viernes, 3 de abril de 2009

Sobre el futuro de nuestro FORO

¡¡ Hola todas y hola Alibert !!! ¿Cómo está transcurriendo este año para Ustedes? Espero que la respuesta sea positiva y feliz.

Les estoy enviando dos PDF, uno con los comentarios realizados a los capítulo del libro de Pinkola Estés y el otro, con los del libro de Schüssler Fiorenza. Me goce al hacer esta compilación. Tenemos reflexiones de todo tipo, valiosas y animadoras.

Por otro lado quiero comentarles lo siguiente. Nos hemos quedado por el camino la mayoría de personas. Terminamos unas "poquiticas"... Esto hace que tengamos que repensar el futuro de este FORO. De cara a la meta propuesta, nos quedaría gran parte del libro MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS.

Les comento lo que yo pienso. El proceso fue muy rico a pesar de las dificultades que tuvieron muchas personas para llevar el ritmo de lectura y participar con sus comentarios. Y percibo que esta situación no tiene reversa y que el proceso dio de sí lo que tenía que dar.

Independientemente de la decisión que tomemos, estoy hondamente agradecida por el aprendizaje que me brindo este FORO y el encuentro con cada una de Ustedes. Muy especialmente quiero hacer un reconocimiento muy especial a Teresa del Pilar Rios y Mª José Rosillo por su generosa implicación y participación. ¡Muchas gracias!!! Quedan en mí sus reflexiones y el deseo de conocerlas personalmente... ¿se dará? Mmmm si Dios/a quiere. También agradezco la valiosa participación Beatriz Herrera y Lourdes y el esfuerzo por permanecer.

Creo que les debe estar sonando esto a despedida... sea lo que sea, espero seguir leyéndolas en los otros espacios que tiene la compañía para despertarnos en estos temas y otros.

Les envío un fuerte abrazo y el deseo de que EL/ELLA derrame su amor y ternura en sus corazones. Nancy Olaya

jueves, 2 de abril de 2009

PERO AL PRINCIPIO NO FUE ASÍ (Mt 19,8)


De nuevo aquí, tratando de llegar hasta el final en esta tarea que nos propusimos; estoy muy satisfecha de haber leído la totalidad del trabajo de la autora. La tercera y última parte me ayudó a comprender como el movimiento cristiano primitivo pasó de ser una propuesta alternativa (frente al modelo patriarcal), a un sistema que calca el modelo de relaciones de la casa greco-romana y su consecuente subordinación y sumisión de los grupos más débiles.

Aunque asumimos con dolor el éxito histórico de esta corriente patriarcalizante sobre la praxis de relaciones igualitarias, democráticas y altruistas, podemos afirmar que éste triunfo no puede justificarse teológicamente y menos aún, invocar la autoridad de Jesús. Con razón y con gran esperanza podemos decir hoy “Al principio no fue así”, este SUEÑO fue perseguido y practicado por los discípulos y discípulas de Jesús, pero coexistió con la tentación de situarse “por encima” y/o “por fuera” de la igualdad general y con el interés más o menos sutil y violento de acallar, olvidar y anular el don de la “COMUNIDAD DE IGUALES”, en la que la elección de Dios no depende del origen religioso, social, sexual o racial, y que por lo tanto, concede a todos/as, hombres y mujeres, esclavos y paganos, autoridad apostólica y ministerial.

Con un material tan interesante y motivador, es difícil decidir cuál es la línea que se desea comentar. Seguiré glosando a la autora desde el enfoque que definí en el título de mi escrito: “En el principio… (Gn 1,1; Jn 1, 1)”.

“En el principio…” las mujeres con bienes construían sinagogas, liberaban esclavos propios y ajenos, y desempeñaban funciones dirigentes en la sinagoga. Es más, la dirección ministerial de la comunidad no se restringía a estas matronas ricas y libres, sino que cualquier mujer, inclusive las “esclavas” eran también “ministras”.
“En el principio…” la profecía era una característica de cada discípula y discípulo de Jesús. La conversión y el bautismo introducían en una comunidad que era morada del Espíritu Santo. Cada persona era una mensajera/o de Sofía (Hech 2, 17-18). Los dones proféticos, las visiones, milagros… eran recibidos por mujeres y hombres. La profecía cristiana incluía el éxtasis y el hablar en lenguas, como prueban Pablo, Hechos, Apocalipsis y Hermas (1 Tesa 5, 19ss; 1 Co 14; Ef 2,20; 1 Tm 14; 4,1).

