sábado, 29 de noviembre de 2008

CAPÍTULO 3. EL RASTREO DE LOS HECHOS: LA RECUPERACIÓN DE LA INTUICIÓN COMO INICIACIÓN

La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia (Teresa del Pilar)
Como veremos en el cuento, un carácter necesario que toda mujer ha de poseer es la pasión. Pasión en las palabras, en las ideas... Ustedes me dirán si me estoy extralimitando en ellas...

“Vasalisa la sabia” es un cuento ruso que narra las pruebas que la niña Vasalisa tiene que llevar acabo, en el encuentro con la bruja, “Baba Yagá”, para alcanzar un nivel de desarrollo superior desde lo femenino. He aquí un extracto de las ideas básicas.

Antes de morir, la madre de Vasalisa, junto con su bendición, le regala a la niña una muñeca, a fin de que recurra a ella si alguna vez se extravía o necesita ayuda. Las indicaciones eran que debía guardarla, no hablarle a nadie de ella y darle de comer. Con el tiempo, el padre se casó con una viuda que tenía dos hijas, las que - a espaldas del padre - atormentaban a la niña que, servicial, jamás se quejaba. La odiaban porque poseía una dulzura exquisita y además era muy bella. Con engaños, estas mujeres la mandan al bosque, a casa de la bruja Baba Yagá, para conseguir el fuego que ellas habían extinguido en el hogar. Durante el trayecto, la muñeca es su compañía y la guía hasta encontrar la casa y a la bruja. Esta le exige que, antes de darle el fuego, trabaje para ella. De no hacerlo, morirá comida por “Baba Yagá”. El primer día Vasalisa debe alimentar a la bruja, lavar su ropa, barrer el patio, limpiar la casa, separar el maíz añublado del bueno y cuidar que todo esté en orden. El segundo día debe separar las semillas de adormidera del montón de tierra con el que se hallan mezcladas. Logra terminar ambas tareas, con ayuda de la muñeca. Después de hacer a la bruja algunas preguntas, y callarse otras por sugerencia de la muñeca, Vasalisa puede volver a su casa. “Baba Yagá” le entrega el fuego dentro de una calavera ensartada en un palo, y la niña - resistiendo el temor y el deseo de arrojar aquello lejos de sí - vuelve a su casa. Vasalisa entra triunfal, mientras la calavera abrasa en su fuego a la madrastra y a sus hijas.

Ahora bien, la temática general de dicho cuento “gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición transmitida de madre a hija y de una generación a la siguiente. El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.” (Pág. 70)

En este sentido, la autora nos ofrece unas claves hermenéuticas que nos ayudarán a situar adecuadamente lo que nos quiere expresar. Atendamos a sus propias palabras. “Para comprender el sentido de este cuento, tenemos que saber que todos sus componentes representan características de la psique de una sola mujer. Por consiguiente, todos los aspectos del relato corresponden a una psique individual y describen el proceso de iniciación al que se está sometiendo. La iniciación se lleva a cabo cumpliendo unas tareas determinadas. En este cuento, la psique tiene que llevar a cabo nueve tareas. Dichas tareas se centran en el aprendizaje de algo relacionado con la manera de actuar de la Vieja Madre Salvaje.” (Pág. 70)

“Por medio del cumplimiento de estas tareas, la intuición de una mujer - este sabio ser que acompaña a las mujeres dondequiera que vayan, examinando todas las cosas de su vida y comentando la verdad de todas ellas con infalible precisión - se vuelve a encajar en la psique de la mujer. El objetivo es una afectuosa y confiada relación con este ser al que hemos dado en llamar ‘la que sabe’, la esencia del arquetipo de la Mujer Salvaje.” (Pág. 70)

De ahí que, a continuación iré comentando brevemente, y tratando de vincular a ciertas situaciones vitales, las nueve tareas que deberían ser llevadas adelante por la mujer en su camino de individuación como tareas de la iniciación.

