israelitas como sus hijos y “ella” es reconocida como tal por todos ellos.” (Pág. 42). Pero curiosamente, la dirección de la teología, no sólo ha ido permitiendo, sino que ha instado a las mujeres a identificarse “con categorías y grupos masculinos generales, pero no les ha permitido identificarse a sí mismas como mujeres en solidaridad con otras mujeres. La alienación de la mujer promovida por el lenguaje genérico cristiano continúa una tradición exegética y teológica que hace a las mujeres pobres invisibles en tanto que mujeres.” (Pág. 53).

Sólo cuando situamos los relatos de Jesús, que hacen referencia a las mujeres, en la historia global de Jesús y de su movimiento en Palestina, podemos reconocer su carácter revolucionario. Y no sólo en relación al rol de las mujeres, sino en cuanto a la nueva concepción del matrimonio, de la familia, en frontal oposición a la perspectiva patriarcal. “Las nuevas relaciones de comunidad de discípulos iguales no admiten ‘padres’ rechazando así el poder patriarcal y la estima de que éste estaba investido”. (Pág. 62)

Ahora bien, lo grave de toda esta tergiversación histórica es la ideologización de que ha sido objeto la “palabra”. Al decir de Schussler, “la ‘palabra’ es una historia y la historia no puede reducirse a una declaración “ideológica”. (Pág. 64) Si como hemos visto, esta declaración excluye efectivamente a la mujer, a los pobres, del lugar que, en justicia, les corresponde en la basileia de Jesús, la justicia en el cristianismo se convierte en una simple parodia.

Dejemos que la misma autora nos formule otra explícita señal de ideologización de la palabra. “Aunque la fórmula eucarística ‘en recuerdo mío’ (1 Co. 11, 24-25) es verbalmente semejante a la afirmación evangélica ‘en memoria de ella’, la Iglesia posterior no ritualizó esta historia de la mujer profeta, sino que la presentó como voluntad de Dios el hecho de que la pobreza no puede ser eliminada. La ‘Iglesia de los pobres’ y la ‘Iglesia de las mujeres’ deben ser recuperadas simultáneamente si la ‘solidaridad desde abajo’ tiene que hacerse de nuevo realidad para toda la comunidad de Jesús. (…) Jesús suscitó un discipulado de iguales que todavía necesita ser descubierto y realizado por las mujeres y los hombres de nuestros días.” (Pág. 66)

Capítulo 5

El movimiento misionero del cristianismo primitivo.

La igualdad en el poder del Espíritu.

En este capítulo se menciona explícitamente que “Hechos” es tendencioso en su presentación del movimiento misionero cristiano y del papel que en él habían desempeñado las mujeres. En efecto, es difícil la investigación certera por la carencia de fuentes creíbles, pues las que hay son precisamente de interpretación androcéntricas. Confrontada dicha exégesis con la de la “sospecha”, es necesario señalar que las mujeres que aparecen en la biblia no son la excepción, son apenas la “punta del iceberg”. (Cf. Pág. 76) Es indudable, por los escasos, pero elocuentes datos, que entre los misioneros ambulantes y la iglesia doméstica las mujeres se distinguían. Pablo afirma que las mujeres trabajaban con él en pie de igualdad. Fil 4, 2-3

Sin embargo, algunas interpretaciones post-paulinas las “ven” ejerciendo un mero y romántico disfraz. De este modo, intentan descalificarlas aplicándolas los habituales estereotipos femeninos. Como quiera que sea, a pesar de los reduccionismos “la literatura paulina y el libro de los Hechos nos revelan que numerosas mujeres se contaban entre los misioneros y líderes más destacados del movimiento cristiano primitivo. Eran apóstoles y ministros al igual que Pablo, y algunas fueron sus colaboradoras.” (Pág. 96).

Más allá de toda hermenéutica patriarcal, lo cierto es que, al decir de Pinkola, hemos de buscar, luchar, llorar… sobre “nuestros huesos secos”, ellos “están ahí” esperando ser reivindicados, esperando ser insuflados con el aliento del Espíritu del Dios-Sofía. Se trata, nada menos que, de una batalla cuyo objetivo es “volver a las fuentes” de nuestra identidad más profunda, de reconciliarnos, como Iglesia institucional, con nuestras sombras. Pues en esta reconciliación está nuestra glorificación. ¿La queremos verdaderamente?

Capítulo 6

Ni macho no hembra.

Gálatas 3, 28 Visión alternativa y modificación paulina.

“En lo que concierne a la redención y a los dones del Espíritu, todos estamos en igual situación ante Dios. Las implicaciones sociológicas de esta situación de igualdad no pueden, sin embargo, ser realizadas ni en la sociedad ni en el ministerio eclesial y son pospuestas hasta que llegue el momento oportuno.” (Pág. 116). “En este momento, sin embargo, el Magisterio se ha pronunciado con claridad sobre el tema y no creo que haya espacio para conseguir más.” (Entrevista a la teóloga brasileña María Clara Lucchetti Bingemer en www.miradaglobal.com)

“Sería bueno preguntarse por qué la mujer sólo es sujeto de seis y no de siete sacramentos. Me dirán que la tradición de la Iglesia católica y de la ortodoxa no tiene mujeres ordenadas. La Iglesia ortodoxa tiene sacerdotes casados, no así la católica. El diaconado permanente está creciendo pero es sólo para hombres. El rabinato de Jesús, en cambio, admitió discípulas mujeres y es imposible ignorarlo. Hay un liderazgo reconocido de san Pedro, pero no hay duda de que las mujeres eran parte del grupo inicial de cristianos.” (Entrevista a la teóloga brasileña María Clara Lucchetti Bingemer en www.miradaglobal.com) Pero si en nuestra querida Iglesia de hoy (sobre todo, la institucional) no cabe lugar para la pregunta…

En cambio, en la Iglesia primitiva, la lucha de Pablo por la igualdad (Gálatas 2, 14) entre los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad tiene importantes repercusiones para las mujeres de ambos colectivos. “En la medida en que esta concepción cristiana igualitaria suprimía todos los privilegios masculinos de religión, clase y casta, permitía no sólo a los gentiles y a los esclavos, sino también a las mujeres, el ejercicio de funciones de autoridad en el movimiento misionero.” (130).

Pablo, en “Gál. 3, 28 no ensalza la masculinidad, sino la unicidad del cuerpo de Cristo, la Iglesia, donde son superadas todas las divisiones y diferencias sociales, culturales, religiosas, nacionales y sexuales y donde todas las estructuras de dominación son rechazadas.” (Pág. 131). Pablo expresa su respeto y admiración por las mujeres en tanto que participantes activas en su trabajo misionero. “El interés manifestado por las relaciones ente hombres y mujeres en general y por las relaciones sexuales en particular, así como por el papel de las mujeres en el culto de la asamblea, indica que las mujeres eran muy activas en la comunidad.” (Pág. 132)

Como se ve, las mujeres tenían un reconocimiento explícito por parte del apóstol. Y no sólo esto, sino que en el movimiento misionero se respiraba un clima de libertad donde ellas podían dirigirse al Dios-Sofía, concebida como figura femenina. Tenían la efectiva posibilidad de expresar su amor a Dios desde su identidad femenina, respetando su cultura, su ser más profundo como una manera auténtica manera de dirigirse al Dios-Sofía, sin tener que anular necesariamente su “ser de mujer”. Era permitido alabar al Dios-Sofía sin verse mutilada ni intimidada a rendir culto a un Dios necesariamente masculino, de tal modo que los arquetipos femeninos tenían la suerte de hallar sentido en los símbolos religiosos de entonces. Suerte la de ellas!

