miércoles, 23 de julio de 2008

EN MEMORIA DE ELLA

Hola a todas y a José. Me faltaba colgar mi comentario sobre el texto “EN MEMORIA DE ELLA” y no quiero dejar de hacerlo, aunque sé que no fui fiel a la fecha límite establecida, pero a veces las circunstancias no favorecen nuestras mejores intenciones y por eso hasta ahora puedo enviarlo.

Les confieso que el texto de Elisabeth Schussler Fiorenza, exigió de mi parte un gran esfuerzo por el lenguaje que utiliza. Al empezar sentí una fuerte motivación, pero luego, a medida que avanzaba, sentía desfallecer por la dificultad de comprensión que me representaba. No he recibido formación teológica y me costó bastante enfrentarme a algunas expresiones y temas, pero a su vez tuve el reto de seguir y tratar de entender algo. Quizá no son muchas las ideas que pueda expresar, pero algunas que puedo concluir son las siguientes:


La Biblia no está exenta de la necesidad de contextualizarla para su interpretación, para entender el porqué y el para qué de sus escritos. Como bien se dice en el libro, más que el texto, lo verdaderamente importante es el contexto y toda una realidad que acontece alrededor de los escritos.

Es evidente que la Biblia también es fruto de una cultura patriarcal y ha sido sellada desde su forma, interpretación y transmisión, por el lenguaje androcéntrico. Por tanto, es importante considerar la marcada diferencia entre “escritos” fruto de la acción de una persona (en este caso hombres que dejaron su sello patriarcal en la Biblia) y “Escritura” como contenido, como revelación de Dios que debe ser desentrañada por nosotros/as.

Me gustó mucho la idea de que “no se trata simplemente de devolver la historia bíblica a la mujer”, sino “reconocer la historia como fruto de la acción de la mujer”. Creo que es así como se garantiza una verdadera inclusión de la mujer en una realidad en la que, como agente activa, fue y sigue siendo contribuyente a la transformación y el desarrollo de toda una sociedad. Me encanta la invitación que se hace de mirar a la mujer no como parte de un sector marginado, oprimido, pobre y por ende acogido por Dios, sino desde su poder y su fuerza como lugar de revelación.

Ubicar a la mujer en la periferia y no en el centro de la vida y de la historia cristiana, es perpetuar su opresión y aplicar de alguna manera lo que el lenguaje androcéntrico inclusivo hace: destacarla sólo por su participación excepcional o problemática en un contexto específico y no por el valor que representa a nivel general.

Soy fruto de una formación en la que obviamente las Sagradas Escrituras tienen un lugar central; sin embargo, este texto genera en mí nuevas y mayores inquietudes, no porque la Biblia pierda valor, sino por la sed que despierta de adentrarme más en ella y leerla desde nuevas perspectivas. Hasta ahora evidencio la necesidad de separar forma de contenido y sé que para ello requiero de adecuados elementos, de una formación que me ayude a ir más allá de las tradicionales enseñanzas que recibí.


No es tarea fácil asumir una postura crítica frente a la Biblia aceptando que no todo en ella es verdad, especialmente para quienes poco nos hemos enfrentado a estudios de esta magnitud y que, generación tras generación, hemos escuchado la misma transmisión de mensajes que generalmente se quedan en lo literal de los escritos. Es por esto que una vez más confirmo la urgencia que tenemos de dar respuesta a uno de nuestros desafíos generales del CIT: “Continuar favoreciendo la formación conjunta de hermanas y laicos para fortalecer la misión compartida, desde: carisma, teología bíblica, pastoral…”. Estamos en deuda con nosotras mismas y muy especialmente con nuestras nuevas generaciones para que no tengan que hacer lo que a nosotros nos corresponde hoy: “Aprender a Desaprender”.

Bien lo dice nuestra Propuesta Educativa Teresiana:
Necesitamos DESPERTAR

“Abrir los ojos”
para ver (y entender) no sólo lo que las imágenes (los escritos) quieren vendernos, sabiendo que detrás no están los rostros de las personas, sino los intereses… (de otros).

“Abrir los oídos” para escuchar con atención relatos, historias… que nos hablan de distintos contextos culturales de otra historia. Así comprenderemos por qué pasa lo que pasa, por qué se piensa como se piensa…”

"Y lo haremos porque estamos ciertas/os
que esta experiencia transparenta el Amor y Verdad divinas
y son lo único que une, ilumina y calienta nuestro mundo”

(Mísitica de la Educación Teresiana, Educamos Educándonos, págs 92 a 94)

1 comentario:

Nancy Olaya Monsalve dijo...

Linamary, entre otras, me resuenan dos cosas. Señalas que no sólo hay que reconocer a la mujer en la Biblia, sino sobre todo, reconocer la historia de los inicios del cristianismo como acción de la mujer. también dices que en la lectura de la Biblia es muy importante analizar el contexto en el que se generó el texto. Ambas cosa me parecen súper importantes en las lecturas que hagamos de la Sagrada Escritura. Gracias por tu compartir.