“En el principio…” las/os profetas tuvieron las mismas funciones y derechos que los sacerdotes judíos. Toda la “comunidad de iguales” era profética y por lo tanto, cualquier persona en su seno y bajo la inspiración del Espíritu Santo, podía presidir la asamblea. Esa es la razón por la cual en el NT nunca se da nombre al que preside o dirige la Eucaristía. Esta práctica duró todo el siglo I y parte del II (Apocalipsis, la Didaché 11, 7.18).

“En el principio…” las mujeres se encuentraron entre los dirigentes proféticos de las comunidades paulinas. En Lucas: María, Isabel y Ana son profetisas (magníficat). Hechos 21,9 menciona a las cuatro hijas de Felipe como profetizas. Juan, el autor del Apocalipsis, tiene conocimiento de una mujer que era profetisa, doctora y dirigente de una escuela profética o iglesia doméstica en Tiatira; sus seguidores son presentados como sus discípulos con el nombre técnico de “hijos” (así se utiliza en 2 Jn). La influencia de esta mujer profetisa parece haber sido lo bastante fuerte como para contrarrestar la de Juan, que no se atribuye el título de profeta. Hubo otra llamada Ammia, cuyo nombre era todavía muy respetado a finales del siglo II. Y una sucesión significativa de sacerdotisas…

“En el principio…” Eusebio por ejemplo, reconoce a algunos profetas y profetisas: Agabus, Judas, Silas, las hijas de Felipe, Ammia de Filadelfia, Cuatrato y otros. A mediados siglo II Justino afirma que los hombres y las mujeres cristianos tienen los carismas del Espíritu de Dios. Ireneo sostiene que Pablo reconocía carácter de profeta tanto a hombres como a mujeres en el seno de la comunidad.

“En el principio…” el autor de Hechos de los Apóstoles menciona mujeres profetisas como Theonoe, Stratonike, Eubulla, Artemilla y Nynfha. En Corinto una profetisa de nombre Myrta alienta a Pablo y a la comunidad a no desfallecer cuando éste tiene que dirigirse a Roma. Maximila y Priscila (o Prisca) fueron las principales profetisas del montanismo de ortodoxia doctrinal, pero fueron finalmente expulsados de la iglesia mono episcopal (mediados del siglo II) por el hecho de admitir a mujeres en los oficios eclesiales.

Puedo continuar, pero terminaré diciendo “Y en el principio…” las relaciones igualitarias fueron un hecho dentro de la comunidad de discípulas y discípulos de Jesús. Marcos y Juan lo dejan registrado en sus escritos. Otras fuentes del NT y fuentes foráneas a él, conservaron importantes rastros de estas prácticas. Más ejemplos: En cartas de Ignacio de Antioquia (comienzos del siglo II), saluda a mujeres concediéndoles gran importancia. Así mismo la Segunda Carta de Juan se dirige a una mujer, cabeza de una iglesia doméstica…

¿Qué nos paso? El cambio se cristalizó en el siglo II. Se pasó de una “autoridad alternante y circular”, accesible a todos los bautizados, a una autoridad patriarcal restringida a los cabeza (varones) de la casa. Se pasó de “las iglesias domésticas” a la iglesia “casa de Dios” en la que los responsables locales, absorbieron no solo la autoridad de enseñar como profetas y apóstoles, sino también el poder decisorio de la comunidad.

El tiempo de los apóstoles pasó. Sólo Pablo, es llamado apóstol y en su nombre se escriben las epístolas denominadas “pastorales” (1 Timoteo; 2 Timoteo y Tito). Su objetivo fue corregir y difundir las “verdaderas enseñanzas de la tradición”, según ellos, claro. Y la iglesia comienza a estratificarse según la edad natural, el sexo, el origen religioso y racial, etc. Ahora la comunidad es entendida como la casa patriarcal, la casa de Dios (1 Tm 3, 15; 2 Tm 2, 20). Su administrador es el obispo/vigilante; un buen paterfamilias (1 tm 3, 2ss y Tt 1, 7ss)… Los miembros subordinados de la casa deben someterse a la cabeza, así como las esposas (Tt 2,5), los niños (1 Tm 3,4) y los esclavos (Tt 2,9)… la mujer/esposa debe escuchar en total silencio y sumisión (1 Tm 2, 10-15)… etc. El valor supremo es la obediencia y la sumisión a los que tienen autoridad (Tt 2,10)…