1. Dejar morir a la madre ‘demasiado buena’, y alejarse del hogar parental, para poder así entrar en un proceso de fortalecimiento que le permitirá hacerse cargo de su vida, responsabilizarse de sus decisiones y “cargar” con las consecuencias. Lograr un encuentro profundo consigo misma, con su intuición y con lo que ésta le va indicando a cada paso. “En el cuento el proceso de iniciación empieza cuando la buena y querida madre se muere.” (Pág. 70) Dejar morir a la buena madre significa dejar aflorar las facultades intuitivas, entrenase en su uso adecuado y oportuno, escuchar sus llamadas y correr los riesgos que hagan falta de cara a la consolidación de una mujer fuerte y autodeterminada.

“La iniciación de Vasalisa empieza cuando ésta aprende a dejar morir lo que tiene que morir. Eso significa dejar morir los valores y las actitudes de la psique que ya no le son útiles. Hay que examinar con especial detenimiento aquellos férreos principios que hacen la vida demasiado cómoda, que protegen en exceso, que hacen que las mujeres caminen como si se escabulleran de algo en lugar de pisar con paso firme.” (Pág. 71)

“Por consiguiente, es justo que, para que podamos proseguir nuestro desarrollo, cambiemos la solícita madre interior que nos era beneficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente.” (Pág. 72)

Sin embargo, “la detención del proceso de iniciación de una mujer puede producirse por distintas razones, por ejemplo, cuando ha habido demasiadas penalidades psicológicas en los comienzos de la propia vida, sobre todo si no ha habido una madre ‘suficientemente buena’ en los primeros años.” (Pág. 71). Y aunque esto pueda ser así, nuestra autora sostiene que cuando ha habido un trabajo sostenido y metódico por sanar la historia de vida, es posible recuperar el pozo de la intuición femenina instintiva.


2. Dejar al descubierto la sombra: en el cuento, la madrastra y sus hijas representan los aspectos subdesarrollados pero provocadoramente crueles de la psique; son aspectos excluyentes, envidiosos y explotadores del yo, frente a los que ser demasiado sumisa no sirve para crecer, como tampoco sirve el negarlos. Se trata de los elementos de la sombra, es decir, de unos aspectos de la personalidad que se consideran negativos, indeseables o inútiles - con respecto a los valores codificados de la conciencia - y que por esta razón se relegan a las tinieblas, pero con el riesgo de paralizar el desarrollo de su personalidad. (Cf. Págs. 74-75) Sin embargo, dicha sombra también puede ser utilizada en beneficio propio.

“Aunque una mujer piense que el hecho de ser ella misma le granjeará la hostilidad de los demás, esta tensión psíquica es precisamente lo que necesita para poder desarrollar el alma y hacer un cambio” (Pág. 75) Aprender a decir NO con acertividad, a una cultura (Iglesia) estereotipadamente androcéntrica, es signo de sabiduría, pues pone al descubierto la sombra colectiva patriarcalista. Dicha sombra debe ser reconocida y desenmascarada, de lo contrario, las mujeres seguiremos siendo simples reproductoras de unas expectativas patriarcales que anulan nuestra identidad más profunda, nuestros sentimientos, nuestro ser, nuestro pensar, nuestros sueños… Y mientras continuemos siendo la criada de todo el mundo, tratado de complacer las fantasías de los demás, en desmedro de nuestras llamadas intrínsecas, no podremos desarrollarnos como mujeres plenas. En definitiva, el fuego de nuestra personalidad poco a poco se irá apagando” (Cf. Pág. 76).

