lunes, 21 de julio de 2008

Restituir a la mujer su herencia histórica


"Luchamos a una por la libertad,
un mismo latido, canción del Espíritu.
Hermanas en el gozo, en el dolor,
antigua y fuerte es nuestra danza
"

Ultima estrofa de la canción RUAH de Ain Karen.

Hola todas y hola José. Quiero decirles que la lectura de Elisabeth Schüssler Fiorenza está desencadenando en mí un resituarme frente a la Biblia. Me acerco a ella, la leo, la reflexiono y la oro de manera diferente. Esta primera parte de su libro "EN MEMORIA DE ELLA" me está proporcionando claves de lectura, respuestas a preguntas que me he planteado desde mucho tiempo atrás y sobre todo, un referente para seguir en este proceso de construcción de mi propia identidad de mujer. A continuación les comparto algo de esto.

Schüssler Fiorenza plantea la necesidad de representar la historia del cristianismo primitivo como herencia de las mujeres y de la misma humanidad. Las luchas de ellas son las nuestras, y su forma de actuar puede recrear nuestra conducta. El canto de Ain Karen expresa la solidaridad que nos une y que por otro lado, nos impulsa a seguir danzando hasta liberar el poder emancipador de la comunidad cristiana que "no está teológicamente enraizada ni el diformismo sexual-espiritual ni en la dominación eclesial patriarcal, sino en una visión igualitaria y en unas relaciones sociales altruistas que no pueden ser referidas a las diferencias entre lo masculino y lo femenino".

Me quedó claro por ejemplo: (a) que la Biblia tiene impacto político en las iglesias, la sociedad y las instituciones; (b) que su lenguaje es androcéntrico y que "ellos" han dejado su rastro sobre la revelación bíblica; (c) que no todas las afirmaciones bíblicas tienen el mismo rango en cuanto a verdad y autoridad; (d) que la imaginería patriarcal y el lenguaje androcéntrico son la forma pero no el contenido del mensaje bíblico; (e) que los símbolos teológicos han perdido las imágenes y motivos femeninos, despojando a las mujeres del poder nombrar; (f) que hubo una interesada devaluación y supresión del culto a la "Diosa", eliminando la legitimidad del poder femenino como poder independiente, salvífico, sustentador y principio divino presente en nosotras; (g) que el lugar de la revelación no es el texto androcéntrico sino la vida y ministerio de Jesús y el movimiento de mujeres y hombres impulsado por él; (h) que la selección y transmisión androcéntricas de las tradiciones cristianas primitivas han forjado la marginación histórica de la mujer, pero no son un reflejo fiel de la realidad histórica en lo que atañe a su responsabilidad y participación en el movimiento cristiano; (i) y que en esta lucha, el liderazgo de las mujeres fue sometido, sin embargo, las corrientes igualitarias del cristianismo primitivo nunca fueron eliminadas...

Las anteriores afirmaciones cambiaron mi manera de orar la Biblia, de acercarme y hablar de ella. Para que no se asusten, debo decirles que la Sagrada Escritura no ha perdido su sentido sagrado y su posición en mi espiritualidad. Pero constato que se están modificando mis formas de interpretar y rezar con los símbolos, las metáforas divinas, los personajes sobre todo las mujeres. En fin... creo que la lectura de este libro traerá nuevas síntesis. Les envió un súper abrazo.

¡Ah!!! la imagen que coloqué es otra forma de iconografía divina que estoy usando en mi oración y mi catequesis.
NANCY OLAYA

4 comentarios:

Lina María Vásquez R. dijo...

Me gusta mucho la forma en la que expresas las ideas que concluyes del texto porque me ayudaron a ratificar algunas que pude extraer en mi lectura. Entre ellas, me gusta mucho la fuerza que le das a las imágenes y motivos femeninos (perdidas en los símbolos teológicos) y a la devaluación y supresión del culto a la “Diosa”. Si bien antes no había considerado siquiera esa posibilidad, imágenes como la que adjuntas a tu texto, entre otras que nos has compartido de manera más cercana, me despiertan una sensibilidad especial, aunque no puedo negar que por momentos me cuesta, seguramente por la misma formación patriarcal que recibí. De todos modos me encanta la lectura de un Dios femenino, de un Dios madre, de la “Diosa” capaz de creación, de la mujer que también Bíblicamente tiene responsabilidad y participación en el movimiento cristiano.

Nancy Olaya Monsalve dijo...

Linamary, lo que sientes frente a una iconografia alternativa a la tradicional es muy natural. Hoy es necesario ampliar el repertorio de imágenes, metáforas e iconos sobre Dios.

Muestra experiencia humana y religiosa de mujeres puede generar estos nuevos símbolos. Yo considero que las imágenes con las que pensamos a Dios juegan un papel bien importante. Fuimos creadas/os a su imagen, esto quiere decir que tanto los rasgos de la mujer como los del hombre pueden servir de metáfora del misterio divino.

Nuestro lenguaje sobre Dios se basa predominantemente en imágenes masculinas; con ello estamos transmitiendo un mensaje. Debemos aprender también a nombrar-LO desde nuestra la experiencia y así ayudar a transformar la fijación androcéntrica. Un abrazo.

Lina María Vásquez R. dijo...

Nany, es verdad lo que dices y me encanta este proyecto porque precisamente me ayuda a tomar conciencia de todos esos modelos mentales que por momentos me generan ciertos bloqueos. Necesitamos (“NECESITO”) ampliar el repertorio de imágenes, metáforas e iconos sobre Dios y siento que ahora que he empezado a descubrir toda esa posibilidad de imágenes de Dios – mujer, me ayuda bastante. ¿Sabes? Cuando pienso en toda la belleza que hay en una madre, en todo lo que es capaz de hacer por sus hijos/as, en todas las cualidades que llega a tener no sólo por ser mujer, sino por ser madre, ratifico la necesidad de ver y presentar a Dios desde la realidad de Dios mujer – madre. No contradigo su bondad de Dios Padre, pero me encanta poder reconocerle también desde toda la hermosura de una Diosa – madre.

Cuánta hondura hay en esa frase que tanto escuchamos “Fuimos creadas/os a su imagen”, y sin embargo nunca antes la había entendido desde eso que planteas que es precisamente por eso que tanto los rasgos de la mujer como los del hombre pueden servir de metáfora del misterio divino. Gracias por ayudarme a entender de un nuevo modo todo aquello que no en vano aprendí, pero que para muchas cosas se me quedó corto en esencia y profundidad.

Nancy Olaya Monsalve dijo...

Gracias a ti por tus comentarios. Un abrazo.