Los cristianos deben observar el orden patriarcal de la casa y rogar por los reyes y por todos los constituidos en autoridad (1 Tm 2,1ss). Al negar la posibilidad de la enseñanza y la autoridad sobre los hombres, se les niega a las mujeres ser elegidas como obispo/vigilante. Su enseñanza se limita a la instrucción de otras mujeres (1 Tm 2,11; Tt 2,35). Es inevitable que conecte con la experiencia de una profetisa: “Acertó a venirme a ver un fraile francisco, llamado fray Alonso Maldonado, harto siervo de Dios y con los mismos deseos del bien de las almas que yo, y podíalos poner por obra, que le tuve gran envidia…” (Fundaciones 1, 7). “¿No basta señor, que nos tienen en el mundo acorraladas… que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público, ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto, sino que no nos habíais de oír petición tan justa?” (Camino Escorial 3,7). Pareciera que el tiempo se hubiera detenido.

Nancy Olaya
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miércoles, 25 de marzo de 2009

En Memoria de Ella

Al leer la tercera parte del libro de Schusler Fiorenza  en donde analiza cómo en las primeras comunidades tuvo que adaptarse la transmisión del mensaje evangélico a una cultura como la grecorromana, considero que se da un punto crucial en su exposición. Es innegable que hoy en día en cada cultura aparecen tensiones similares a las que se vivieron en ese entonces, es decir, cada vez que el mensaje evangélico es transmitido a una determinada cultura esta puede mediatizarlo en sus categorías, y no sólo esto sino que incluso pueden ser adoptadas estructuras y formas culturales contenidas en libro sagrado que no son necesariamente parte del mensaje evangélico como si fueran parte de éste.

Uno de los aspectos más interesantes es el del liderazgo y papel de la mujer en las primeras comunidades y la manera como fue invisibilizado y matizado en aras de la protección, establecimiento y conservación del sistema patriarcal. Por esta razón creo que este es un punto central, no sólo por el valor de la revisión histórica sino porque permite tomar conciencia y ver que hoy en día sigue dándose el mismo proceso con métodos similares de silenciamiento, y marginación intelectual, social.

En los textos que Schussler analiza es posible observar que en ese proceso de culturización se llegaron a concebir como legítimas  ideas y estructuras opresivas de las sociedades y las culturas. Por otra parte es verdad que el mensaje evangélico aún así ha logrado transmitir valores teológicos referentes a la dignidad humana, la comunidad, la solidaridad. Estos dos aspectos ambivalentes  son los que  considero que deberían motivarnos para construir maneras de interpretación crítica que nos ayuden a predicar la justicia de la hermandad y el liderazgo de las discípulas y no la injusticia de la opresión que se genera desde las relaciones basadas en dinámicas de tipo patriarcal entre otras razones por el protagonismo que se da al papel de los discípulos varones.

 En nuestras sociedades la sumisión, la dependencia económica, la abnegación y el servicio  son valores que se adjudican casi exclusivamente a las mujeres pero que son en realidad fuerzas de control y sustento del patriarcado social y eclesial. Cada vez que no reconocemos en  las primitivas comunidades a través de los textos bíblicos que leemos y predicamos el liderazgo de la mujer estamos apoyando el sistema patriarcal que las invisibilizó y que continúa haciéndolo hoy.  Hablar del servicio y ministerio de las mujeres en las primeras comunidades como parte de la Revelación es sinónimo de predicar la praxis de Jesús, o mejor las dos se conectan de una manera estrecha. La autora llega hablar que en nuestros imaginarios hay una verdadera “idolatría por lo masculino”, sería entonces una alternativa de partida construir nuevos relatos que impliquen la adopción de sistemas de lenguaje común que no favorezcan el que se coloque la opinión masculina como la que valida la verdad, lo ortodoxo, lo correcto.