A pesar de esta realidad, en las cartas paulinas hay pasajes que son utilizados para reforzar la perspectiva androcéntrico-patriarcal, sin embargo, “la principal preocupación de Pablo no es la conducta de las mujeres, sino la protección de la comunidad cristiana. Quería evitar que fuera confundida con los cultos orientales, orgiásticos y secretos, que socavaban el orden público y contravenían la decencia. (…) En 1Cor 11, 2-6 no niega a las mujeres el derecho a profetizar y orar en la asamblea, sino que insiste en que mujeres y hombres son iguales en la comunidad cristiana y en que no deben conducirse con actitudes características de los cultos orgiásticos.” (Pág. 149). “No obstante, el interés de Pablo al actuar así es un interés misionero y no va dirigido contra la libertad espiritual ni contra la implicación carismática de las mujeres en la comunidad.” (Pág. 153)

“El amor patriarcalizante de los códigos domésticos deutero-paulinos y las instrucciones de las pastorales son otros desarrollos de la argumentación paulina que llevarán en el futuro a una gradual exclusión de las mujeres de las funciones eclesiales y a la progresiva patriarcalización de toda la iglesia.” (Pág. 150) Y esto, concretamente, en relación al ministerio de las diaconisas, que entonces era ya efectivo. Ministerio que ni tan siquiera se menciona en la teología “oficial”. A este propósito, recuerdo que cuando una hermana le preguntó sobre dicho tema a un Obispo, éste automáticamente montó en cólera. Sin duda alguna, es de los que no dejan, ni permite a otro/a, que emerja la pregunta, que aflore la verdad…

Una prueba más de que la “palabra”, a través de “su” hermenéutica, es ideologizada. Cuando las cosas, los problemas, no se plantean desde la verdad difícilmente se podría llegar a soluciones verdaderas. Y de este modo, la verdad, la justicia… seguirán siendo desafíos pendientes dentro de nuestra Iglesia institucional. Me pregunto, ¿por qué y de dónde ese miedo recurrente a enfrentarnos con la “realidad” de las cosas? Nos ingeniamos con novedosas máscaras para evitar encontrarnos con ella, insisto: ¿por qué? Como se darán cuenta, no puedo resignarme a dejar que emerjan las preguntas… ¿Será tal vez un recurso para la resistencia…?

Como quiera que sea, “las tradiciones post-paulina y pseudo-paulina prolongarán estas restricciones para transformar la igualdad en Cristo entre mujeres y hombres, esclavos y libres, en una relación de subordinación en la casa que, por una parte, elimina a las mujeres de las responsabilidades del culto y de la comunidad y, por otra, restringe el ministerio acordado a las mujeres.” (Pág. 154).

Ahora bien, todos estos hechos de silenciamiento, violencia, postergación… de la mujer en el ámbito de la Iglesia institucional, avalada por un discurso teológico oficial masculinizado y masculinizante, creo que son apenas la “punta del iceberg” de una grave problemática que nos aqueja. Esto significa que hay algunas causas más profundas que están gatillando semejantes situaciones. Solamente un fuerte sacudón del Espíritu, de ese (a) Dios-Sofía, junto a una voluntad explícita y sostenida de conversión individual y estructural, podrá liberarnos de nuestro enajenamiento hacia una mayor autenticidad y humildad. Pues, como dice Santa Teresa: “La humildad es la verdad”.


lunes, 3 de noviembre de 2008

Discipulado de iguales como alternativa al sistema patriarcal


Las que nos hemos lanzado a leer el libro de Elisabeth Schüssler Fiorenza y hemos permanecido en esta tarea, sabemos por experiencia que no resulta nada sencilla ni placentera. Sin embargo, hay una parte de nosotras que siente recompensado el esfuerzo de continuar y persistir, a pesar de las tentaciones para abandonar.

Una cosa es leerla y comprender muchas de sus ideas, y otra es escribir sobre ellas. Trataré de compartirles imágenes que me resultaron muy iluminadoras y me causaron una inmensa alegría. Voy a tratar por separado cada una de esas ideas e imágenes descubiertas y/o resignificadas. Lo que haré es glosar a la autora con la expresa intención de organizar mi pensamiento.

- Una de las imágenes que se instalarón en mi, es la de las mujeres judías y griegas (aquellas que se unieron al movimiento de Jesús) COMO PRECURSORAS de los movimientos cristianos de mujeres. Me siento agradecida, hermana y heredera de su experiencia. Así mismo, descubrí con mayor profundidad el JESÚS FEMINISTA, quién desarrolló su visión al lado de mujeres y contestó el patriarcado judío.

- De acuerdo con lo anterior, esta lectura modificó la imagen que tenía de la situación de la mujer en la época de Jesús. Uno de las fuentes que nos presenta Schüssler Fiorenza para este propósito es el LIBRO DE JUDITH. Escrito en el siglo I a.C. inspiró movimientos proféticos, recogió el tema de la Sabiduría y rescató la imagen de Dios como "Dios de los humildes, defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados" (9, 11). Por otro lado, revela datos sobre la vida de ciertos grupos de mujeres. Mujeres viudas, herederas de abundantes recursos. Tienen libertad para rechazar un nuevo matrimonio y consagrarse a la oración, la ascesis y la celebración del Sabbath. Con autoridad moral para ofrecer consejos a los ancianos de la ciudad. Mujeres que como Judith destacan por su sabiduría, valor, fe y dedicación a la liberación de su pueblo. En este escrito la perspectiva femenina se hace evidente: la sabiduría triunfa sobre la fuerza bruta, la perseverancia, la fidelidad y el coraje sobre la tímida resignación de los hombres.

- Confirmé la imagen del Reino de Dios como COMIDA COMUNITARIA Y FESTIVA. No es la comida cultual de los fariseos lo que está en el centro del movimiento de Jesús, sino la mesa comunitaria que no excluye a nadie; todos y todas son invitados: mujeres, hombres, niños, pobres, pecadores, impuros, prostitutas, etc. No quiere decir que rechace totalmente la validez del Templo y la Torá sino que propone una interpretación alternativa: coloca en el centro al pueblo como lugar del poder y de la presencia de Dios creador y liberador. Por eso el culto no debe ponerse por encima de la praxis liberadora. En este sentido, los pobres, enfermos, pecadores, impuros y mujeres experimentan el ilimitado poder liberador de la basileia de Dios.

- Uno de los grandes aprendizajes consistió en pensar a Dios como SOPHIA: Dios de bondad misericordiosa, que acoge a cada una de sus hijas e hijos y es reconocido por ellas y ellos (Lc 7, 35). Jesús bebió de esta teología sapiencial que desde el siglo III a.C. celebraba la bondad misericordiosa de Dios, su poder creador, su elección de Israel y su misteriosa presencia en la Gestalt femenina de la Sofía Divina. Esta teología no desarrollo temor a la Diosa como el profetismo clásico, sino que utilizó elementos de este lenguaje para hablar de la bondad misericordiosa del Dios de Israel. La llama hermana, esposa, madre, amada y maestra. Es Ella quien guía en el camino, quien predica en Israel, quien busca a las gentes, las encuentra y les invita a CENAR. Estas y otras acciones son atribuidas a Jesús, por eso se le presenta como el mensajero de la Sofía y más tarde como la misma Sophia (Mt 11, 28-30; 12, 32; Lc 12, 10; 11 49; 13, 34).