3. Navegar a oscuras: en esta parte del cuento, el legado de la madre muerta - la muñeca - guía a Vasalisa a través de la oscuridad hasta la casa de Baba Yagá. Entrar en el bosque, en lo profundo del inconsciente para iniciarse, experimentando el numen de la propia capacidad intuitiva, por la que aprenderá a confiar en sí misma. “Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos.” (Cf. Pág. 76) Esta tarea requiere alimentar frecuentemente dicha capacidad intuitiva, escuchándola, prestándole atención, siguiendo efectivamente sus consejos. “La intuición percibe el camino que hay que seguir para poder sacar el mayor provecho posible de una situación. Tiene instinto de conservación, capta los motivos y la intención subyacente y opta por aquello que causará la menor fragmentación posible en la psique.” (Pág. 78)

4. Enfrentarse a la bruja salvaje: Vasalisa se enfrenta cara a cara con la Bruja Salvaje, con la fuerza vital, creadora y atemorizante, pero, a la vez, gozosa y rebosante divinidad materna, que se halla en la psique arquetípica. “Vasalisa se enfrenta a Baba Yagá sin servilismo, jactancia o bravuconería y tampoco huye o se esconde. Se presenta honradamente tal como es. Muchas mujeres se están recuperando de sus complejos de ‘amabilidad desmesurada’, en los que, cualesquiera que fueran sus sentimientos y quienquiera que las atacara, ellas reaccionaban con una dulzura rayana en la adulación.” (Pág. 80)

“Tenemos que adentrarnos en el bosque, ir en busca de la temible mujer para evitar que algún día, bajando por la calle, se abra una tapa de alcantarilla y algo inconsciente nos agarre y nos sacuda como un trapo, alegremente o no, más bien no, aunque siempre con buena intención.” (Pág. 80). Realizar esta acción podría llevarnos a evitar muchas sorpresas, no siempre agradables, en la vida. Tal es el caso, por ejemplo, de situaciones que afloran inesperadamente en la persona y que, aparentemente, no están en sintonía con la opción fundamental o la orientación de vida que se ha venido desarrollando. Me pregunto si la falta de encuentro oportuno con esta mujer temible no sería tal vez una explicación secreta de ciertos giros antagónicos, desconcertantes e inesperados que se dan a cierta altura de la vida - pero que no siempre se merecen un juicio ético.

Como quiera que sea, incorporar a nuestras vidas algunos de los valores de la bruja significa aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro. Esto es, dejar que muera un poco más la frágil niña demasiado dulce. Si se logra permanecer en su presencia, una parte de su poder le será traspasado a la mujer. “Ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa afrontar la propia numinosidad sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje cada una a su manera. Significa poder aprender, poder resistir lo que sabemos. Significa resistir y vivir.” (Pág. 82).

5. Servir a lo irracional: quedarse con la bruja, aclimatarse a los grandes poderes salvajes no conscientes de la psique femenina con el fin de comprender su poder (el propio poder). “Los ciclos femeninos según las tareas de Vasalisa son los siguientes: Purificar los propios pensamientos y renovar regularmente los propios valores. Eliminar las trivialidades que ocupan la psique, barrer el propio yo, limpiar con regularidad los propios pensamientos y estados emocionales. Encender un fuego duradero debajo de la vida creativa y guisar sistemáticamente ideas significa sobre todo guisar con originalidad mucha vida sin precedentes para poder alimentar la relación entre la mujer y su naturaleza salvaje.” (Pág. 85)

Cuando alguien desea guisar para Baba Yagá tiene que encender el fuego.”Una mujer tiene que estar dispuesta a arder al rojo vivo, a arder con pasión, a arder con palabras, con ideas, con deseo de cualquier cosa que ella aprecie sinceramente. Esta pasión es la que, de hecho, permite guisar y lo que se guisa son las sólidas ideas originales de una mujer. Si alguien quiere guisar para la Yagá tiene que procurar que debajo de la propia vida creativa haya un buen fuego.” (Pág. 84) Me encanta esto, creo que es muy propio de toda mujer. Nuestros últimos documentos capitulares nos invitan a apasionarnos por esta humanidad sedienta de Dios. En una palabra, nos invitan a potenciar nuestro ser de mujer.