 Otro aspecto podría darse al realizar una reflexión que nos permita dejar de concebir la Iglesia (ekklesia) como una institución (estática, monolítica, fija, etc.) sino una “comunidad que aprende” viva, dinámica, que decide, que reflexiona y que hace partícipes a sus miembros (ellas y ellos) de la capacidad de decidir lo que sería o no mejor para cada una y cada uno en comunión. Trabajar nuestra pastoral con las mujeres desde la construcción de un “Discipulado”, no sólo desde actitudes como “mujer que escucha callada” “la que está en silencio y contempla” “la que dice sí”, que si bien seguramente son rasgos del discípulo-discípula, también lo son la capacidad de asociarse, de vivir la hermandad de género, la sororidad con sus rasgos peculiares; en fin, un sistema de relaciones que es incluyente y que permite la participación y el ejercicio de todas, de todos.  

El paradigma está; hubo mujeres en las primitivas comunidades que vivieron este proceso, son nuestras antepasadas y en nuestras culturas también habitan. Sus maneras, sus dinámicas están aún por descubrirse y predicarse, pero eso sólo se puede hacer viviéndolo al mismo tiempo, en la experiencia personal y comunitaria de los grupos en los que desarrollamos nuestra vida y nuestra misión, cualquiera que sea.

 

 

domingo, 1 de marzo de 2009

El compañero: "La unión con el otro"

Capitulo 4º. El compañero: la unión con el otro.

Me ha resultado muy familiar este cuarto capítulo de C. Pinkola, sobre la extremada intuición de nuestro “hermanos los perros”, como diría el santo negro, Martín de Porres (Fray Escoba.), y puedo comprobarlo muy de cerca al llevar conviviendo con estos seres, desde hace diez años. Son mera constancia en la búsqueda de sus intereses (hueso, golosina o topillo), pueden distraerse cuando les llamamos a jugar, pero en seguida, vuelven a su interés inicial, hasta conseguirlo.
Desde nuestra moderna intelectualidad alejada de lo intuitivo y primitivo, se nos olvida fijarnos más en esa naturaleza cercana que tenemos a nuestro alrededor. Esa maestra permanente de sabiduría de la que tanto hemos de aprender.
Hombres y Mujeres deberíamos esforzarnos en este trabajo de introspección y búsqueda de nuestra intuición dormida; no sólo necesaria para nuestra mera supervivencia, sino imprescindible para el pleno desarrollo de nuestra identidad, que de lo contrario queda incompleta.
Sigo con el ejemplo cotidiano que me viene muy bien para este capítulo. Una de mis perritas, la mayor de todas, de once años, y de nombre Luna (por eso de la importancia que damos al nombre de las personas, animales y cosas), esta comenzando a perder la visión. Siempre ha sido una perrita juguetona y divertida. Podemos administrarle medicación que palie los síntomas, sin embargo, el deterioro, será irreversible como sucede con los seres humanos. En cualquier caso, y a diferencia de lo que le sucedería a una persona, lejos de acoplarse en un rincón o en su casita, no deja de agudizar el resto de sus sentidos, en este caso, su extremado oído, para seguirnos y venir a nuestro encuentro, o buscar su recipiente de agua, dejándose guiar por nuestros pasos o nuestra voz. Y si el primer día que se despertó sin visión, se daba tropezones con paredes y escalones, ahora, tres días después, se maneja casi a la perfección por todo el entorno. Un lugar que conoce desde hace muchos años, que su casa, y con movimiento lentos pero seguros, como el anciano que aprende de su experiencia y sabiduría adquiridas, y su tesón, está haciendo su vida, (o lo que quede de ella), con toda la normalidad que es capaz. A nosotros, los humanos, esta adaptación nos costaría meses (si es que alguna vez, nos planteamos adaptarnos…) .A mi, personalmente, esta perrita, me está dando una lección de vida.
Volviendo al capítulo que nos ocupa, muchas mujeres, demandan a su lado, este tipo de compañeros de vida, constantes, con tesón y valentía para ser capaces de conocerlas en todas sus dimensiones, (su parte salvaje también) y me pregunto, si este tipo de libros, forman parte de las lecturas habituales de alguna tertulia de varones que lean y reflexionen en torno a estos temas. No vaya a ser que sólo las mujeres lo leamos, y esto es un aprendizaje a medias. Lo lanzo, como propuesta formativa para hombres, para que quién quiera tomar el relevo.
Me quedo con dos reflexiones fundamentales de este capítulo:
La primera de ellas: Las mujeres deberíamos plantearnos sin miedo, enseñar nuestra doble naturaleza. Esa que mostramos, y esa que guardamos para tiempos flacos, pero que es igual de valiosa que la anterior. Si de verdad queremos ser comprendidas y amadas, no podemos quedarnos con nada guardado en la manga. Mostrar a aquellos que deseamos convertir en nuestros compañeros, nuestro verdadero nombre, aquel que contiene nuestra verdadera identidad, y susurrárselo al oído, para que puedan nombrarnos.
La segunda de ellas: El hombre debería acercarse a nosotros, desde la humilde necesidad de aprender y conocer nuestra verdadera identidad y nuestro nombre, sin aspirar a conocer para dominar, sino para amar en totalidad.

