lunes, 3 de noviembre de 2008

Discipulado de iguales como alternativa al sistema patriarcal


Las que nos hemos lanzado a leer el libro de Elisabeth Schüssler Fiorenza y hemos permanecido en esta tarea, sabemos por experiencia que no resulta nada sencilla ni placentera. Sin embargo, hay una parte de nosotras que siente recompensado el esfuerzo de continuar y persistir, a pesar de las tentaciones para abandonar.

Una cosa es leerla y comprender muchas de sus ideas, y otra es escribir sobre ellas. Trataré de compartirles imágenes que me resultaron muy iluminadoras y me causaron una inmensa alegría. Voy a tratar por separado cada una de esas ideas e imágenes descubiertas y/o resignificadas. Lo que haré es glosar a la autora con la expresa intención de organizar mi pensamiento.

- Una de las imágenes que se instalarón en mi, es la de las mujeres judías y griegas (aquellas que se unieron al movimiento de Jesús) COMO PRECURSORAS de los movimientos cristianos de mujeres. Me siento agradecida, hermana y heredera de su experiencia. Así mismo, descubrí con mayor profundidad el JESÚS FEMINISTA, quién desarrolló su visión al lado de mujeres y contestó el patriarcado judío.

- De acuerdo con lo anterior, esta lectura modificó la imagen que tenía de la situación de la mujer en la época de Jesús. Uno de las fuentes que nos presenta Schüssler Fiorenza para este propósito es el LIBRO DE JUDITH. Escrito en el siglo I a.C. inspiró movimientos proféticos, recogió el tema de la Sabiduría y rescató la imagen de Dios como "Dios de los humildes, defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados" (9, 11). Por otro lado, revela datos sobre la vida de ciertos grupos de mujeres. Mujeres viudas, herederas de abundantes recursos. Tienen libertad para rechazar un nuevo matrimonio y consagrarse a la oración, la ascesis y la celebración del Sabbath. Con autoridad moral para ofrecer consejos a los ancianos de la ciudad. Mujeres que como Judith destacan por su sabiduría, valor, fe y dedicación a la liberación de su pueblo. En este escrito la perspectiva femenina se hace evidente: la sabiduría triunfa sobre la fuerza bruta, la perseverancia, la fidelidad y el coraje sobre la tímida resignación de los hombres.

- Confirmé la imagen del Reino de Dios como COMIDA COMUNITARIA Y FESTIVA. No es la comida cultual de los fariseos lo que está en el centro del movimiento de Jesús, sino la mesa comunitaria que no excluye a nadie; todos y todas son invitados: mujeres, hombres, niños, pobres, pecadores, impuros, prostitutas, etc. No quiere decir que rechace totalmente la validez del Templo y la Torá sino que propone una interpretación alternativa: coloca en el centro al pueblo como lugar del poder y de la presencia de Dios creador y liberador. Por eso el culto no debe ponerse por encima de la praxis liberadora. En este sentido, los pobres, enfermos, pecadores, impuros y mujeres experimentan el ilimitado poder liberador de la basileia de Dios.

- Uno de los grandes aprendizajes consistió en pensar a Dios como SOPHIA: Dios de bondad misericordiosa, que acoge a cada una de sus hijas e hijos y es reconocido por ellas y ellos (Lc 7, 35). Jesús bebió de esta teología sapiencial que desde el siglo III a.C. celebraba la bondad misericordiosa de Dios, su poder creador, su elección de Israel y su misteriosa presencia en la Gestalt femenina de la Sofía Divina. Esta teología no desarrollo temor a la Diosa como el profetismo clásico, sino que utilizó elementos de este lenguaje para hablar de la bondad misericordiosa del Dios de Israel. La llama hermana, esposa, madre, amada y maestra. Es Ella quien guía en el camino, quien predica en Israel, quien busca a las gentes, las encuentra y les invita a CENAR. Estas y otras acciones son atribuidas a Jesús, por eso se le presenta como el mensajero de la Sofía y más tarde como la misma Sophia (Mt 11, 28-30; 12, 32; Lc 12, 10; 11 49; 13, 34).