- Por otro lado adquirí otra clave de lectura para comprender y profundizar sobre el movimiento de Jesús y el carácter incluyente de la comida comunitaria. Entendí que el obrar de Jesús se circunscribe en la tradición de Dios-Sofía, lo que hizo posible que su movimiento se convirtiera en un "DISCIPULADO DE IGUALES". Los publicanos, pecadores, mujeres, niños, pescadores, amas de casa y todos aquellos que a causa de las circunstancias de la vida y de las injusticias sociales fueron los marginados y los últimos en la sociedad israelita, ahora se reunían, compartían su trozo de pan y escuchaban en comunidad el Evangelio.

- Con alegría y orgullo descubrí que las MUJERES PAGANAS fueron las primeras entre los no judíos que se convirtieron en miembros del movimiento de Jesús (Mc 7, 24-30). Con certeza y apoyadas en diferentes estratos de la tradición evangélica se puede deducir que las mujeres tuvieron un papel determinante en la extensión del movimiento de Jesús a los no israelitas (Jn 4, 1-42; Ga 2, 15b). Ellas que experimentaron la bondad y la misericordia del Dios de Jesús fueron las primeras en extender el movimiento de Jesús no sólo en Galilea sino en territorios paganos.

- Lo anterior me capacita para afirmar con mayor claridad y pertinencia el PAPEL DE LAS MUJERES EN LA CONTINUIDAD Y EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO CRISTIANO. Estas discípulas no huyeron después del arresto de Jesús, sino que permanecieron en Jerusalén durante su ejecución y su entierro (Mc 16,1-6.8a). Apoyadas en su experiencia del resucitado, llegaron a la convicción de que Dios estaba de lado de Jesús y pudieron continuar su movimiento. Probablemente intentaron reunir a los discípulos dispersos y a los amigos de Jesús que vivían en Jerusalén y en sus alrededores: María, Martha de Betania, La mujer que ungiera a Jesús, la madre de Juan Marcos, María la madre de Jesús y a discípulos como Lázaro, Nicodemo, el discípulo amado. Algunas de ellas regresaron a Galilea su tierra natal y entre sus amigos y seguidores continuaron la corriente iniciado por Jesús. María Magdalena fue la más destacada entre los discípulos galileos.

- Schüssler Fiorenza señala varios textos bíblicos que contestan claramente la estructura patriarcal. Sinceramente algunos de ellos no los interpretaba de esa manera. Sólo voy a citar algunos de una manera muy sucinta. Jesús criticó seriamente la forma como se planteaban las relaciones en el MATRIMONIO PATRIARCAL. En Mc 10, 2-12 dice Jesús que Dios no proyectó esa clase de relaciones desiguales. Según Dios, el hombre y la mujer deben disfrutar de una relación social común e igualitaria. En Mc 12, 18-27 Jesús reprocha nuevamente las estructuras patriarcales y dice que en el mundo de Dios las mujeres y los hombres no establecen relaciones de dominación y dependencia, sino de personas iguales que viven en la presencia del Dios vivo. Precisamente Mc 10, 29b se habla de un discipulado que se vive al margen de ese ordenamiento e inclusive que produce conflicto en su interior (Mt 10,34-36 y Lc 12, 51-53). Por otro lado hay una serie de citas que señalan la vocación de discípula de la mujer (Lc 11, 27) por encima de la vocación a la maternidad.

- Hay más aún, el movimiento de Jesús llega a contraponer el tipo de relaciones de la familia patriarcal con el de la comunidad de los discípulos y discípulas de iguales (Mc 3, 31-35; Lc 11, 28; Mc 10, 30). En estos textos se omite de manera muy significativa los padres, mientras que las mujeres (madres y hermanas) son incluidas claramente entre los seguidores. Por otro lado, aquellos que hacen la voluntad de Dios conforman una NUEVA FAMILIA que no excluye a los "padres/amos" en su círculo pero que les da una posición diferente y les exige una relacionalidad igualitaria. El "niño/esclavo" que ocupa el lugar más bajo en la estructura patriarcal se convierte en el paradigma del verdadero discípulo/a (Mc 10, 15; Mt 23, 8-11). En esta nueva familia se rechaza toda exigencia de poder y dominio sobre los demás. Y por último cabe decir, que las nuevas relaciones de la comunidad de discípulos/as de iguales rechaza a los maestros y a los padres pues sólo uno es el Maestro y el Padre (Mc 10, 29-30; 11, 25; Lc 11,2-4; 12, 30).

- Tengo que reconocer que el trabajo de la autora cambió una de mis opiniones sobre algunos de los ESCRITOS PAULINOS. Schüssler Fiorenza descubrió que aún en las esporádicas referencias que tiene en sus escritos, se puede advertir un vigoroso liderazgo femenino. Por meritos propios, las mujeres judías y paganas se pusieron al servicio del Evangelio. Además de estar comprometidas en la actividad misionera, lo estaban en las responsabilidades de la Iglesia antes e independientemente de Pablo. No es el caso describir aquí los resultados de la investigación que llevó a la autora a demostrar científicamente sus ideas. Les recomiendo leer las paginas referentes a esta parte (205 a 225). Personalmente me surgió la necesidad de conocer mis antecesoras: su nombre, el contexto en el que se desenvolvieron, sus experiencias, sus aportes a las iglesias, etc. Mujeres como María la madre de Juan Marcos, Helena la reina de Adiabene, Tabita de Jaffa, Lidia, Pisidia, Damaris, Priscila, Drusila, Berenice, Prisca, Febe, Junia, Apphia, Trifena, Trifosa, Pérside, Evodia, Síntique, Tecla, Apfia, Ninfas, entre otras muchas, son PUNTAS DEL ICEBERG en el que las mujeres más importantes del movimiento misionero salen a la superficie, no como excepciones de la regla sino como representantes de las mujeres cristianas que han sobrevivido a las redacciones androcéntricas y al silencio histórico.

- Y finalmente, quiero compartirles otra imagen que tiene que ver con la teología de Pablo. Aquí también me sorprendí diciéndole "mereces otro punto a favor, mi Pablo". El apóstol luchó por la igualdad de los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad. Si el rito de iniciación cristiana fue el bautismo y no la circuncisión, LAS MUJERES Y LOS PAGANOS PODÍAN CONVERTIRSE EN MIEMBROS PLENOS DEL PUEBLO DE DIOS, con los mismos derechos y deberes que los hombres israelitas en cuanto a su posición y función socio-eclesial. Mientras que en el judaísmo el discípulo más fervoroso nunca podía alcanzar la posición del israelita varón, en el movimiento cristiano las herencias raciales, sexuales, de género y culturales no determinaban esta posición. Esto es exactamente el contenido del texto: "Los que os habéis bautizado en Cristo, os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni macho ni hembra, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 27-28). Pablo no niega las diferencias sexuales biológicas sino que afirma que las relaciones patriarcales y las relaciones sexuales no son ya un el elemento constitutivo de la Nueva Comunidad de Cristo.