María José.
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miércoles, 4 de febrero de 2009

La recuperación de la intuición como iniciación

La recuperación de la intuición como iniciación

A medida que avanzo en la lectura y reflexión de los cuentos de “Mujeres que corren con los lobos” me quedo asombrada de la cantidad de símbolos que cada narración encierra y de la profundidad sus significados. En este cuento Pinkola habla de la recuperación de la intuición. La intuición es una riqueza innata en la mujer, pero parece que en un momento dado la pierde por eso todo el cuento nos habla de un proceso de recuperación. Entonces surgió en mi pregunta: qué es lo que aliena a la mujer de este don innato y hace necesario un proceso para recuperarla?

La autora misma sugirió algunas respuestas de situaciones que nos pueden “desconectarnos” de este don innato que es la intuición causando la detención del proceso de iniciación en una mujer:

- “Cuando hay demasiadas penalidades psicológicas a los comienzos de la propia vida”
- “Cuando no ha habido una madre suficientemente buena en los primeros años”
- “Los rigores de la vida que nos apartan y separan de la vida profundamente intuitiva”
- “Mantener valores y actitudes de la psique que ya no son útiles” pag. 116
- “Permanecer demasiado tiempo con la madre protectora de nuestra psique”.

Y a estas razones yo agregaría otras…
- Cuando se vive muy polarizadas en alguna dimensión de la persona, descuidando el desarrollo de las demás. Por ejemplo una persona centrada en su racionalidad, en detrimento otras dimensiones por ejemplo de su dimensión corporal, relacional, espiritual etc.
- Falta de conocimiento propio que nos lleva a no descubrir todo nuestro potencial interno
- El vivir demasiado enfocadas en la exterioridad nos dificulta entrar en contacto con nuestros poderes interiores.

La recuperación de la intuición me habla de desarrollar nuestra capacidad de entrar en contacto con la intuición como una de las condiciones esenciales que nos llevará a descubrir nuestro poder femenino. La buena noticia que nos da Pinkola es que esta recuperación se puede dar “cualquiera que sea la edad de la mujer” (pág. 116). Esta recuperación es un proceso que se vive a través de diversas tareas. Destacaré lo que me pareció más importante de cada una:

1. Dejar morir “la madre demasiado buena”.
La madre demasiado buena simboliza todo lo que puede recortar nuestra autonomía y conciencia dejándonos como niñas inmaduras y dependientes. Esto implica ser capaces de asumir los riesgos de crecer y de dejar atrás la vida demasiado cómoda y segura. Igualmente es dejar morir lo que ya no sirve, en algunos casos supone desaprender “valores y actitudes que ya no nos son útiles” (pág. 116).

2. Dejar al descubierto la tosca sombra
“Experimentar directamente la oscuridad de la propia sombra: aspectos de la personalidad que se consideran indeseables o inútiles” (pág. 120) es requisito para ser capaz de dejarla al descubierto y que la vean los demás. Una vez que seamos capaces de aceptar y asumir nuestro lado oscuro e indeseable, seremos capaces mostrarlo a otras personas sin importarnos su posible rechazo. Esta tarea nos exige ser capaces de desoportar la tensión de ser nosotras mismas sin importarnos demasiado la aceptación o el rechazo ajeno.