- Por otro lado adquirí otra clave de lectura para comprender y profundizar sobre el movimiento de Jesús y el carácter incluyente de la comida comunitaria. Entendí que el obrar de Jesús se circunscribe en la tradición de Dios-Sofía, lo que hizo posible que su movimiento se convirtiera en un "DISCIPULADO DE IGUALES". Los publicanos, pecadores, mujeres, niños, pescadores, amas de casa y todos aquellos que a causa de las circunstancias de la vida y de las injusticias sociales fueron los marginados y los últimos en la sociedad israelita, ahora se reunían, compartían su trozo de pan y escuchaban en comunidad el Evangelio.

- Con alegría y orgullo descubrí que las MUJERES PAGANAS fueron las primeras entre los no judíos que se convirtieron en miembros del movimiento de Jesús (Mc 7, 24-30). Con certeza y apoyadas en diferentes estratos de la tradición evangélica se puede deducir que las mujeres tuvieron un papel determinante en la extensión del movimiento de Jesús a los no israelitas (Jn 4, 1-42; Ga 2, 15b). Ellas que experimentaron la bondad y la misericordia del Dios de Jesús fueron las primeras en extender el movimiento de Jesús no sólo en Galilea sino en territorios paganos.

- Lo anterior me capacita para afirmar con mayor claridad y pertinencia el PAPEL DE LAS MUJERES EN LA CONTINUIDAD Y EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO CRISTIANO. Estas discípulas no huyeron después del arresto de Jesús, sino que permanecieron en Jerusalén durante su ejecución y su entierro (Mc 16,1-6.8a). Apoyadas en su experiencia del resucitado, llegaron a la convicción de que Dios estaba de lado de Jesús y pudieron continuar su movimiento. Probablemente intentaron reunir a los discípulos dispersos y a los amigos de Jesús que vivían en Jerusalén y en sus alrededores: María, Martha de Betania, La mujer que ungiera a Jesús, la madre de Juan Marcos, María la madre de Jesús y a discípulos como Lázaro, Nicodemo, el discípulo amado. Algunas de ellas regresaron a Galilea su tierra natal y entre sus amigos y seguidores continuaron la corriente iniciado por Jesús. María Magdalena fue la más destacada entre los discípulos galileos.

- Schüssler Fiorenza señala varios textos bíblicos que contestan claramente la estructura patriarcal. Sinceramente algunos de ellos no los interpretaba de esa manera. Sólo voy a citar algunos de una manera muy sucinta. Jesús criticó seriamente la forma como se planteaban las relaciones en el MATRIMONIO PATRIARCAL. En Mc 10, 2-12 dice Jesús que Dios no proyectó esa clase de relaciones desiguales. Según Dios, el hombre y la mujer deben disfrutar de una relación social común e igualitaria. En Mc 12, 18-27 Jesús reprocha nuevamente las estructuras patriarcales y dice que en el mundo de Dios las mujeres y los hombres no establecen relaciones de dominación y dependencia, sino de personas iguales que viven en la presencia del Dios vivo. Precisamente Mc 10, 29b se habla de un discipulado que se vive al margen de ese ordenamiento e inclusive que produce conflicto en su interior (Mt 10,34-36 y Lc 12, 51-53). Por otro lado hay una serie de citas que señalan la vocación de discípula de la mujer (Lc 11, 27) por encima de la vocación a la maternidad.

- Hay más aún, el movimiento de Jesús llega a contraponer el tipo de relaciones de la familia patriarcal con el de la comunidad de los discípulos y discípulas de iguales (Mc 3, 31-35; Lc 11, 28; Mc 10, 30). En estos textos se omite de manera muy significativa los padres, mientras que las mujeres (madres y hermanas) son incluidas claramente entre los seguidores. Por otro lado, aquellos que hacen la voluntad de Dios conforman una NUEVA FAMILIA que no excluye a los "padres/amos" en su círculo pero que les da una posición diferente y les exige una relacionalidad igualitaria. El "niño/esclavo" que ocupa el lugar más bajo en la estructura patriarcal se convierte en el paradigma del verdadero discípulo/a (Mc 10, 15; Mt 23, 8-11). En esta nueva familia se rechaza toda exigencia de poder y dominio sobre los demás. Y por último cabe decir, que las nuevas relaciones de la comunidad de discípulos/as de iguales rechaza a los maestros y a los padres pues sólo uno es el Maestro y el Padre (Mc 10, 29-30; 11, 25; Lc 11,2-4; 12, 30).