NANCY OLAYA
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lunes, 27 de octubre de 2008

LA HISTORIA DE LAS MUJERES COMO HISTORIA DEL DISCIPULADO DE IGUALES

Aunque, como varias dijimos en el capítulo anterior sobre lo denso de esta lectura, esta vez ya se fué haciendo más familiar. Creo que vale la pena irse ambientando con este tipo de hermenéutica, pues es muy interesante y enriquecedor, y nos quedaríamos sin entender muchas cosas interesantes e iluminadoras de la Escritura.
Rescato como importante el que, tanto el movimiento de Jesús como Pablo, hicieron posible una situación nueva y alternativa para las mujeres de su tiempo, que no solo tuvo repercusiones a nivel religioso, sino también social; y como era de esperarse, eso provocó conflicto. Me encantó descubrir que ya en el Antiguo Testamento, también hubo momentos en los que la mujer tuvo otra situación y reconocmiento en el pueblo de Israel, como es el caso de Judith entre otras, a quien se le reconocen cualidades de mujer que van más allá de la debilidad o la simple belleza física.
Me llamó la atención caer en la cuenta del papel importante de las mujeres "paganas" en la extensión del movimiento de Jesús. ¿quiénes son ellas ahora? ¿esas que van más allá de las fronteras, de los límites de lo establecido? Nunca se había hablado de la fe de las mujeres....
En cuanto a Pablo, es bueno poder tener elementos para verlo de otra manera, no como un "antifeminista", pero que desgraciadamente sus escritos y palabras fueron usadas después para justificar el patriarcado eclesial que pesa hasta nuestros días.
De todas formas, el conocer que los comienzos de la iglesia no fueron así nos abre puestas y nos dan esperanzas y ánimo para seguir buscando otras formas, otro lugar para nosotras.Como se los compartia un poco la vez pasada, esto yo lo vivo muy cerca y a ratos con mucho dolor, pues por el tipo de trabajo apostólico que realizo, estoy muy en contacto y trabajamos disque en "equipo" con nuestra iglesia local, que por muy "liberadora" que trate de ser, en cuanto al lugar y reconocimiento de la mujer, tanto laica como religiosa, queda mucho que desear, esperar y conquistar.
El gran reto que me queda después de esta lectura y reflexión, es el de poder influír en algo, como Compañía, como Vida Consagrada en la inclusión de la mujer tanto a nivel social como eclesial. Como en el movimiento de Jesús, como en el tiempo de Pablo.... como lo hizo Santa Teresa, como Enrique de Ossó, que no pasemos sin hacer nada..... sin aportar a un cambio de estructuras y paradigmas que hagan posible que Dios se refleje equitativamente con su veradero rostro de madre/padre. El que haya conflictos será buena señal.....
Quiero también aportar una sugerencia para los próximos trabajos. Veo que para muchas y José de l@s anotados en el foro, no les esta siendo posible participar. Se que somos gente muy ocupada (como buen@s teresian@s). Sugiero que sea solo una lectura, para que nos de tiempo suficiente y además podamos hacer comentarios a lo que escriban José y las demás.

sábado, 25 de octubre de 2008

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS

La persecución del intruso - El comienzo de la iniciación (Teresa del Pilar).

Capítulo 2

Me parece importante iniciar este compartir recordando lo que nos dice la autora en el capítulo anterior: “para fomentar nuestra relación de parentesco con la naturaleza instintiva, es muy útil comprender los cuentos como si estuviéramos dentro de ellos y no como si ellos estuvieran fuera de nosotros.” (Pág. 21).

Ciertamente, es difícil penetrar en la mística del cuento de Barba Azul sin sentirse íntimamente aludida, es inevitable sentir que sus imágenes (casi intimidatorias) están llenas de vigor en la interioridad personal. Sin duda alguna que este cuento, al igual que muchos otros, con toda la variedad y densidad de simbolismos que presenta, nos está hablando de las profundidades colectivas, de los niveles de la psique que compartimos los seres humanos, esto es, de nuestra “naturaleza instintiva”.

Por instinto se entiende comúnmente impulso, provocación, fuerza que apunta a una finalidad vital y que, al menos en parte, responde a una necesidad interna o no aprendida. Una antropología dualista defiende que el ser humano, además de instintos tiene razón, con lo cual la moral, sobre todo católica, se plantea como una especie de conflicto dicotómico entre lo animal (instintos) y lo “verdaderamente” humano (la razón, si es posible “pura”) en la estructura de la personal. Y es a partir de esta perspectiva como se sostienen los dañinos moralismos que provocan tanta confusión en las personas, fruto de una teología que, en lugar de enfatizar la mística, pone todo el acento en una moral culpabilizadora.

En cambio, el planteamiento de Pinkola es más bien una invitación a re-conocer y acoger esa variedad de seres que nos habitan. “En un sólo ser humano hay muchos otros seres, todos con sus propios valores, motivos y estratagemas. Ciertas tecnologías psicológicas aconsejan detener a estos seres, contarlos, darles un nombre y ponerles unos arneses hasta obligarlos a avanzar con paso cansino como esclavos vencidos.” (Pág. 33).

Significa esto que el desafío es, ante todo, no anatematizar de entrada a estos seres que nos habitan, y menos intentar moralizarlos, negarlos, reprimirlos o ignorarlos, sino poder tomar conciencia sobre su identidad, conocer sus estrategias, aprovecharnos de su energía, tratar de integrarla en la unidad que constituye todo ser humano. “Todas las criaturas tienen que aprender que existen depredadores. Sin este conocimiento, una mujer no podrá atravesar su propio bosque sin ser devorada. Comprender al depredador significa convertirse en un animal maduro que no es vulnerable por ingenuidad, inexperiencia o imprudencia.” (Pág. 39).

Aprender a descubrir al depredador que llevamos dentro significa no eliminar nuestros “instintos”, sino otorgarles herramientas, que los ayude a arrebatarle esa energía mortífera, “entre ellas cabe citar la perspicacia, la intuición, la resistencia, la capacidad de amar con tenacidad, la aguda percepción, la previsión, la agudeza auditiva, la capacidad de cantar por los muertos, de sanar intuitivamente y de cuidar de sus propias hogueras creativas.” (Pág. 37). La clave, por tanto, no es eliminar, sino más bien canalizar, encauzar, vigilar, tenerlo cerca, domesticar al depredador… La realidad es bifronte, no es blanca ni negra, como hartas veces nos gustaría, es más bien gris o matizada. Requiere constante discernimiento situado, lo cual no es lo mismo que relativismo.

Asumir nuestras “sombras”, requiere, ante todo, “la llave que permite desvelar el secreto que todas las mujeres conocen y, sin embargo, no conocen. La llave representa el permiso para conocer los más profundos y oscuros secretos de la psique, en este caso, eso que degrada y destruye estúpidamente el potencial de una Mujer.” (Pág. 43). Subrayo, darnos el permiso, creo que esto es vital. Una educación superficial, pragmática, represora, punitiva, moralizante… no permite la autoliberación interior, la toma de conciencia, el espacio para que emerja la pregunta. “Las preguntas son las llaves que permiten abrir las puertas secretas de la psique.” (Pág. 44).

Formular la pregunta implica, de algún modo, que la respuesta ya está en la persona, de lo
contrario habría sido difícil la formulación. Dice Heidegger, el gran pensador alemán, que la pregunta es la “devoción del pensar”. Y yo diría que la pregunta es el ascenso al primer escalón que nos introduce al misterio, al enigma, el atisbo de ese “más” que vislumbramos en las cosas que percibimos. Formular convenientemente la pregunta es introducirse en la mística de la vida que nos posee, que nos arrastra con su poder. Es ir penetrando hacia el centro de ese Castillo interior, del que nos habla Santa Teresa. El castillo significa el centro de la vida, es símbolo circular del sí-mismo, la meta del desarrollo psicológico.

Teresa muestra su experiencia de Dios desde un castillo que brilla como un globo de cristal. En este castillo de cristal entra un “alma”, que inicia un recorrido maravilloso, y a veces angustioso. Para llegar al centro del castillo el alma tiene que deambular por numerosas habitaciones del castillo. Estas están dispuestas en siete anillos o círculos concéntricos alrededor del centro. Las imágenes son fluidas. Las moradas contienen aposentos, pero también jardines, fuentes y laberintos. Cada morada es un mundo en sí misma y al caminante le esperan experiencias únicas. El centro ejerce una atracción magnética que tira del alma a través de las moradas.