“En el desarrollo de las mujeres todas estas acciones ‘domésticas’, el guisar, el lavar, el barrer, cuantifican algo que rebasa los límites de lo ordinario. Todas estas metáforas ofrecen maneras de pensar, medir, alimentar, fortalecer, limpiar y ordenar la vida espiritual.” (Pág. 85). Limpiar el espacio psíquico es una condición para que la naturaleza salvaje se desarrolle mejor.

“La mujer sabia mantiene ordenado su ambiente psíquico. Y lo hace conservando la cabeza clara, conservando un espacio libre para su trabajo. Y esforzándose por llevar a feliz término sus ideas y proyectos.” (Pág. 84) Pinkola habla también de mantener claras y ordenadas las ideas insólitas, entre estas ideas se incluyen las que son poco habituales, las místicas, espirituales y extrañas. (Cf. 84). Aquí, sin duda alguna, tienen su cabida la experiencia mística de Santa Teresa de Jesús y nuestra experiencia de Dios. En este sentido, la Santa afirma sabiamente que una cosa tener la experiencia de Dios y otra cosa es saber comunicarla. Tener la capacidad de transmitir a otros implica una consciencia “ordenada” de lo que se lleva entre manos. Es hacerse cargo plenamente de lo que acontece en la vida de la persona.

6. Separar entre esto y aquello: en esta parte del cuento, Baba Yagá impone a Vasalisa dos tareas muy difíciles. Primero, aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible, aprender a establecer sutiles distinciones de juicio. Segundo, observar el poder del inconsciente y su funcionamiento, incluso cuando el ego no es consciente de ello. Aprender algo más acerca de la vida (el maíz) y la muerte (las semillas de adormidera). (Cf. Pág. 86)

“La clasificación a la que se refiere el cuento es la que se produce cuando nos enfrentamos con un dilema o una pregunta, pero casi nada nos ayuda a resolverlo. Sin embargo, si lo dejamos reposar y regresamos más tarde, es posible que nos encontremos con una buena respuesta allí donde antes no había nada.” (Pág. 86) En este sentido, el sueño, de manera simbólica, es una instancia donde muchas situaciones hallan solución.
La bruja no sólo le pide a Vasalisa que discierna esto de aquello para establecer la diferencia entre cosas parecidas - como el verdadero amor del falso amor, la vida nutricia de la vida inútil - sino que, además, le pide que diferencie una medicina de otra. Aprender a reconocer nuestros agentes curativos psíquicos significa ser conscientes de nuestros “lugares verdes”, de aquello que nos reconforta, nos alimenta y nos mantiene vivas, en contacto con nuestros sueños y apasionadas en la vida. “Tenemos capacidad para infundir energía y fortalecer la vida y también para apartarnos del camino de lo que se muere.” (Pág. 88)

7. Indagar los misterios: Una vez completadas con éxito sus tareas, Vasalisa le hace a la Yagá unas cuantas preguntas muy pertinentes. Preguntar y aprender acerca del proceso cíclico de Vida-Muerte-Vida, inquiriendo lo justo, pero no más allá de lo necesario para no quedar cautivadas en los misterios del profundo inconsciente. Indagando en exceso acerca del enigma del mundo subterráneo corremos el riesgo de quedar seducidas y atrapadas por ese mundo. “Hay cierta cantidad de cosas que todas debemos saber a cada edad y en cada fase de nuestra vida.” (Pág. 90)

Aquí la Yagá se refiere a otra serie de ciclos, los ciclos de la vida femenina. “A medida que los vive, la mujer va entendiendo cada vez más estos ritmos femeninos interiores, entre ellos, los de la creatividad y el alumbramiento de hijos psíquicos y quizá también humanos, los ritmos de la soledad, el juego, el descanso, la sexualidad y la caza. No hay que esforzarse, la comprensión vendrá por sí sola. Debemos aceptar que ciertas cosas no están a nuestro alcance, aunque influyen en nosotras y nos enriquezcan.” (Pág. 91) Ciertas cosas son asunto de Dios y no se pueden saber. (Cf. Pág. 91) No somos diosas, nuestra aprehensión de realidad tiene un límite, saberlo y reconocerlo es signo de madurez y sabiduría. Hay que dejarle a Dios ser Dios en nosotras. Él necesita su espacio para realizar “su” obra.