3. Navegar a oscuras
“Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos” (pág. 124) Pinkola nos indica un itinerario que está al alcance de todas para entrar en contacto con nuestro “misterioso inconsciente: los sueños. Nos invita no sólo a confiar en la intuición como la auténtica voz del alma (pág. 126) sino también a alimentarla prestándole atención (pág 127)

4. El enfrentamiento con la bruja salvaje
La bruja salvaje es una imagen del poder. Ambas palabras: bruja- poder pueden tener un sentido peyorativo, indeseado, sin embargo hay que reconocer que el poder forma parte de las relaciones humanas. “Aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro”. Ser capaces de permanecer en presencia del poder, sin servilismo pero con respeto, acrecentará nuestro propio poder.

5. El servicio a lo irracional
La realización de tareas básicas cotidianas como: limpiar, clasificar, dar de comer nos sirve de imagen o arquetipo para las tareas que necesitamos realizar en nuestra psique como son el purificar, ordenar, clasificar o discernir, tareas que se llevan a cabo a través “del trabajo del psicoanálisis, la contemplación, la meditación, la aceptación de la soledad y otras experiencias de descenso y transformación” (pág 136). Después de dar estos ejemplos, Pinkola agrega que “cada mujer tiene sus preferencias, su manera de hacer”. Con esto nos deja la puerta abierta para preguntarnos cuáles son las tareas que necesito realizar en mi propia psique y vida espiritual para que crezca el poder de la mujer salvaje que hay en mí?

6. La separación entre esto y aquello
“Aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible” (pág. 139) no es otra cosa que practicar el arte de discernir! En esta práctica el inconsciente tiene un papel importante, su sabiduría manifestada a través de los sueños, nos es de gran ayuda para clarificar preguntas o esclarecer dilemas. La capacidad de separar nos pone en contacto con la existencia de ciclos de vida- muerte-vida. La imagen de un jardín con todas las acciones que requiere su cuidado nos ilustra dichos ciclos de vida-muerte-vida.

7. La indagación de los misterios
Preguntar y tratar de aprender algo más acerca de la naturaleza de la Vida/muerte/vida y de sus funciones. Intentar comprender el misterio, la esencia de las cosas, los ritmos femeninos. La intuición nos guiará hacia esa “ que vendrá por sí sola” (pág. 146). Pero también es sabio entender que la indagación de misterios tiene un límite, entonces “debemos aceptar que ciertas cosas no están a nuestro alcance. “Hay ciertas cosas que no se pueden saber.”

8. Ponerse a gatas
Esta postura me evoca una fiera salvaje que está en estado de búsqueda, alerta, y lista para saltar, huir o para atacar. Es una imagen que habla de la sagacidad de la mirada de una mujer que se deja orientar por su intuición “en todas las etapas del camino” entonces está lista para “afrontar las adversidades del mundo exterior con fortaleza y sin temor” (pág 150).

9. La modificación de la sombra
La agudeza visual de la mirada como la llama Pinkola nos capacita para “identificar las sombras negativas de la propia psique y/o los aspectos negativos de las personas y los acontecimientos del mundo exterior y para reaccionar ante ellos” (pág. 151) La calavera que carga Vasalisa representa la llama de la sabiduría que posee unos sentidos despiertos. Esta sabiduría es la que nos guiará a la hora de elegir con prudencia: amigos y amantes también nos ayudará a distinguir “las cosas que nos atraen de las que realmente necesita nuestra alma” (pág 156)

Y después de describir estas tareas que son fundamentales para la recuperación de nuestra intuición, Pinkola termina presentándonos una consecuencia que nos puede servir también de a nosotras mismas de “medidor” que nos puede permitir saber cómo estamos en este proceso de recuperación: “Una de las consecuencias del uso de la intuición y de la naturaleza instintiva consiste en la aparición de una infalible espontaneidad. Espontaneidad que no es sinónimo de imprudencia. (pág 160). Me fascinó este rasgo, me habló de libertad interior o de “tener el mundo bajo sus pies” como diría Sta Teresa. Este es un rasgo propio de una mujer despierta y experimentada a quien “nada le sorprende porque lo ha visto todo”! (pág 160)

sábado, 24 de enero de 2009

Mujer en relación con su PODER FEMENINO


"Utilizamos todos nuestros sentidos para extraer la verdad de las cosas, para exprimir el alimento de nuestras ideas, para ver lo que es necesario ver, saber lo que es necesario saber, ser guardianas de nuestros propios fuegos creadores y adquirir un íntimo conocimiento de los ciclos de la Vida/Muerte/vida" (Pinkola Estés)

¿Cómo llegar a ser esa MUJER NUEVA? El cuento de "Vasalisa la Sabia" perfila el itinerario de una mujer iniciada, despierta y conectada con su alma-centro. En otras palabras, una mujer en relación con sus propios poderes. Desde esta clave, deseo comentar parcialmente algunos aspectos sin pretender agotarlos, cosa que me parece imposible dada la profundidad y extensión con que la autora los presenta. Pero entre todas podemos comentar diferentes aspectos y ayudarnos a enriquecer la lectura.