A través de esta alegoría ella nos invita y anima a abandonarnos, por medio de nuestro proceso, hacia el Dios que habita en dicho centro. Él es, pues, una garantía de que nuestro camino hacia el núcleo del castillo aporta plenitud de vida en la unión con Dios. Las imágenes en Teresa son la prueba de haber formulado su propia experiencia hacia el centro del Castillo. Las dificultades y obstáculos, las culebras, que se encuentran en el proceso hacia el camino interior son afrontados con maestría. Las culebras en el castillo representan todo lo que se arrastra, seres con intereses variados, intereses que apartan de Dios, son la oscuridad en la vida. Si se hacen conscientes ayudan, si no son conscientes se hacen perjudiciales para la persona.

A mi juicio, la simbología tanto de Teresa de Jesús como de Pinkola son una provocación a recuperar la capacidad que tenía la Iglesia de tender puentes entre el inconsciente y la conciencia a través de los símbolos de la religión que la mentalidad racional y técnica han ido socavando. Pienso que la espiritualidad teresiana nos otorga los recursos necesarios para ayudar a que la Iglesia cristiana pueda re-encontrar el misterio pascual en la vida de cada persona, donde uno puede contactarse con los lugares sagrados para el encuentro con Dios.

Incluso la palabra de Dios leída desde estas perspectivas proporciona nuevas luces para el encuentro, para la re-conciliación con esos “seres” que nos habitan. El estudio bíblico desde una óptica feminista es profundamente liberador, no sólo para las mujeres, sino sobre todo para los varones. Porque como afirma Joan Chittister: “Cuando las mujeres sean libres, los hombres también lo serán”. (Chittister Joan, OSB, El fuego en estas cenizas, Sal Terrae, Bilbao, 1996)

jueves, 16 de octubre de 2008

¿Cómo desarrollar y potenciar tu fuerza de mujer?


"En un solo ser humano hay muchos otros seres...
Nuestra tarea no es corromper su belleza natural sino construir para todos una campiña salvaje en la que los ARTISTAS que haya entre ellos puedan crear sus obras, los AMANTES puedan amar y los SANADORES puedan sanar
".

No puede una leer este cuento sin sentirse profundamente afectada. Son muchos los aspectos que podría comentarles, pero voy a fijar mi atención en uno de ellos.

Según Pinkola Estés, otros seres dentro de nosotras "
siembran destrucción". Desde una antropología dualista la tentación será tratar de arrancar esa parte oscura de mi. Pero al igual que la autora, estoy convencida de que debo acoger-ME toda. Trigo y cizaña me habitan, vida y muerte, luz y sombra, fuerza y debilidad, jardín y desierto son parte de mi, y por lo tanto, no puedo arrancarlos sin que mi ser se deteriore o pierda vigor ¿cómo?

Ese es el tema central de cuento ¿Cómo relacionarme con esa dimensión de mi ser? Ella le llama depredador de sueños, ladrón de tesoros, secuestrador de la niña-joven, asesino de la naturaleza instintiva de la mujer y del varón, etc.

Lo interesante, por lo menos para mi, es que esta estructura o este arquetipo figura en el pensamiento bíblico y en el de la Santa. El autor bíblico le compara con una serpiente (Génesis 3) y Teresa le llama ladrón (CV 10, 1; 14, 3; 21, 5; CE 14,1; 20,1).
Existen otros relatos que representan de distintas formas este dinamismo o faceta femenina (y masculina): "El Lobo" en Caperucita Roja, "Hades" en el mito de la diosa Perséfone, o inclusive, la narración bíblica en la que dos mujeres son despertadas por Jesús, la hija de Jairo y la hemorroísa en Marcos 5, 21-43. Todos ellos como "Barba Azul" invitan a desarrollar la capacidad de reconocer el depredador, neutralizarlo y utilizar su gran fuerza. La pregunta es la misma ¿cómo?

Pinkola Estés nos dice que el depredador predispone a una mujer a no actuar, sino a dejarse actuar en función de los demás, a ser complaciente y pasiva, aún cuando debe defenderse y exigir distancia. Cuando la mujer es tomada por este "aspecto asesino de su psique", no sabe quien es y no es consciente de sus deseos y de sus fuerzas. Lo es todo para los demás, particularmente para el varón. A este tipo de mujeres, el matrimonio es algo que le "sucede" no que ella hace suceder. Queda como "secuestrada" y sede ante la persona más fuerte, dejándose convertir en una esposa joven, indefensa y cautiva, a pesar suyo.

Nuestra autora nos da una pista: "Hay que tener una llave... ella representa el permiso para conocer los más profundos y oscuros secretos de la psique, en este caso, eso que degrada y destruye estúpidamente el potencial de una mujer... La llave simboliza siempre la entrada a un misterio o un conocimiento". El efecto de la llave lo produce la capacidad de hacernos o hacer una pregunta apropiada que nos DESPIERTE y desarrolle consciencia de nosotras mismas. Por lo tanto estas preguntas se tienen que formular pero también se tienen que responder valientemente.

Aunque parezca una mala noticia, este cuento trae un mensaje importante y esperanzador para las mujeres (y los hombres). Porque cuando somos capaces de enfrentarnos a nuestra "peor tierra" (son todas imágenes de Pinkola) nuestro poder se acrecienta: "No teme la oscuridad... los despojos, los desechos, la sangre, los huesos fríos, los esposos asesinos... puede resistirlo todo... es lo que está APRENDIENDO la hermana menor del cuento". Está aprendiendo a enfrentar la vida por sí misma y cuidar de sí. De victima de un secuestro se convierte en dueña de las zonas más profundas de su psique. ¿Han leído el mito de PERSÉFONE? Se los recomiendo.

Voy a terminar mi compartir, escribiéndoles un pedacito de este arquetipo de mujer llamado PERSÉFONE:

"Una vez que la mujer Perséfone desciende al interior de sus propias profundidades... no teme volver a examinar de nuevo la experiencia. Si puede transmitir lo que ha aprendido a través de ellas, puede convertirse en una guía para los demás. Una mujer Perséfone que ha estado en el mundo subterráneo y ha vuelto, también puede ser una terapeuta guía con capacidad para conectar a otras personas con sus propias profundidades, guiándolas a encontrar el significado y la comprensión de lo que encuentran en ellas".

De Jean Shinoda Bolen en: "LAS DIOSAS DE CADA MUJER, Una nueva psicología femenina".

NANCY OLAYA

martes, 14 de octubre de 2008

SOBRE EL CUENTO DE BARBA AZUL

Este cuento me iluminó muchísimo. Hace tiempo que me vengo cuestionando por qué tantas jóvenes con las que he convivido a lo largo de mi vida apostólica, a pesar de tantos consejos, temas de formación, lecturas, sermones, etc. sobre la elección de su futuro, sobre su dignidad y valor como mujeres.. en un rato, sin pensarlo mucho ni bien, se entregan a cualquier muchacho, sin muchas condiciones, echando a perder su vida en un minuto.... Hasta me he llegado a sentir mal e impotente ante esta realidad que se repite en uno y otro lado, por lo menos de mi país.... Aunque leyendo lo que nos comparte Ma. José, veo que no soy la única.... Ahora lo entiendo más y esta lectura me ha dado mucha luz, este "depredador" lo llevamos muy dentro y no es tan fácil liberarse de él. También me dió mucha esperanza, porque no es imposible.... hay un camino, y eso me dió ánimo para seguirlo intentando. Me encantó la riqueza de simbolismos, sobretodo lo de la llave, será porque a mí me encanta hacerme preguntas y hacerle preguntas a la vida, a la realidad, a todo.... Ser "curiosa" no es tan malo como parece o nos hacen creer, al contrario, es el camino de la liberación profunda; es el impulso de la búsqueda, la intuición que tenemos como mujeres y que nos hace no conformarnos con las cosas como son y como están. Es nuestra fuerza, nuestra "arma poderosa" hacia algo mejor. El reto que me queda es el de contagiar y motivar a más mujeres a esta inquietud, a esta maravillosa "curiosidad", a este preguntarnos muchas cosas, aunque esto no sea fácil y muchas veces nos lleve a enfrentarnos con la cruda realidad del "lugar de las muertas" que antes que nosotras no pudieron liberarse de este fuerte enemigo... ya sea por cuestiones culturales, religosas, sociales, etc.

sábado, 4 de octubre de 2008

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS
La persecución del intruso - El comienzo de la iniciación
Capítulo 2

El cuento de Barba Azul es muy rico y denso por todo el simbolismo que contiene. Aunque tiene muchos aspectos para considerar, me voy a detener a comentar sólo dos elementos que me llamaron especialmente la atención.