“Por consiguiente, cuando finalizan estas tareas, ‘el legado de madres salvajes’ es más profundo y la capacidad intuitiva emana tanto del lado humano como del lado espiritual de la psique. Ahora tenemos a la muñeca de maestra por un lado y a la Baba Yagá por el otro.” (Pág. 91)

8. Ponerse a gatas: es asumir la luz recibida desde la sabiduría ancestral (representada por la calavera, vestigio óseo de antiguas generaciones), y contemplar la propia vida bajo esta luz, que nos dice parte de un colectivo secular.

Cuando las mujeres asimilan que el terreno subterráneo de la psique pertenece a la Yagá y el terreno de la madre demasiado buena es el del mundo de arriba, “dejan de aceptar sin discusión todas las bobadas, todos los comentarios mordaces. Y todas las bromas e insinuaciones que les dirigen. Para distanciarse un poco de la dulce bendición de la madre demasiado buena, la mujer aprende poco a poco no simplemente a mirar sino a mirar con desprecio, a mirar fijamente y a tolerar cada vez menos las imbecilidades de los demás.” (Pág. 92)

En cambio, “la falta de intuición y de sensibilidad ante los ciclos femeninos o el hecho de no seguir los consejos de la propia sabiduría da lugar a unas decisiones desacertadas e incluso desastrosas. En general esta clase de sabiduría ‘yaguiana’ hace que las mujeres vayan avanzando poco a poco y casi siempre las orienta y les transmite imágenes claras de ‘lo que hay debajo o detrás’ de los motivos, ideas, acciones y palabras de los demás.” (Pág. 92) En otras palabras, se mira más allá de las máscaras, y se ve la realidad misma, tal cual es.

Cuando una mujer alcanza a esta etapa, ya ha conseguido abandonar la protección de la madre demasiado buena que lleva dentro y ha aprendido a esperar y afrontar las adversidades del mundo exterior con fortaleza y sin temor. “Es consciente de la sombra represora de su madrastra y sus hermanastras y del daño que éstas le quieren hacer.” (Pág. 93) Es capaz de comprender el temible poder de su propia conciencia y el de la conciencia de los demás.

9. Modificar la sombra: es apropiarse de la nueva luz que le permite ver las cosas con claridad, pero también descarnadamente, no evitar el dolor de saber ciertas cosas sobre sí, los demás o la naturaleza del mundo. Significa mirar los aspectos negativos de si misma a la luz de estos nuevos conocimientos.

“El hecho de poseer una buena intuición y un considerable poder obliga a trabajar. En primer lugar, en la vigilancia y la comprensión de las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores. En segundo lugar, obliga a hacer acopio de voluntad para poder actuar con respecto a lo que se ha visto, tanto si es para un bien como si es para recuperar el equilibrio o para dejar que algo viva o muera.” (Pág. 94)

No cabe duda de que muchas veces hay que hacer gran esfuerzo para sostener en alto la luz delante de nosotras, pues a través de ella vemos todas nuestras realidades y todas las realidades de los demás, las desfiguradas, las divinas y todos los estados intermedios. (Cf. Pág. 94) Cuando los informes de la intuición son dolorosos, y casi no se pueden resistir, son conocimientos que cuestan afrontar. Y es aquí donde surge la tentación de regresar a la ignorancia primera. Saber, ver, conocer, tener consciencia de las cosas, implica no sólo fortaleza y grandeza de ánimo, sino responsabilidad ética que precisa de una gran dosis de discreción y sabiduría para administrar adecuadamente los datos que se manejan. De este modo, se cumple la palabra de Jesús: “a quien mucho se le da mucho se le pedirá”.