Según la autora, el camino de iniciación femenina comienza con la decisión de cuidar de nosotras mismas, de abandonar aquellos principios que resultan anacrónicos y de fijarnos objetivos por los cuales estemos dispuestas a correr riesgos. Es algo así como un proceso de autorreparentalización en el cual cambiamos de madre o nos convertimos en una para nosotras mismas: "Para que podamos proseguir nuestro desarrollo, debemos cambiar la solícita madre interior por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente".

En este proceso debemos "experimentar directamente la oscuridad de la propia naturaleza... y permitir que crezca la tensión entre aquella que estamos aprendiendo a ser y la que somos realmente". En este sentido ¿quién no ha experimentado la tentación de ocultar, disimular o alejar de si, los aspectos de nuestro yo menos atractivos o rechazados por los grupos sociales a los que pertenecemos? La disyuntiva es clara, ser nosotras mismas en medio de la desaprobación y exclusión del grupo o buscar hacernos querer y acceder a las exigencias de las demás, haciéndonos incapaces de sentir y vivir nuestra propia condición. La autora afirma que es precisamente esta tensión síquica la que posibilita la conexión con nuestra alma-centro.

Me fascinó volver a confirmar que nuestro yo intuitivo es un DON MATRILINEAL. Es la madre de Vasalisa quien entrega a su hija la sabiduría intuitiva, heredada de mujer en mujer a lo largo de la historia, de tal manera que cuando nos relacionamos con nuestra intuición, lo hacemos con lo femenino, la madre y las demás mujeres: “Tenemos acceso inmediato a una profunda sabiduría que llega hasta los mismísimos huesos de las mujeres”. Por otro lado, constaté una vez más que somos sororas por esencia, amigas por naturaleza… ¿qué pasó en la historia de la humanidad y en nuestra propia historia, que nos hicieron enemigas y desconfiadas unas de otras? Hay un libro que me gustaría que leyeran si pueden y ojalá busquen poder hacerlo: “ADIOS BELLA DURMIENTE, Critica de los mitos femeninos” de Madonna Kolbenschlag, que profundiza magistralmente en este aspecto entre otros.

Vencer el miedo a este impresionante y amplio poder femenino, simbolizado en el rostro de la “bruja” es otra de las habilidades de la mujer naciente, NUEVA Y NOMADA. Esta dinámica implica entre otras cosas, aprender a lavar, eliminar desechos, barrer, ordenar, remendar, renovar, encender el fuego, guisar, alimentar, vigilar, cuidar, sanar… su propia sique instintiva. En otras palabras, implica alimentar la relación con esta faceta de la propia fuerza femenina, comprenderla y familiarizarse con su temible poder tanto en una misma como en las/os demás. En este momento una mujer “tras haber recibido el legado de las madres, avanza por la vida asentando con firmeza los pies en el suelo… (pues) ha fundido su poder y ahora ve el mundo y su propia vida a través de esta nueva luz”.

Finalmente, como se comporta una mujer así:

•Lleva la llama de la sabiduría y posee unos sentidos despiertos.
•Vigila y comprende las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores (propios y ajenos).
•Ve un buen corazón más allá de una mala acción, un dulce espíritu hundido por el odio o la traición y cobardía de quien se da por valiente, la envidia oculta en una cordial sonrisa…
•Discierne entre las distintas opciones: las dos contrarias, la intermedia y el análisis de posibilidad.
•Se relaciona con personas que se convierten en MADRES SALVAJES porque alimentan, guían, se alegran por las cualidades, cuidan el arte, hacen aflorar lo mejor que se lleva dentro y se entusiasman cuando hay ante el vinculo con la muñeca.

Nancy Olaya
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