Me llamó poderosamente la atención que Clarissa Pinkola llama a Barba Azul “el deprepador innato” que habita en la psique. Más adelante aclara que algo innato quiere decir: “inherente a todos los seres humanos desde que nacen y, en este sentido, carece de origen consciente” (pag.64)

Esta afirmación me llamó la atención porque nos podemos engañar pensando que el depredador que necesitamos combatir está “fuera” de nosotras mismas. Lo podemos inclusive focalizar en alguna figura masculina que nos atrae, pero que al mismo tiempo, nos resulta peligrosa o dañina.

A veces es mucho más fácil percibir y tratar de combatir el depredador que podemos descubrir en otras personas que entrar en contacto con el que está dentro de nuestra propia psique. Podemos sentirnos muy seguras de no ser atacadas por el depredador externo, y sin embargo, no vivir con la debida cautela con el que tenemos dentro de nosotras mismas. Es como quien cierra muy bien la puerta principal de su casa pero se deja al ladrón en el cuarto de atrás.

Y si no miramos a la cara al enemigo que cargamos dentro, cómo poder dominarle y “arrebatarle su energía asesina”? Descubrir el depredador que llevamos dentro requiere de nosotras capacidad de interioridad, de vivir en contacto con nosotras mismas, con nuestras entrañas, mente y corazón. Ser capaces de tomar consciencia de nuestros diálogos internos, de las voces de alerta, de nuestros presentimientos o “corazonadas” sobre algo.

También el saber retomar nuestras actitudes ingenuas, nuestras decisiones imprudentes, saber detenernos y observar más allá de lo que inicialmente nos deslumbra, ser capaces de desenmascarar justificaciones mentirosas, razones sin fundamento y toda clase de prejuicios que nos dicen que no nos debemos dejar llevar por nuestras facultades instintivas.

Creo que en la medida que sepamos enfrentar y “dominar” el impulso asesino de nuestro depredador interior, seremos capaces de reconocerlo fuera, en las actitudes y posturas de otras personas que posiblemente aún no tienen consciencia que Barba Azul está al asecho para devorar su energía vital.

Otro elemento de este cuento que me llamó la atención es la imagen de la llave que precisamente la abre la puerta que Barba Azul prohibió abrir.
Dice Clarissa que la “llave representa el permiso para conocer los más profundos y oscuros secretos de la psique, en este caso, eso que degrada y destruye estúpidamente el potencial de una mujer.

Para una mujer usar la llave significa dejar a un lado el miedo y atreverse a acceder al conocimiento profundo de sí misma. Entrar en contacto consigo misma nos llevará a un mayor conocimiento de la condición humana. Y no hacerlo “equivale a despojarse de su naturaleza intuitiva, de la innata curiosidad que la llevaría a descubrir lo que hay debajo y más allá de lo evidente”.

Y qué mejor llave para acceder al conocimiento que la pregunta. “La pregunta clave da lugar a la germinación de la conciencia. Las preguntas son llaves que permiten abrir las puertas secretas de la psique”. La pregunta sugiere, nos pone en actitud de búsqueda, nos llama la atención sobre lo que creíamos evidente, nos pone en alerta, en actitud de escucha, despierta nuestra capacidad de observación y exige de nosotras fortaleza para enfrentar la respuesta que venga o la paciencia para mantener la pregunta abierta todo el tiempo que sea necesario.

Este ejercicio de formular preguntas junto con la capacidad de enfrentar a nuestro depredador innato son herramientas que nos pueden ayudar a mantener vivo el “conocimiento intuitivo”, propio de la naturaleza salvaje.

sábado, 27 de septiembre de 2008

La persecución del intruso. El Comienzo de la iniciación. Capítulo 2

Es en el final de este capítulo, y después de haber asimilado y comprendido toda la profundidad de las enseñanzas que se contienen en él, cuando se adquiere una visión global del mensaje. En éste se describe una situación de violencia y opresión sobre una mujer que se ve envuelta sin darse cuenta en un mundo de secretos y muerte. Luego conseguimos darnos cuenta que estas situaciones de opresión, no necesariamente se encarnan en una persona concreta, si no que pueden ser también situaciones familiares, culturales, ambientales.

La autora nos advierte de lo fácil que es dejarse cautivar por estos “encantadores de serpientes” que engañan nuestra voluntad y anulan nuestro entendimiento, para que poco a poco vayamos adormeciendo a nuestra mujer salvaje, con sus instintos de supervivencia y astucia. Sirviéndonos de las propias palabras de la autora, “aísla a la mujer de su naturaleza instintiva, y …la deja insensibilizada y sin fuerzas para mejorar su vida”.

Por desgracia, esta visión de la mujer anulada por aquel que en su día le prometió amor eterno, me es demasiado familiar en mi trabajo diario en un centro de servicios sociales, y en contacto diario con mis compañeras que atienden a mujeres víctimas de violencia de género. Nos encontramos con más frecuencia de la deseada, con esas mujeres con miradas perdidas y apagadas, con ese miedo contenido que les impide pasear tranquila por las calles. Las mujeres no somos tontas. No nos dejamos “cortejar por caballos audiovisuales con cascabeles y cintas carmesí”. Incluso en nuestro corazón, aunque exista algún resquicio de duda, al igual que sucede en el cuento, ya Barba Azul, no nos parece tan malvado. Esa prudencia que a veces nos caracteriza en las primeras impresiones, se representan en el cuento, por las hermanas mayores. ¿Qué es lo que hace que la pequeña de las hermanas, la más inexperta de todas, olvide finalmente todos los consejos de prudencia de su conciencia, y decida arrojarse a ciegas, en brazos de su depredador?. Todo aquello que le chirría dentro de sí misma, trata de justificarlo desde la razón. En palabras del texto, “cree que podrá curar a aquella persona con su amor”.

Veo un paralelismo entre esta situación ficticia del cuento, y esas situaciones más cercanas a la mujer de hoy en la que continuamente justifica estereotipos, formas de pensamiento o estructuras socia-políticas-religiosas que la anquilosan, pero ella desea por todos los medios justificar y mantener. En el fondo de nuestro ser de mujeres, sucede algo parecido a la compasión. “aunque nos compadezcamos de ellos, lo primero que tenemos que hacer es reconocerla – a esa naturaleza depredadora- protegernos contra su devastadora actuación y finalmente arrebatarle su energía asesina.

Prosigue la autora diciendo “todas las criaturas tienen que aprender que existen depredadores. Sin este conocimiento, una mujer no podría atravesar su propio bosque (el propio conocimiento más profundo de sí misma) sin ser devorada. Comprender al depredador significa convertirse en un animal maduro que deja de ser vulnerable por su ingenuidad”.