Por otra parte, “gracias a esta luz afloran a la conciencia los milagros de la belleza profunda del mundo y de los seres humanos. Con esta penetrante luz podemos ver un buen corazón más allá de una mala acción, podemos descubrir un dulce espíritu hundido por el odio y podemos comprender muchas cosas en lugar de quedarnos perplejas. La luz puede distinguir las capas de la personalidad, las intenciones y los motivos de los demás. Puede distinguir la conciencia y la inconsciencia en el yo y en los demás. Es la varita mágica de la sabiduría. Es el espejo en el cual se perciben y se ven todas las cosas. Es la profunda naturaleza salvaje.” (Pág. 95)

“La esmerada elección de los amigos y amantes y también de los profesores es esencial para conservar la consciencia, la intuición y la ardiente luz que ve y sabe.” (Pág. 97) Esta capacidad de discernimiento para una elección adecuada es una de las cosas más difíciles de aprender, pues exige ánimo, fuerza de voluntad, sabiduría, sentimiento, y frecuentemente nos obliga a pedir con insistencia lo que vemos con tanta claridad

“Otra manera de fortalecer la conexión con la intuición consiste en no permitir que nadie reprima nuestras más intensas energías... es decir nuestras opiniones, nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros valores, nuestra moralidad y nuestros ideales.” (Pág. 98) Una mujer integrada y conducida por la luz de su intuición, actúa con naturalidad y positiva espontaneidad, pues conoce sus luces y sus sombras, se valora a sí misma y, por tanto, se hace valorar y respetar. No tiene que andar mendigando los espacios que en justicia le corresponden tanto en la sociedad como en la Iglesia.

Finalmente, modificar la sombra significa dejar morir las cosas. Lo que tiene que perecer, hemos de dejar que perezca con toda libertad y serenidad. Una relación que ya no tiene razón de ser, una emoción negativa que destruye, un sentimiento obstaculizante, una etapa que ya hemos superado, un ciclo vivido y evaluado adecuadamente, una herida que obstruye la corriente sanguínea de la pasión por la vida…

Hemos visto que, en las narraciones escogidas, toda la temática vinculada a las tareas y trabajos que debemos realizar las mujeres en nuestro camino de individuación no son fáciles, sino que requiere un compromiso procesual, activo, profundo, esforzado, muchas veces doloroso y no carente de riesgos. En una cultura pragmática y presentista como la nuestra, donde priman el hedonismo y la consecución rápida de los objetivos, tales enseñanzas tienen un valor imponderable al aplicarse al crecimiento de la conciencia personal y colectiva. Y más aun al crecimiento espiritual de hombres y mujeres.



1 comentario:

Nancy Olaya Monsalve dijo...

Querida Teresa, tu artículo es estupendo. Nos has regalado una inigualable síntesis del cuento en si. Pero sobre todo, una extracto de cada una de las unidades analíticas de la autora.

Contigo volví a resignificar esas tareas que nos propone Pinkola Estés:

- Convertirnos en MADRES de nosostras mismas.
- Encontrarnos con nuestra ALMA, descubriendo nuestra sombra.
- Bajar a lo profundo, acostumbrarnos a la oscuridad y comenzar a ver a través de ella.
- Cambiar el imaginario errado que tenemos del arquetipo de la BRUJA. Ella símbolizó y simboliza lo salvaje, irracional y poderoso de las mujeres.
- Encender el FUEGO, es decir, parir ideas originales y mantenerse en ellas, comunicarlas y ser fiel.
- Aprnder a DISCERNIR, separar, diferenciar...
- Entender nuestros RITMOS: de soledad, juego, descanso, sexualidad, caza, emociones, relaciones, cuerpo... etc, etc
- Dejar MORIR lo que tiene que morir...