- Tengo que reconocer que el trabajo de la autora cambió una de mis opiniones sobre algunos de los ESCRITOS PAULINOS. Schüssler Fiorenza descubrió que aún en las esporádicas referencias que tiene en sus escritos, se puede advertir un vigoroso liderazgo femenino. Por meritos propios, las mujeres judías y paganas se pusieron al servicio del Evangelio. Además de estar comprometidas en la actividad misionera, lo estaban en las responsabilidades de la Iglesia antes e independientemente de Pablo. No es el caso describir aquí los resultados de la investigación que llevó a la autora a demostrar científicamente sus ideas. Les recomiendo leer las paginas referentes a esta parte (205 a 225). Personalmente me surgió la necesidad de conocer mis antecesoras: su nombre, el contexto en el que se desenvolvieron, sus experiencias, sus aportes a las iglesias, etc. Mujeres como María la madre de Juan Marcos, Helena la reina de Adiabene, Tabita de Jaffa, Lidia, Pisidia, Damaris, Priscila, Drusila, Berenice, Prisca, Febe, Junia, Apphia, Trifena, Trifosa, Pérside, Evodia, Síntique, Tecla, Apfia, Ninfas, entre otras muchas, son PUNTAS DEL ICEBERG en el que las mujeres más importantes del movimiento misionero salen a la superficie, no como excepciones de la regla sino como representantes de las mujeres cristianas que han sobrevivido a las redacciones androcéntricas y al silencio histórico.

- Y finalmente, quiero compartirles otra imagen que tiene que ver con la teología de Pablo. Aquí también me sorprendí diciéndole "mereces otro punto a favor, mi Pablo". El apóstol luchó por la igualdad de los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad. Si el rito de iniciación cristiana fue el bautismo y no la circuncisión, LAS MUJERES Y LOS PAGANOS PODÍAN CONVERTIRSE EN MIEMBROS PLENOS DEL PUEBLO DE DIOS, con los mismos derechos y deberes que los hombres israelitas en cuanto a su posición y función socio-eclesial. Mientras que en el judaísmo el discípulo más fervoroso nunca podía alcanzar la posición del israelita varón, en el movimiento cristiano las herencias raciales, sexuales, de género y culturales no determinaban esta posición. Esto es exactamente el contenido del texto: "Los que os habéis bautizado en Cristo, os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni macho ni hembra, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 27-28). Pablo no niega las diferencias sexuales biológicas sino que afirma que las relaciones patriarcales y las relaciones sexuales no son ya un el elemento constitutivo de la Nueva Comunidad de Cristo.

NANCY OLAYA
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2 comentarios:

MJ Rosillo dijo...

Me ha entusiasmado tu nuevo texto, nancy, en el que haces una mención muy clara y detallada de la importancia de las mujeres que se deja ver en la obra de Fiorenza. Estas mujeres paganas, las primeras en convertirse, las que tienen un papel determinante en la extensión del Evangelio...son parte de nuestra historia. El libro de Judith, es todo un manual de introduccion para las aprendices de teólogas que pueden buscar en las Escrituras Cristianas, nuevos referentes. Me ha gustado mucho. Gracias por compartirlo. Mj Rosillo

Panambi dijo...

Nancy:

Reconozco que el pleanteamiento de tu escrito apunta más bien a potenciar los elementos positivos que aparecen en el texto. Tú has sido capaz de rescatarlos y nombrarlos como un modo de hacerlos tuyos. Tu enfoque me ha parecido muy oportuno, entusiasmante y enriquecedor. Es una perspectiva que no apunta necesariamente a deconstruir, sino a construir con esperanza. Lo comparto, y me ayuda. Es una perspectiva que complementa mi escrito, más bien tendiente a deconstruir.