Creemos en lo más profundo de nosotras mismas, que podemos cambiar a este tipo de hombres, a estas estructuras, a estos sistemas que de alguna forma nos oprimen, y nos entregamos a ellas, sin reservas y sin defensas. La mujer ingenua es la mejor presa del depredador.

La sociedad actual, nuestra cultura actual, posee ese doble juego en lo que se refiere a la educación de las mujeres. Por un lado, promulga la igualdad de las mujeres en derechos, y capacidades, y por otra parte, promueve (sobre todo en las nuevas generaciones, más jóvenes) actitudes de abandono de los estudios, sexualidad precoz e irresponsable, acomodación en el hogar durante décadas viviendo a costa de padres/madres trabajadores/as, la búsqueda permanente de diversión y la preocupación constante por la imagen y el culto al cuerpo. Todo aquello que se relaciona con estudios científicos, compromiso social, reivindicaciones, búsqueda y lucha de derechos “suena a nula feminidad”. La propia autora, añade “la curiosidad femenina posee connotaciones negativas, mientras que los hombres con afán de conocimiento son calificados como investigadores, mientras que a las mujeres se las califica como fisgonas”. Y más adelante, añade “Este proceso destructor de las mujeres se intensifica cuando la cultura que rodea a la mujer fomenta, alimenta y protege las actitudes destructivas contra la naturaleza instintiva y espiritual más profunda”. Ante todo esto, cabría que nos preguntáramos ¿Qué generaciones de mujeres estamos configurando?.

Comparto con la autora esta afirmación de que “la mujer tiene una necesidad de expresarse a su propia manera; las mujeres tienen que desarrollarse y florecer de una forma que a ellas les resulte sensata y sin molestas interferencias ajenas”. Todo esto lo conecto don mi método de trabajo con el teatro, en el que se mueven tantas emociones, miedos y fantasías de las mujeres en las que ellas mismas se hacen conscientes de sus propias capacidades y riqueza interior. “Sucede que la vida creativa – añade la autora- experimenta una reducción de su ritmo o se detiene porque hay algo en la psique que tiene una opinión muy negativa de nosotros/as y de nuestra propia vida creativa…se ha convertido en una cuestión perenne de las mujeres”- Recuerdo ahora esa tradición leída en la edad media, en la que la abadesa Hildegarda de Bingen, enseñaba música y canto a sus monjas y fomentaba entre ellas el canto y la fiesta, como medios de adoración y oración. Hemos oído todo tipo de excusas en las mujeres que evitan estos momentos para ellas mismas, en las que sea posible acceder a su mundo interior. La más cruel de las excusas es aquella que alude a “no tengo tiempo”, que tantas veces oímos y hasta decimos. Me reí cuando leí esta afirmación, porque forma parte de mi realidad cotidiana, contra la que lucho a duras penas. Porque me fatiga la realidad que no me deja expresarme como quisiera, ni tener, como reivindica Virginia Wolf en su libro “Un cuarto propio”. Y prosigue Pikola, diciendo que “si no prestas atención a los tesoros que posees, éstos te serán arrebatados”. Esta debería ser finalmente la lección magistral de todo proceso de iniciación de las mujeres.

En la parte final del cuento, la mujer joven, en peligro de perder su vida en manos del depredador, grita, conjura, convoca a sus “hermanos psíquicos”, los símbolos de la fortaleza interna de la mujer. Representa la fuerza física, la naturaleza agresiva psíquica que conseguía dar muerte a su amenaza. Esta defensa no siempre la tenemos a mano, y en primer lugar, el proceso de iniciación entre las mujeres, tiene que contemplar entre sus contenidos, el conocimiento de todos los elementos de nuestra familia psíquica. Debemos estar segura de que estos hermanos nuestros, existen, estar cerca de nosotras, y no dudarán en acudir en nuestra ayuda, ante nuestra llamada. Pero en ocasiones, el sistema, la religión, el esposo, la cultura, nos puede hacer creer que somos “hijas únicas” en este castillo del mundo; que nuestra única familia es nuestro esposo depredador, a quién encima debemos gratitud eterna.

El proceso de iniciación lo define la autora como “la creación de un arco que una mujer tiene que cruzar para pasar a una nueva modalidad de conocimientos y existencia”. Se nos dan pistas decisivas para poner en práctica este proceso de iniciación de las mujeres en su camino de autoconocimiento. Destaca unos pasos clave:

- Poseer una visión integral.

- Poseer una profunda perspicacia.

- Poseer una voz original.

- Emprender acciones decisivas

Estas fases de autoconocimiento, me recuerdan de alguna forma los argumentos defendidos por la recientemente elaborada de la propuesta educativa teresiana, en la que los procesos formativos y educativos, se centran en la persona individual, en su visión critica-reflexiva, en su modo de situarse ante la realidad que le rodea e implicarse. En unos artículos recientemente leídos sobre pastoral juvenil de Jesús Rojano (salesiano), Álvaro Chordi y otros extraídos de la Delegación Vasca, se opina en esta misma línea argumental, sobre la necesidad de buscar nuevos lenguajes que hagan vibrar a las personas, más que adiestrarlas o adoctrinarlas, sin experiencia de vida. Experimentar es aprender y madurar.

Y añade que “cuando la naturaleza instintiva de las mujeres es fuerte, ésta identifica intuitivamente al depredador innato a través del olfato, la vista y el oído, se anticipa a su presencia, lo oye acercarse y adopta medidas para rechazarlo”

Este denso capítulo abarca muchos más temas, que serían objeto de reflexión para más foros, pero podríamos convertir este capítulo en una tesina completa, así que podríamos finalizar aquí. Ha sido muy enriquecedor y me ha hecho reflexionar sobre todas aquellas situaciones de nuestra vida en que nos tropezamos con depredadores, y no reaccionamos ante ellos, por miedo, falta de recursos, por sentimientos de soledad o de indefensión. Cada periodo de nuestra vida, se convierte en una nueva fase de iniciación, a partir del cual es posible seguir fomentando la madurez de nuestra naturaleza salvaje de supervivencia.

María José Rosillo Torralba

sábado, 30 de agosto de 2008

La Resurrección de la Mujer Salvaje

La lectura de este texto me ha recordado que no hay tanta diferencia entre las propuestas espirituales de las escuelas de oriente y nuestra forma de vivir la fe y la oración.

La primera frase que me gustaría destacar es: "el exceso de intelectualización puede desdibujar las pautas de la naturaleza instintiva de las mujeres”. Hay una teóloga coreana (Chung Kyun Kyung) que habla precisamente de esto. En su libro Introducción a la Teología Feminista Asiática, hace un completo análisis crítico de la Teología Teórica, que nada tiene que ver con la vida cotidiana de las mujeres. Ella defiende el mensaje vivo y actual que la biblia, recibida y re-leida desde la propia experiencia de vida, puede dar respuestas útiles a las mujeres de hoy. En el capítulo titulado “Una Metodología nueva”, desarrolla con todo detalle este argumento y me ha venido a colación a partir de la lectura de este relato de la mujer salvaje.

¡Cuantas veces me he sentido “defraudada”! al acercarme al mensaje de mujeres especializadas en temas teológicos y espirituales, y he necesitado cerrar estos libros por sentirme lejana, ignorante y triste, a no ser capaz de saber qué me quieren decir. Aun a sabiendas que su sabiduría y experiencia es máxima, pero imposibles de comprender. Desde entonces me propuse estudiar con todas mis fuerzas para ser capaz de comprender y luego “traducir” todo lo aprendido a las mujeres como yo.

Me entusiasma la idea de la que habla la autora, de aquellas herramientas útiles para poder llegar hasta esa naturaleza nuestra instintiva. Nos habla de las artes, la pintura, los cuentos, el teatro, la danza… todas aquellas disciplinas que en el algún momento de nuestra cultura occidental y sabia, fueron desechadas por ser menos serias, menos responsable. Una perdida de tiempo, que no podía convertirse en un profesión respetable. El teatro y la creación de relatos son mis pasiones, y ahora me reafirmo en la idea de seguir empleándolos, pero esta vez, desde otra óptica. Como herramientas de espiritualidad. Ya venía empleándolas como medio para el mejoramiento personal con los grupos de mujeres con los que trabajo habitualmente.

Me ha resultado sorprendente y curiosa la división de circuitos del oído, que nos permite oir determinadas informaciones: Las conversaciones mundanas, los conocimientos fundamentales y los consejos vitales para nuestra supervivencia.

Esta última información es captada por el oído del alma. Aquel que deberíamos emplear y desarrollar si deseamos acceder a nuestra yo interior.

Me ha impresionado mucho la leyenda de la “huesera”, cuya única tarea consiste en viajar por todos los lugares del mundo en busca de huesos. Huesos de lobo. Cuando posee todo el esqueleto completo, canta sobre ellos, y éstos recobran vida. Y este espíritu de lobo resucitado, adquiere la apariencia final de mujer.

Y el modo en que describe lo que significa “cantar”. Es utilizar la voz del alma. Me vienen a la memoria, las canciones de cuna de las mamas que con sus voces tratan de acallar la intranquilidad de los pequeños. Desde el principio de nuestras vidas, la canción de personas cercanas nos ha rodeado. Cantar es “decir la verdad acerca del propio poder”…”infundir alma a lo que está enfermo o necesita recuperarse”.

La leyenda sigue dándonos claves para el autoconocimiento. “Todas iniciamos nuestra andadura como un saco de huesos perdido en algún lugar del desierto, un esqueleto desmontado oculto bajo la arena. Nuestra misión es recuperar las distintas piezas...Hay que buscar mucho…La Loba nos enseña lo que tenemos que buscar, la fuerza indestructible de la vida de los huesos” Hechos de un material muy difícil de destruir, ni si quiere con fuego.

Continúa la autora con otras leyendas populares del lugar donde reside, el desierto cercano a Méjico. Allí se habla del arquetipo de la vieja, La Que Sabe. De ella han nacido las mujeres. De una grieta de la planta de su pie. El miembro del cuerpo que todo lo siente. De ahí que las mujeres tengan tanta sabiduría. Todas las mujeres, poseen algo de esta (La Que Sabe), que la ha creado. Todo ello me recuerda a aquellos postulados de nuestra fe, a partir de la cual, creemos que somos reflejos de nuestro Creador. Que podemos llegar a conocerle y amarle porque dentro de nosotros hay algo de EL. Como el castillo de cristal del que nos habla la Santa. Con muchas moradas. Y en el centro, en la más principal de ella, está nuestro Dios. Recuerdo tambien en estos argumentos, los artículos de algunas autoras y teólogas que hablan del Dios-mujer, y que para nada supone para mí un conflicto espiritual.

Después nos advierte del peligro de acceder a este rincón nuestro de conocimiento, sin la suficiente preparación y humildad. Porque en este lugar (ese Rio bajo el rio, lugar en el que se encuentra toda la sabiduría, y nuestras raices más profundas de anhelo de Dios, de búsqueda de la verdad y de sentido, nos encontramos con una aparente delicia que nos cautiva, y nos puede hacer olvidarnos de la realidad en la que vivimos. Mucho menos atractiva. Pero esta tierra de conocimiento, es un paso para luego, renovadas, volver a nuestra vida diaria fortalecidas y llenas. Nos lo muestra con la leyenda de los Cuatro Rabinos.

Me recuerdan estas palabras a aquellos momentos de retiro, o ejercicios, en los que nos apetece quedarnos eternamente en estos lugares. Ajenos a toda preocupación, estrés, dificultades…Estos momentos, son reales e intensos. Pero nos debe servir de fortalecedor para nuestra vida diaria. No de evasión. Y luego tras…”encontrar el camino de lo que Jung llama obligación moral de vivir y manifestar lo que uno ha aprendido en el descenso y el ascenso al Yo salvaje”.Esta obligación moral consiste un vivir aquello que percibimos.”

“Nuestra tarea es mostrar qué se nos ha infundido en esta tierra de conocimiento. Y luego, mostrarlo, repartirlo y cantarlo”. Estas palabras me inspiran de la misma manera mi obligación como mujer creyente en el Evangelio y conocedora de lo intenso que puede llegar a ser el amor del Señor al ser humano.

La autora contempla un paralelismo entre el arquetipo de la loba y otros mitos universales de la resurrección. Símbolos al fin y al cabo de nacimiento de vida, a partir de algo inerte. Nuestra tarea – nos dice- será conjugar aquellos aspectos muertos que existen en nuestra vida y re-crearlos.

La Diosa de la vida, también es Diosa de la muerte. De la misma forma que se nos advierte en los Evangelios, que “el trigo debe morir primero, para poder convertirse en alimento”, se hace necesario eliminar de nosotras aquellos aspectos muertos. Debemos decidir, qué cosa de nosotras debe morir y qué cosa debe vivir. Esas decisiones no siempre serán fáciles ni exentas de dolor. Prosigue la autora diciendo que en todas las almas hace falta un arreglo. Algo que se desprende…que se desconcha…que se despinta…Y es en nuestro interior, donde reside esa vieja huesera que recoge nuestros huesos rotos y muertos. Huesos del alma de ese yo salvaje, (a veces desorientado por los ruidos del exterior), …Nuestra misión, es desempeñar esa misma tarea de la vieja huesera, que recoge lo muerto, se sienta junto al fuego con ellos, y decide qué canción cantar para a través de su canto, recobren la vida.

Este capítulo puede ser una buena lectura de introducción a algunos ejercicios o periodos de encuentro con el Señor, en el que nos pongamos frente a El, y tratemos en su presencia de ahondar en nuestras profundidades. Recuero también unas palabras de Victoria Mollins y Mercé Basté en un folleto escrito hace algunos años, que trataba sobre “El Camino Teresiano” y concretamente desarrollaba unos postulados sobre el modo de ser laico/a teresiano/a en el mundo de hoy. En un apartado dedicado exclusivamente a la oración y a la importancia del encuentro con Él, las autoras nos recuerdan “Este es el camino de la oración. Es la primera gran opción que hemos de hacer. Yo os invitaría a hacer esta opción con ilusión y sin desánimo, porque os digo con sinceridad, en vuestro interior podéis encontrar cosas maravillosas” y me acojo igualmente, ahora a las palabras leídas hace unos instantes en el Boletin stj de Agosto, en el que en su pg. 5, se nos recomienda a: “Remar mar adentro”, que nos es otra cosa que ahondar, mojarse en nuestro interior, complicarse la vida aún más, a sabiendas que corremos el riesgo de no saber qué vamos a encontrarnos en estas profundidades de nuestro abismo. Y continua el boletín algunas paginas más adelante….para luego, volver a salir a la superficie y mostrar toda aquellos que hemos sentido y experimentado, porque es en la vida cotidiana, donde “nos jugamos la calidad evangélica de nuestro seguimiento de Jesús”.

Gracias por crear este espacio de encuentro. Un abrazo fuerte desde Sevilla. MJ Rosillo. Agosto 2008.